Estaba muy nerviosa, tanto que ni siquiera había dormido. Era la primera vez que iba al instituto. Pero cuando conocí todo aquello, no me pareció tan desconocido. Fui acostumbrándome a todo aquello, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, hasta que cada vez que iba a alguna zona de allí, no parecía raro. Había ido a todas las zonas menos al rincón en el que los mayores se quedaban todos los recreos.
Decidí investigar esa zona y averiguar “que se traían entre manos” los chicos de 4º curso. Cogí mi libreta de apuntes y un bolígrafo. Me fui acercando disimuladamente a aquel lugar con mis amigas, que me apoyaban.
Y lo vi todo. En ese extraño rincón, el rincón más escondido que quepa existir, había una puerta.
En uno de los días hice rabona, y, a la segunda hora, me dirigí a aquel lugar. Abrí la puerta y vi un estupendo lugar; parecía el cielo o el paraíso.
Tenía estupendos lagos y cataratas, hermosos y espléndidos árboles con flores y fruta.
Me introduje en el lugar y por el bosque vi a seres que solo existían en los libros de fantasía. Y en el cielo vi a unos pájaros extraños que ni siquiera estaban en los libros … ¡¡¡Eran libros!!! No me lo podía creer, los pájaros eran libros que actuaban como ellos.
Aquello me impactó cantidad.
Seguí andando y varios seres me saludaron como si me conocieran de toda la vida.
Y allí vi a unos cuantos de chicos de más o menos, la edad de mi hermano, quince años.
Estaban tumbados en un césped que había junto a una catarata que desembocaba en un lago en el que había, ninfas medio desnudas.
Normal que todos hicieran rabona.
EsoS chicos, al verme, se levantaron como asustados corriendo y se fueron, como si fuera un bicho.
LLamé a esas ninfas y éstas que se dieron la vuelta, se sumergieron bajo el agua y se convirtieron en sirenas.
Seguí andando y encontré a un centauro que embistió contra mí.
- ¿Por qué me atacas? – dije esquivando su ataque- ¿Acaso crees que te voy a hacer daño? ¿Me ves como un bicho raro o qué?
-¿Es que no te has visto? – me respondió en centauro- Tienes la pinta que suelen tener los monstruos malignos.
- ¿Que yo qué?
Fui a mirarme en el estanque de agua que había más cercano. Era verdad, mi rostro había cambiado por completo. Parecía un demonio.
Entonces dije:
- No, no puede ser, esto no puede haber ocurrido; ¡no, nooooooooooooooooo!
Me desperté exhausta, todo había sido un sueño, y que sueño. Aún no había comenzado el primer día de instituto.
Cuando llegué al instituto, me dí cuenta de una cosa … todo era igual que en el sueño: los chicos los rincones, las clases, el gimnasio, los profesores, todo …
CONTINUARÁ...
Rocío
Ocupaciones de jubilada
Hace 2 meses
7 comentarios:
Caray,qué sería de los institutos si tuviesen esa puerta mágica...
En el mío,ni en sueños había esas cosas,pero claro,las otras eran ciertas,sí:las clases,los rincones de los mayores, las zonas de recreo...
Muy tierno,Rocío.
Besos.
Espero la próxima entrega, excelente relato.
Cariños!
No sabía que los institutos fueran así. Si lo llego a saber me habría apuntado jejje
y mira que mi instituto no era asi ainssss que si no si que me habria gustado el rincon de los mayores
me hizo gracia el detalle de las ninfas y los chicos faltando a clase
un texto muy original
saludos
Qué lindo relato, me impactó.
Qué instituto, me sentí igual cuando comencé la escuela, espero que fuera del sueño no haya terminado así.
Besitos.
No te preocupes, amiga, no te preocupes, que no es nada raro... Son cosas que pasan en todos los institutos, lo que pasa es que solo la gente sensible repara en ello.
Son mundos paralelos, que están a nuestro lado y a los que podemos ir y venir cuando algo o alguien nos llama.
Pero nada de miedo... Tan pronto como te acostumbres a entrar y salir de ellos, veras que son bellisimos.
Me encantó la historia, y el tono de angustia que nos transmites al final.
Un abrazo, amiga
Si de verdad fueran así los institutos, ningún chico faltaría, pero dudo mucho que asistieran a clase.
Un bonito relato, amiga Rocío.
Besitos.
Pilar
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