"Juveniles amores, que duraron tan poco, sois el alba y la mañana de nuestro corazón, hechizad al niño que fuimos con un éxtasis único, y al caer de la tarde, cuando llega el dolor, consolad nuestras almas, deslumbradas aún, oh juveniles amores, que duraron tan poco".
Victor Hugo
En un cuaderno:
La primera vez que la vi, la miré con estos mis ojos que el sol ebrio de luz ni las miles de estrellas titilantes que engalanan el cielo no habían conseguido deslumbrar; mi corazón, que hacía un segundo antes era sólo una máquina de bombear sangre, habló con su propia voz, latiendo muy fuerte, la primera vez que la escuché.
Pero yo era un tipo igual que los demás, tal vez un poco más soñador que cualquiera, mientras ella era una chica transparente como un cristal: Hola, me llamo Ana, dijo, y me contó que iba en la preparatoria y que le gustaba el rock, Guns & Roses y algunos nombres más.
Su cabello lacio y negro bajaba hasta el cuello, vestía pantalones estrechos y una playera oscura. Detrás de su fachada de rebelde había una niña que a su vez encerraba un misterio que seducía mi espíritu.
Yo respondí con una timidez que no me era propia: Hola, me llamo Carlos.
En un cuaderno:
La primera vez que la besé, el tiempo se detuvo, la dicha se alargó y el mundo hostil, rueda descomunal que a su paso y sin miramientos nos aplasta, se transformó en un idílico refugio para nuestra juventud.
Frecuentemente asistimos al cine, al teatro y otros lugares, pero lo que más nos agradaba era estar solos y conversar. Nos tendíamos en la yerba, a través de las ramas de los árboles mirábamos las nubes siendo empujadas por la mano del viento:
-Me gustas –me confesó uno de aquellos días -, eres único, tú dices cosas que acarician el alma…
Escucha esto -una vez que viajábamos en autobús, complacida me mostró una canción que yo no había oído antes-: “Voy a perder la cabeza por tu amor, porque tú eres agua, porque yo soy fuego y no nos comprendemos, yo ya no sé si he perdido la razón, porque tú me arrastras, porque soy un juego de tus sentimientos…”
La música de Bunbury, nuestro cantante favorito, ondulaba por el aire y se entrelazaba dulcemente con el hálito de su voz. En aquel instante se me ocurrió lo inesperado, mejor dicho, ocurrió lo inesperado: la quería, la quería mucho, tanto que... Las palabras son insuficientes. Nos despedimos. Más tarde, acostado en mi cama, no cabía de gozo y gratitud; repasando el día que entre resplandores amarillos anunciaba su fin, se me vino a la mente un poema de Octavio Paz que trajo el sueño a mis párpados azules: amar es combatir, si dos se besan el mundo cambia, encarnan los deseos, el pensamiento encarna, brotan alas en las espaldas del esclavo, el mundo es real y tangible, el vino es vino, el pan vuelve a saber, el agua es agua… Y habría podido morir en paz, recitando la oración en silencio, pero me dormí.
Nosotros pensábamos saberlo todo, lo importante, al menos, y no estábamos equivocados, incluso tuvimos presente, en medio de un mar de alegría, que todo se acaba, que la Hermosa Vida, según la profecía de Jaime Sabines, la iríamos llorando –es el destino de los amorosos-, y hablando de profecías, ¿cómo olvidar el episodio de la extravagante gitana que, el último día que pasamos juntos, barajó sus cartas para decirle, meneando la cabeza, “sufrirás por amor”?
Presa de un sentimiento inenarrable, me miró, pero tras alejarnos con lentitud de la carpa, dándome las gracias, me abrazó. También yo sabía lo que quería significar, el adiós definitivo; ya lo dije, éramos dos chiquillos inexpertos que lo sabían todo.
Carlos (Hiletrados)
Ocupaciones de jubilada
Hace 2 meses
5 comentarios:
Has narrado magistralmente las experiencias del primer amor, aquel que nunca se olvida y que tanto puede marcarnos.
Un abrazo.
Carlos, es un precioso relato. Son inolvidables las sensaciones que llegan con el primer amor, así como la poesía, la música y los espacios en los que se viven esas primeras experiencias.
Encantada de leerte, amigo Carlos.
Un beso.
Pilar
Primer amor sello perdurable
bello relato
Carlos qué bonito relato donde florecen retazos poéticos para acompañar una primera vez emocionante,amorosa y tierna...
Me ha encantado saber de ese primer amor que quedó prendido en el recuerdo del alma.
Mi enhorabuena.
Besos.
El primer amor nunca se olvida, supongo
Saludos
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