Carpe diem, carpe diem, carpe… diem, aun resuenan esas palabras en mi mente, Es Keating en que susurra una y otra vez, -nos obligaron señor Keating, nos obligaron a firmar!- decia Todd Anderson con los ojos empañados en lágrimas y un sincero arrepentimiento…
Respiro hondo y recuerdo…
Mis ojos se posaron sobre el señor Keating, una media sonrisa apareció en su rostro, cuando el primero de los alumnos se puso de pie sobre su pupitre, -Oh capitán, mi capitán…, y uno tras otro, nos fuimos poniendo en pie… Por fin, éramos libres de una sociedad que los obligaba a tener unos valores:
“Tradición, Honor, Disciplina y Excelencia”.
En un momento, se rompieron esos falsos valores de un antiguo colegio Welton, para sucumbir al: “Travesura, Horror, Decadencia, Pereza”.
¿Crees que todo habría sido distinto si hubiéramos aprendido el valor de esas palabras antes?
En ese preciso momento, en el cual todos estábamos en pie, sobre nuestros pupitres, fuimos “capitanes de nuestra alma” como decía William Ernest Henley en INVICTUS uno de aquellos primeros poemas que leímos en la cueva india mientras “fabricábamos poesía”.
Todo paso muy rápido, el señor Keating nos dio las gracias y desapareció tras la puerta, nos miramos unos a otros subidos en aquellos pupitres, todos sonreíamos.
Aquella noche volvimos a la cueva inda en homenaje a Keating y a Neil, nos reunimos frente al fuego, nos dimos las manos, y comenzamos a reir.
Esa sería nuestra ultima visita a la cueva, esa seria la ultima reunión de “El club de los poetas muertos”
CAMINO
Respiro hondo y recuerdo…
Mis ojos se posaron sobre el señor Keating, una media sonrisa apareció en su rostro, cuando el primero de los alumnos se puso de pie sobre su pupitre, -Oh capitán, mi capitán…, y uno tras otro, nos fuimos poniendo en pie… Por fin, éramos libres de una sociedad que los obligaba a tener unos valores:
“Tradición, Honor, Disciplina y Excelencia”.
En un momento, se rompieron esos falsos valores de un antiguo colegio Welton, para sucumbir al: “Travesura, Horror, Decadencia, Pereza”.
¿Crees que todo habría sido distinto si hubiéramos aprendido el valor de esas palabras antes?
En ese preciso momento, en el cual todos estábamos en pie, sobre nuestros pupitres, fuimos “capitanes de nuestra alma” como decía William Ernest Henley en INVICTUS uno de aquellos primeros poemas que leímos en la cueva india mientras “fabricábamos poesía”.
Todo paso muy rápido, el señor Keating nos dio las gracias y desapareció tras la puerta, nos miramos unos a otros subidos en aquellos pupitres, todos sonreíamos.
Aquella noche volvimos a la cueva inda en homenaje a Keating y a Neil, nos reunimos frente al fuego, nos dimos las manos, y comenzamos a reir.
Esa sería nuestra ultima visita a la cueva, esa seria la ultima reunión de “El club de los poetas muertos”
CAMINO
10 comentarios:
Muy melancolico el relato.....y bello.Estando en el internado de monjas...una vez olvide una tarea.La monjadirectora, una inglesa, por cierto,me dijo: "Hilda NO hay que olvidarse!"
Entonces no entendi....me parecio tonto......fué años después que compredi. Un comprómiso no debe olvidarse....disciplina no dbe olvidarse.
Camino, aún me parece tener grabada en la retina esa fantástica película.
Triste, muy triste película también, pero llena de ideales, de sensibilidad, de camaradería...
Bonito relato.
Besos.
A mí también me gustó mucho esa película, igual que tu relato, que me la ha traído a la mente.
Un saludo.
gran pelicula.buen tema para tu relato
saludos
me encantó que utilizarás está idea para tu relato, te felicito
Feliciades, amiga,me encanto esta evocacion de esa pelicula tan evocadora a su vez.
Un abrazo
supongo que marco una etapa en mi vida, justo ese momento, en el que tienes que decidir que hacer:
lo que "esta bien" o lo "que es correcto".
Gracias por recordarme esa película tan llena de enseñanzas y tan triste.
Pero rescato los ideales, la idenficación de cada uno, nuestros propios valores y no los que nos imponen.
Me encantó muy bonito.
Beso!!
Triste, melancólica y llena de sensibilidad, pero una gran película!! muy bello relato.
besos.
Un poco triste, melancólico y algo nostálgico por "los años que han pasado desde la película", caray que viejo soy leche...jeje. Pero interesante relato. felicidades
Besix
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