Había una vez en un reino no muy lejano una joven ilusa que se había leído todos los cuentos de hadas y no una, sino mil veces. Todas sus amigas leían sobre chicos famosos y estrellas de cine, mientras ella soñaba en secreto con encontrar a su príncipe azul. Todas las princesas de sus cuentos tenían un príncipe apuesto y valiente, que en caso de peligro correría a salvarlas. Y yo me pregunto, como humilde narrador, ¿nunca hubo un príncipe gordo y vago que encontrase el amor?
Todas las mañanas nuestra joven se levantaba temprano, antes incluso de que cantase el gallo y hacía el desayuno a sus despiadadas hermanas, chicas golfas de un novio por fin de semana. Eso iba contra natura, pensaba ella, pero nunca lo hablaba, porque una princesa ante todo debe ser respetuosa y educada. Ya las observaría quemándose en el infierno, mientras ella disfrutaba de su parcela en el cielo abrazada al gallardo príncipe. Después de servido y terminado el desayuno, nuestra joven recogía su hogar, siempre limpio e impecable por lo que pudiera pasar. Una princesa debe tener su casa impoluta. Que se lo digan a Cenicienta. Una vez rematadas todas las labores directa al vestidor. Una casta falda hasta los pies y un jersey de cuello vuelto, que la piel es para el príncipe, no para el pueblo.Nada de pecado o su sueño se verá frustrado. Sus obscenas hermanas lucirán escueta vestimenta, de chica facilona para sí comenta. Seguramente acabaréis con el villano del cuento.
A la salida de la facultad, vuelta a su hogar, sin parada alguna, que en los bares y cafetas no hay príncipes, si no veletas, que un día te juran amor y al siguiente te la pegan con tu amiga. Eso si que no.
Hechos los deberes y estudiada la lección, el reloj marca las diez. A la cama, que las salidas nocturnas no son de chica decente, si no de bruja ardiente. Toca cepillarse la melena y hacerse las trenzas, no vaya a ocurrírsele al príncipe escalar por la fachada, que el ascensor no es de cuento de hadas. Ya en cama y rezadas sus oraciones sueña con él y se imagina, siempre de modo casto y puro, en una casa de valla blanca con siete niños y un perro, planchándole las calzas a su amor. Y yo me digo, como pretendes ilusa tener niños si no dejas a tu príncipe darte sus cariños. La divina concepción sólo la vivió la Virgen y sufrió un doloroso parto sin haber disfrutado al menos del encargo.
Y así pasan los días, las semanas... y él no llega. Nuestra princesa ya ronda los 35 y sigue con su precinto, esperando en su balcón a que Romeo suba a besarla. Que daño le han hecho los cuentos de hadas. Se niega a escuchar los consejos de malvadas emparejadas con villanos, chicas que le dicen que salga. Háyase visto tal barbaridad, el salir a buscar. Eso jamás. Mi príncipe llegará, sólo tengo que esperar. Y esperó y esperó… pero su apuesto amor nunca llegó.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡LOS CUENTOS DE HADAS NO EXISTEN¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
SEO
Todas las mañanas nuestra joven se levantaba temprano, antes incluso de que cantase el gallo y hacía el desayuno a sus despiadadas hermanas, chicas golfas de un novio por fin de semana. Eso iba contra natura, pensaba ella, pero nunca lo hablaba, porque una princesa ante todo debe ser respetuosa y educada. Ya las observaría quemándose en el infierno, mientras ella disfrutaba de su parcela en el cielo abrazada al gallardo príncipe. Después de servido y terminado el desayuno, nuestra joven recogía su hogar, siempre limpio e impecable por lo que pudiera pasar. Una princesa debe tener su casa impoluta. Que se lo digan a Cenicienta. Una vez rematadas todas las labores directa al vestidor. Una casta falda hasta los pies y un jersey de cuello vuelto, que la piel es para el príncipe, no para el pueblo.Nada de pecado o su sueño se verá frustrado. Sus obscenas hermanas lucirán escueta vestimenta, de chica facilona para sí comenta. Seguramente acabaréis con el villano del cuento.
A la salida de la facultad, vuelta a su hogar, sin parada alguna, que en los bares y cafetas no hay príncipes, si no veletas, que un día te juran amor y al siguiente te la pegan con tu amiga. Eso si que no.
Hechos los deberes y estudiada la lección, el reloj marca las diez. A la cama, que las salidas nocturnas no son de chica decente, si no de bruja ardiente. Toca cepillarse la melena y hacerse las trenzas, no vaya a ocurrírsele al príncipe escalar por la fachada, que el ascensor no es de cuento de hadas. Ya en cama y rezadas sus oraciones sueña con él y se imagina, siempre de modo casto y puro, en una casa de valla blanca con siete niños y un perro, planchándole las calzas a su amor. Y yo me digo, como pretendes ilusa tener niños si no dejas a tu príncipe darte sus cariños. La divina concepción sólo la vivió la Virgen y sufrió un doloroso parto sin haber disfrutado al menos del encargo.
Y así pasan los días, las semanas... y él no llega. Nuestra princesa ya ronda los 35 y sigue con su precinto, esperando en su balcón a que Romeo suba a besarla. Que daño le han hecho los cuentos de hadas. Se niega a escuchar los consejos de malvadas emparejadas con villanos, chicas que le dicen que salga. Háyase visto tal barbaridad, el salir a buscar. Eso jamás. Mi príncipe llegará, sólo tengo que esperar. Y esperó y esperó… pero su apuesto amor nunca llegó.
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11 comentarios:
esta es mi forma de criticar los cuentos de hadas, que les hacen mucho daño a las niñas,jejeje
preferí darle un toque de humor al relato.
y recordad, que promulgo más con las brujas ardientes, por ello mi blog es un ***AQUELARRE***
un beso a tod@s
EXCELENTE!!!!! Me fascinó tu cuento.
felicidades!!!!
Sandra
"Y el principe nunca llego... muy buen relato me gustó
cariños
María Rosa
Seo, cuánta verdad tiene tu cuento y tu comentario.
No creo en los cuentos de hadas y mucho menos en los príncipes azules que luego con el correr de los años se destiñen y nunca se sabe de qué color se verán.
Cariños..
Por esta vez nos quedamos sin perdices, que ya iba siendo hora.
Me encantó el cuento, más real que la vida misma, que esa sí que tiene cuento.
Un beso (de tu príncipe esperado...)
Dice el refrán que para encontrar el príncipe azul hay que besar a muchos sapos.
¡Que se anime!
Buen relato,
Un abrazo,
<:´0 si existen!
Seo, apoyo tu causa! Hay principes gordos, bajitos y con gafas lo que pasa es no superaron el casting para interpretar el cuento, cuestión de imagen dicen.
Tienes razon los cuentos de hadas enseñan que todos los finales son felices y eso no es asi la mayoria de las veces... muy original tu forma de enfocar este yo protagonista.. pero menos mal niña que a ti te van mas las villanas, que no te veo vestida de los pies a la cabeza sin mostrar piel a la espera de tu principe
Una forma muy original de deshacer ese engaño de los cuentos de final eternamente feliz, pues no siempre lo es.
Bueno y divertido,amiga.
Besos.
Me ha encantado...jejeje Siempre pienso en mi cuando el final no es feliz, cambiamos......principe de 42 por la muchacha de 35 y ya está jeje
Besix guapix
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