Queridísimo:
Desde que te vi por primera vez he recuperado la capacidad de soñar. Aferrada a esos sueños te escribo con la esperanza de lograr evadirme de esta realidad, sin el entorno de esa monotonía que me ha estado rondando estos últimos años...
¿Sabes todas las bellezas que podríamos vivir juntos si yo pudiera acercarme a ti y decirte que te amo?
¿Sabes qué maravilla sería el poder mirarnos con esa profunda intensidad que hace el tiempo se olvide?...
El tiempo... Cuando comenzaron las clases después del verano te vi, así nomás, fue solo una casualidad. Fue después de varias semanas que tu amado rostro despertó mi curiosidad, tenías una leve sonrisa en tus labios que ocupó mis pensamientos y que el tiempo nunca borrará.
Mi resignada quietud dejó de dormir y mi corazón asustado se fué revelando tratando de salir de esa prisión oscura hecha de superficiales convenciones... Si pudiera abrazarte! Si el tiempo permitiera que tu me descubras! Juntos pasearíamos por los bosques, por las orillas de los ríos, por las colinas onduladas. Reconoceríamos lo infinito en el cielo, en las estrellas, en el volar de las aves. Yo podría bailar descalza entre los árboles implorantes de luz y cuando nos amáramos la eternidad se infiltraría en nuestros cuerpos ya que tu eres la simiente, yo solo la tierra sedienta… pero el tiempo sin ninguna piedad sigue andando y me aleja de ti cada día más.
Por eso escribo todo lo que siento por ti, duende, lo que tu sola presencia ha causado en mi sin que hayamos cruzado una sola palabra, ni siquiera una mirada... No. No es tristeza lo que tengo. Escribir todo lo que mi imaginación loca se ha atrevido a insinuar, solo porque tú pasas todos los días por esta calle frente a mi balcón, me produce una alegría que había olvidado ¿sabes?
¡He vuelto a soñar! ¿Puedes imaginarte mi sorpresa? En silla de ruedas y con casi 80 años puedes comprender tu lo que significa que no solo los recuerdos te acompañan sino que los sueños no te han abandonado y te regalan la libertad de moverte en otro mundo? No.... ¡cómo podrías comprender! Eres muy joven todavía... casi un niño... Dios, ¡qué importa! Deja, sueño, que te siga amando…
Hilda Breer
Desde que te vi por primera vez he recuperado la capacidad de soñar. Aferrada a esos sueños te escribo con la esperanza de lograr evadirme de esta realidad, sin el entorno de esa monotonía que me ha estado rondando estos últimos años...
¿Sabes todas las bellezas que podríamos vivir juntos si yo pudiera acercarme a ti y decirte que te amo?
¿Sabes qué maravilla sería el poder mirarnos con esa profunda intensidad que hace el tiempo se olvide?...
El tiempo... Cuando comenzaron las clases después del verano te vi, así nomás, fue solo una casualidad. Fue después de varias semanas que tu amado rostro despertó mi curiosidad, tenías una leve sonrisa en tus labios que ocupó mis pensamientos y que el tiempo nunca borrará.
Mi resignada quietud dejó de dormir y mi corazón asustado se fué revelando tratando de salir de esa prisión oscura hecha de superficiales convenciones... Si pudiera abrazarte! Si el tiempo permitiera que tu me descubras! Juntos pasearíamos por los bosques, por las orillas de los ríos, por las colinas onduladas. Reconoceríamos lo infinito en el cielo, en las estrellas, en el volar de las aves. Yo podría bailar descalza entre los árboles implorantes de luz y cuando nos amáramos la eternidad se infiltraría en nuestros cuerpos ya que tu eres la simiente, yo solo la tierra sedienta… pero el tiempo sin ninguna piedad sigue andando y me aleja de ti cada día más.
Por eso escribo todo lo que siento por ti, duende, lo que tu sola presencia ha causado en mi sin que hayamos cruzado una sola palabra, ni siquiera una mirada... No. No es tristeza lo que tengo. Escribir todo lo que mi imaginación loca se ha atrevido a insinuar, solo porque tú pasas todos los días por esta calle frente a mi balcón, me produce una alegría que había olvidado ¿sabes?
¡He vuelto a soñar! ¿Puedes imaginarte mi sorpresa? En silla de ruedas y con casi 80 años puedes comprender tu lo que significa que no solo los recuerdos te acompañan sino que los sueños no te han abandonado y te regalan la libertad de moverte en otro mundo? No.... ¡cómo podrías comprender! Eres muy joven todavía... casi un niño... Dios, ¡qué importa! Deja, sueño, que te siga amando…
Hilda Breer
12 comentarios:
Muy bueno lo de ustedes .Un beso desde argentina
Ojalá un día pueda decirle en verdad lo que le quiere y que ese sueño se convierta en realidad..
besos
Esther....eso lo escribí hace como no se´unos años....ahora lo leo y me parece un cuento para niños......no soy escritora pero me gusta jugar con las palabras...sobre todo porque hace años que no uso el idioma. Estoy en alemania.......ya mirare su blog Saludos....
por razones personales tengo una gran experiencia con anormales, niños y mayores.....soy pedagoa pero en musica.......y el contacto con ellos me ha dado una inmensa riqueza espiritual mas aun de la que tenia........sigan adelante aunque no sea la misma experiencia
Hermosa fantasia!!!!
Fantaseando podemos alargar nuestras vidas!! que lindo es soñar.
María Rosa
Qué bonito y emotivo. Me ha encantado.
Besos
Bellisima historia de sueños y vidas.
Un abrazo, amiga
Hilda,qué precioso escrito...
Y es que para los sueños no existe el tiempo ni la edad...
Soñar es intemporal, gratificante, hermoso y sobre todo...libre...
Me ha encantado bella dama.
Muchos besos.
Para todos.......me encanta que pueda escribir alguito y guste....mi vida ha sido musica.....con todo les digo que este escrito tendría que revisarlo y redactarlo con los años mas de experincia que tengo......Esther:::.. ahora te entiendo......si supieras que ya se lo dije....en sueños....y esa entrega.....el dejarse llevar......te aleja de tantas barbaries que vemos a diario y nos paralizan.... besos. Hilda
Precioso. Los sueños son tan libres que ni el incansable tiempo puede con ellos.
Quizás sea lo único realmente libre que poseemos (¿o serán ellos los que nos poseen a nosotros?)
Un beso.
Hilda, qué bonito.
Soñar nos da esas alas que a veces el cuerpo nos niega...
Nunca de dejes de soñar y siempre podrás volar...
Gracias por este hermoso sueño.
Natacha.
Para soñar no hay límite de edad.
Besix
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