ESTAMOS PUBLICANDO AHORA LOS RELATOS DE: GÉNERO: "LIBRE"; TEMA: "EMPECEMOS JUNTOS".

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sábado, 17 de enero de 2009

"ALAS"...

Bajó del apabullante metro medio dormida aún. A pesar de la ducha refrescante sus ojos estaban perezosos, vagos, como si no quisiesen volver del mundo de Morfeo, donde el rey de las formas de los sueños, moldeaba la vida de quien se introducía en su reino sin condiciones.

Se apeó con la rutina como compañera fiel, dirigiendo sus pies hasta el puesto de periódicos situado en la estación. La iba invadiendo un extraño desasosiego al compás de sus pasos. Era como si la estuviesen observando. Lo notaba en su piel erizada, en el sentimiento acongojador que se le instalaba en el estómago por momentos.

Paró para sacar las monedas necesarias, dando los buenos días a la señora del kiosco. El rostro de la mujer reparó en el suyo descaradamente sonriéndole con picardía.

-Buenos días joven. Ya queda menos, ¿eh?

-¿Perdón?

-Nada, nada, no te apures, que a todo/as nos ha pasado…

No entendió nada de aquella absurda y breve conversación. Pagó y marchó en dirección a la boca del metro, mientras echaba un vistazo a la portada.

Quedó petrificada en el primer escalón de la escalera.

Allí en primera plana estaba ella. Su foto. Era ella, sin duda. Sus ropas, su cabello, sus ojos, todo. Pero algo le produjo un escalofrió… lloraba…

Se podían ver perfectamente las lágrimas relucientes cayéndole por el rostro apenado.

¿Por qué? ¿Qué le ocurría? ¿Qué hacía ella en las páginas de un periódico?

Sentía el cerebro abotargado en un cúmulo de interrogantes sin respuesta. Decidió leer el artículo que seguía la foto. En el, se comentaba que la chica de la foto había perdido sus alas, que la tristeza se le había apoderado y necesitaba urgentemente la ayuda y colaboración ciudadana. Urgía encontrárselas y devolvérselas, pues sin ellas no podría volar de nuevo. Eso la haría encontrarse imposibilitada para viajar si fronteras, sin ataduras. Con plena libertad de movimientos…

No daba crédito a lo que sus retinas absorbían. No podía creer que esto fuera real. Lo que sucedía, probablemente, no era más que una desastrosa pesadilla.

No se dio cuenta de que permanecía sentada en mitad de la escalera, donde podía molestar interrumpiendo el paso del resto de personas. Hizo ademán de levantarse, cuando una sombra la sobrevoló. Miró sobrecogida, quedándose aún más al ver no una, sino muchas sombras hechas físico volando por encima de su cabeza.

Las gentes volaban con alas preciosas bajo el techo de la estación, en dirección a la salida. Las había de todos los gustos y colores, de todos los tamaños y figuras.

Entonces lo supo: había perdido las suyas en el bosque de las flores azules. Fue a pasearse por aquel entorno que tanto le gustaba, para pasar de allí a las ruinas egipcias, a los restos de las míseras calles de la india, donde los niños jugaban sonrientes. Quiso hacer un recorrido rápido para tener tiempo de descansar en góndola, sobrevolar el océano y pararse en su playa favorita a ver el atardecer verdoso de isla esperanza.

Siempre volaba y volaba sin cortapisas, libre, ufana y feliz. Pero siempre recalaba en aquel bosque azulado donde las flores eran de unas bellas tonalidades azules. Los árboles turquesa, la hierba azul eléctrico. ¡Precioso!, pensó. Y deseó fervientemente extender esas alas que la llevaban a viajar por mundos fantásticos; enredados, reales o no, pero sin fronteras, sin rencores ni odios, sin malvados que hostigaran el entorno…

Alas, alas, alas

Fue como un instante mágico. Una sensación de poder absoluto, de placer ilimitado.

Ahí estaban sus alas extendiéndose en su espalda. Eran de un azul intenso en los extremos e iban degradándose hasta llegar a la conjunción de ellas y su cuerpo, llegando al blanco más impoluto en ese punto.

¡Habían aparecido! ¡Por fin!

Una voz profunda se escuchó en el andén:

-Sólo tenías que desearlas mucho. Sólo debías recordarlas. Sólo necesitabas despertar. Ahora ya puedes volar, y no vuelvas a olvidarlas nunca.

-No lo haré. No podría vivir sin ellas, sin mis viajes, mis mundos, mis gentes. Ellas, me hacen libre. ¿Por qué las olvidé?

- Muy sencillo: dejaste de soñar.

-¿Y cómo pude hacer eso?

- A veces la realidad se nos apodera y rompe los sueños, nos corta las alas, ¿has entendido cómo recuperarlas?

-Nunca volveré a olvidarlas, dijo emprendiendo el vuelo…

Marinel



12 comentarios:

Esther dijo...

Conforme iba leyendo pensaba,esta magia,esta dulzura me es conocida..No había mirado quien lo escribia,¡tenias que ser tu mi niña! Es encantador como todo lo que escribes..

besitos guapa.

alicia barajas dijo...

Marinel, me ha gustado mucho ver cómo la protagonista recupera sus alas con sólo desearlo. El diálogo con la señora del kiosco nos introduce en el misterio... un misterio muy bien resuelto. ¡me ha gustado mucho! Un abrazo

isis de la noche dijo...

a volar se ha dicho ;)

con solo desearlo ¿eh?

qué grandiosa verdad la que nos dejas ;)

que mis alas rodeen las tuyas, azules como el infinito, con un abrazo lleno de cariño ;)

Autores Reunidos dijo...

Marinel, qué bonito texto...
Si dejamos de soñar... se acabó. Estamos condenados muchos de los adultos a vivir ya sin alas.
Precioso, como todo lo que escribes, bella.
Un beso y mil gracias.
Natacha.

Irene dijo...

precioso el texto.
Ojala todos, con tan sólo desearlo, pudieramos recuperar aquello que queremos...

un beso!

Anónimo dijo...

querida marinel......tenía que ser tuyo.......y sabes que yo estoy continuamente montada en mi nibe....para no perder de vista a los ángeles.......que serßia de mi......Un abrazo

Pedro Estudillo dijo...

Querida Marinel, has vuelto a hacerlo, has vuelto a hacerme volar de nuevo con tus magníficos relatos de ensueño.
No volveré a olvidarme nunca más de mis alas, de las que tú me proporcionas.
Un beso.

Marinel dijo...

Muchas gracias por comentar,amig@s del alma.
Sois seres alados, no lo dudéis...
Besos para tod@s.

I. Robledo dijo...

Amiga, una historia tan dulce como bella... Un encanto de cuento, vamos... O un cuento "encantado"...

Y como corres... veo que ya has escrito hasta el cuento del futuro... A las que teneis "Alas" tendrian que poneros algun tipo de lastre, porque sino los demas no vamos a poder ir a vuestro vuelo... Ja,ja,ja...

Felicidades por el cuento y un fuerte abrazo, amiga

Inés Bohórquez (Ibo) dijo...

Un relato completamente lleno de magia, y es tan cierto que dejamos de soñas que nos cuesta incluso imaginar que puede haber mucho mas.

Excelente relato mi querida Marinel..

un abrazo a todos

Oscar García dijo...

Exelente, fantástico.
Deberíamos reflexionar sobre el hecho de que vamos perdiendo nuestras alas y no nos percatamos.
Un beso

Calvarian dijo...

Nunca dejes de batir las alas. Así nos podrás contar lo que se ve desde allá arriba

Besix