ESTAMOS PUBLICANDO AHORA LOS RELATOS DE: GÉNERO: "LIBRE"; TEMA: "EMPECEMOS JUNTOS".

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viernes, 12 de septiembre de 2008

EL AMOR QUE NUNCA FUE

Mi abuela decía que el amor eran millones de cajas repletas de magia, unas grandes, otras medianas y otras pequeñas, todas diferentes... y que cuando te enamoras buscas una que te atraiga de un modo especial bien sea por la decoración de la cajita o por lo que presientes que llevará dentro.... con el paso del tiempo, descubres que a veces, aunque nos guste una cajita, ni tan siquiera somos capaces de acercarnos a ella... Tal vez por miedo o timidez o porque crees que esa persona jamás se fijará en ti.

María siempre estaba bordando en el patio, a través de la rejas veía un mundo aparte, que apenas tocaba y que solamente miraba...

En su pequeño oasis, debajo del limonero y con el arrullo del surtidor de la fuente se sentía feliz y totalmente en paz. Sabía que allí nadie podría hacerle daño, sabía que entre las gitanillas y geranios se sentía protegida de todo.

Sus hijos se habían marchado y le sobraba suficiente tiempo para dedicárselo a ella, a su patio encalado y repleto de flores, a sus pensamientos.

A veces, levantaba la cabeza de su labor y veía como correteaban los chiquillos del barrio hacia la escuela... recordaba aquellos tiempos que ella también lo hacía. Recordaba a don Gabriel, su profesor y a las niñas de su clase. Recordaba los paseos a misa de los domingos y también recordó a Ismael.

Ismael, un muchacho alto y moreno con diez años más que ella, que tenia el dominio de poder dejarla sin respiración cuando se cruzaba con él.

¡¡Era tan guapo!! -pensó en voz alta.

Ismael, era vecino del barrio, hermano de una compañera de clase que trabajaba en el taller de carpintería al lado del colegio. María, cada vez que pasaba por allí y lo veía su corazón palpitaba tan fuerte que creía que el propio Ismael lo podía oír.
Y su estomago le daba pequeños botes si ¡por casualidad! se encontraban las miradas.

Tenía los ojos más lindos que había visto... tan grandes, tan grises que podría perderse en ellos para toda la vida.

Jamás cruzó una palabra con él, solamente lo miraba embelesada... hasta sus compañeras se reían de ella con la típica cancioncilla de: ¡¡A María le gusta Ismael, a María le gusta Ismael!!

Y ella se enfadaba y salía corriendo hacia su casa para que nadie la viera llorar.

¿Cómo podría fijarse un chico tan mayor en una niña como ella?

Era pecosa y... pequeña. Él tenia veintidós años y ella apenas doce. ¡Jamás se fijaría en mí! -Se repetía una y otra vez.

Pasaron los años y María terminó los estudios, ya Ismael no se encontraba en el taller de carpintería... hacía algunos que se había marchado de Andalucía para buscarse mejor porvenir. ¡Cosas de nuestra tierra, que aunque la amas con toda tu alma, a veces, tenías que huir de ella para labrarte un futuro!

Apareció un hombre en su vida, que aunque no le hacía mariposas en su estómago era honrado y decente ¡como le decía su madre! Y se casó con él.

Tuvo hijos y aprendió a quererlo... pero jamás olvidó a Ismael.

Siempre se preguntó qué habría sucedido si alguna vez hubieran hablado, qué habría sucedido si se hubieran gustado...

Y es que, a veces, las cajitas se quedan en el recuerdo hasta el final de nuestros días decoradas con preguntas sin respuesta, al menos, eso era lo que mi abuela me decía...

Jerusalem

18 comentarios:

Ana Garcia dijo...

Jeru, guapa, bueno ya leí este relato en tu blog y me encantó, además me recuerda a alguien:-)

Posiblemente Ismael no era su destino... Siempre hay una explicación, aunque tardemos en encontrarla:-)

Un beso corazón

Unknown dijo...

Yo no, no lo había leído, pero ha merecido la pena.

Autores Reunidos dijo...

Jeru, ya lo había leído también y me sigue dejando ese regustillo agridulce...
¿quién no tiene una cajita de esas guardada en el corazón?...
Y quien no la tenga, no está libre de encontrarla en cualquier volver de la calle... El amor no tiene tiempo ni edad, tino ni censura.
Un bonito y tierno relato, tan frecuentemente sentido y tan pocas veces contado...
Un beso, precioso texto.
Natacha.

Layla - Noche Hermosa dijo...

Con esto del amor Platónico me han sacado muchos de mis suspiros...Que de recuerdos trae a mi memoria cada uno de sus relatos. Los felicito a todos sinceramente.

alicia barajas dijo...

Hola Jerusalem: las cajitas sin abrir esconden un misterio... el caso es que ese misterio en sí nos da vida y nos hace soñar... ¡son cajitas cuya función es permanecer cerradas! Un abrazo: Alicia

Patricia Lopez Lalli dijo...

Coincido con Alicia, en que esas cajitas cumplen su función mientras están cerradas, pues mantienen viva la ilusión, despiertan la fantasía, alientan el deseo por algo que para nosotros es mágico e ideal.

¿Quién sabe lo que saldría si las abrimos...? Sin embargo, su función es importante... todos hemos guardado una así en algún estante de nuestro corazón.

Muy bonita tu forma de relatar, Jerusalem.

Gracias por compartir esta historia.

MRB dijo...

Qué lindo relato Jerusalem, te felicito por la forma en que lo narras; además concuerda muy bien con el amor platónico. Esos primeros amores de juventud, son pura fantasía... pero qué lindo es seguir soñando.
Besos,
Shanty

Esther dijo...

qué escrito tan nostálgico,conmovedor.. visto desde la perspectiva del paso de los años.Nunca se sabe si ese amor le hubiera dado más felicidad o no que la que tenía con el de ahora, pero el sabor del grato recuerdo de las mariposillas en el estomago y ese palpitar al verlo se le quedaría toda la vida.

Un saludo!!

Jerusalem dijo...

Muchisimas gracias a tod@s. Sois muy generosos conmigo.

Gracias de verdad.

Un beso a cada uno de vosotros

Ana dijo...

Me encanta esa forma de definir el amor: cajitas decoradas.

Quizá Ismael no era su destino, pero se enamoró y no de su marido, que no le hacía sentir mariposas en el estómago...

Un beso

Conchi dijo...

Jerusalem,al leer tu relato soy capaz de imaginarme perfectamente el cuadro, como si yo estuviera allí, o fuera la protagonista, porque lo haces magistralmente. Me ha gustado mucho. Felicidades.
Un abrazo.
Conchi

Emig dijo...

Jerusalem...

Muy tierno y dulce me ha parecido tu relato. Me han encantado las caja y las bolitas por parecerme una metáfora sencilla y verdadera de arriba a abajo.
En tu relato escondes pensamientos y sensaciones que muchos hemos vivido o podemos vivir todavía; pues entiendo la edad de cada cual solamente como una medida física, pero lo que hay dentro, está fuera de ella...

Encantado de leerte. Un fuerte abrazo.

La Rizos dijo...

¡Cuántos amores que nunca fueron ha habido y habrá en la historia! El tuyo, por cierto, es muy lindo y cala hondo... porque es como si entre tus frases encontrase el mío. Un beso y gracias por este texto maravilloso.

I. Robledo dijo...

Y uno, amiga, al leer tu bello relato, se pregunta ¿y que hace que abramos una cajita y no otra..."

Un abrazo, amiga

Marinel dijo...

Jerusalem...¡qué preciosidad de relato!.Me han encantado las cajitas,la sabiduría de tu abuela, ese contar tierno y dulce de un amor que nunca fue, pero que se sintió durante toda la vida.Quizá no debía serlo, pero eso es otra cajita por abrir...
Un beso.

Bowman dijo...

Querida Jeru, desde que lo leí en tu blog estaba esperando que apareciera aquí para comentarlo.

Bueno, de las cajitas ya te dije algo en tu blog.
Respecto al resto del texto ¿sabes lo que me encanta? Creo que, por comentarios en otros escritos, ya sabrás que me gusta cuando los paisajes y escenarios estan bien descritos y me siento dentro de ellos... ¡pero es que en este hasta huelo el azahar mientras lo leo!

Lo que hace la niña (bordar), dónde lo hace, lo que ve, lo que oye (¡hasta oigo la fuente!), el movimiento de los niños.

Si fuera cine, tus escenarios tendrían la fuerza de esos largos y detallados traveling del paisaje en el que te sientes enseguida sumergido. Tendrías el Oscar a la mejor fotografía.

AHEO dijo...

Comparar esto del amor con cajitas misteriosas me ha encantado porque es muy cierto eso de que te atraen a primera vista o por imaginar lo que llevan, eso es el enamoramiento. La historia me parece tierna además de reflejar una realidad que seguro algunos hemos protagonizado: diferencia en el tiempo vivido respecto a quien nos roba suspiros. :)
Haydeé

Leznari dijo...

Jeru....que razón tenía tu abuela cuando te contaba que el amor eran millones de cajas repletas de magia, unas grandes, otras medianas y otras pequeñas, todas diferentes... el amor a cierta edad es algo tan diferente a cuando vas madurando...el tema que nos han propuesto es eso ignorancia hacia lo no conocido y se vive de una manera tan especial...
Es hermoso sentir ese...tu primer amor...
Saluditos.
LEZ