Las manecillas del reloj avanzan inexorables, arañando una existencia vacía, sin brillo, atrás quedaron aquellos días en que la sonrisa pendía de los labios, la cristalina carcajada avanzaba desde el diafragma hasta la garganta en un concierto bien orquestado de melodías. No recordaba en qué momento la sonrisa se había mudado de su rostro ocupado hoy por un extraño rictus.
Todo su cuerpo estaba en tensión, cada mañana empezaba una nueva carrera contra Cronos que la agotaba física y mentalmente sin lograr en ningún momento arañar ni un sólo segundo al dios del tiempo. Derrotada se entregaba cada noche más tarde a los brazos de Morpheo en un vano intento por recuperar parte del yo perdido.
Los jirones de su alma empezaban a ondear al viento sin que fuera capaz de reconstruirla, hacía tiempo que había dejado de tejer en la noches aquellos retales que se le desprendían durante el día, cada noche se reinventaba para salir con la luz del sol a la calle completamente distinta. Pero después de mucho esfuerzo logró convencerse de que crearse una realidad paralela no era la solución a sus problemas y exigía demasiada constancia.
Abocada al abismo de sus sentimientos, se paseó en el alambre de su vida, cada fragmento pasó ante sus ojos como si de una película se tratara, las lágrimas se derramaron cual torrente, a su paso arrastraban penas enmascaradas de sonrisas. La invadió una sensación de paz, al tiempo que una nebulosa blanquecina la envolvía en sus brazos y el dolor iba quedando relegado a un estado de semiinconsciencia, de nuevo oía la cadencia cristalina de la risa, y en sus labios la más hermosa de las sonrisas adornó su rostro.
La sorprendió el alba en aquel estado aletargado, se levantó como cada mañana dispuesta a comenzar una dura lucha, pero se sentía dichosa, por primera vez en mucho tiempo no tuvo que pintarse una gran sonrisa para lanzarse al mundo, su mirada brillaba, emitía destellos que no pasaban desapercibidos. Todavía era pronto para evaluar las consecuencias de ese viaje al interior de su alma, las respuestas a sus preguntas las tenía ella misma y durante años se había negado la posibilidad de conocerlas.
Las manecillas del reloj avanzaban con más lentitud de la habitual, en aquel instante comprendió que perder una batalla contra el tiempo no significaba ser derrotado en la guerra. Comenzó a organizarse de otra forma, en sus manos no estaba el parar el discurrir de las horas que se le escurrían entre los dedos como la arena, pero podía usar otro recipiente para retenerla.
De pronto ante su mirada incrédula, su vida había vuelto hacia atrás, a ese preciso momento en que dio un vuelco y fue expulsada del paraíso y arrojada ante las puertas de su infierno particular, aquél en el que se había visto sumida en los últimos tiempos. Comprendió en ese instante que comenzaba una nueva contienda que quizás le permitiría reparar el daño ocasionado, restaurar su alma.
Revivió con calma los acontecimientos de aquella mañana, el café se había quedado frío en la mesa, Toni estaba preparado para ir a la guardería, en la ducha el agua discurría y una cantinela envolvía la casa, sonrió en su interior, quizás todo había sido una pesadilla, y era el momento de despertar. Abrazó a su marido antes de salir, qué distinto era todo de aquel aciago día, cogió la mochila del peque, lo subió al coche y resolvió desayunar en la oficina.
El tráfico estaba imposible, pero una tranquilidad inusual en ella la embargaba, con una hora de retraso llegó a la escuela infantil, dejó a Toni, y enfiló con la misma cautela el camino a su trabajo, al llegar los expedientes se amontonaba en su mesa, se dio cuenta de que no saldría a hora de recoger a su hijo. Minuto tras minuto el reloj le recordaba el avance del tiempo, a media tarde llamó a su marido para que recogiera al niño. Aquel día Cronos avanzaba despacio, pero también ella parecía imbuida por esa lentitud. Pensaba que aquello era solo un sueño del que despertaría más tarde envuelta en un mar de lágrimas.
Las sombras envolvían la calle cuando salió de su despacho, pensó con tristeza lo difícil que sería llegar a una casa deshabitada, sin que nadie la esperara, sin duda su sueño había terminado y la realidad se imponía amenazadora. Al llegar a su hogar las luces le dieron la bienvenida, en su interior la cocina bullía, y las risas impregnaban el salón. Entró despacio, como si temiera romper el encanto de la escena.
Le robó horas de nuevo a Morpheo para contemplar a su dos hombres, qué distinto era de hacia un año, cuando despertó en la cama de un hospital, con su marido lloroso, cuán ruin fue la noticia de la pérdida de Toni. Jamás pudieron superar como pareja la muerte del pequeño y se quedó sola en aquella casa llena de recuerdos, temía dormir, y que la magia finalizara.
El sueño la encontró desprevenida y sucumbió a su abrazo, a la mañana siguiente el silencio volvía a ser el dueño de su vida, miró el reloj, a su lado las sabanas conservaban la tibieza de otro cuerpo, se levantó con inercia y si dirigió al fondo del pasillo, en una mecedora dormían los dos amores de su vida, se preguntó si había roto el maleficio, y se dispuso a vivir otro día de felicidad.
Las sombras se adueñaron de nuevo de su vida, el sueño tenía un final, pero ahora sabía que si bien no podía recuperar todo lo perdido, sí podía luchar de nuevo por su felicidad. Llamó a la única persona que había amado en su vida, a la que seguía recordando día a día y se propuso construir con ella un nuevo hogar. En su mente una duda, que se disipó apenas una voz masculina ocupó el otro lado de la línea. Se abría una esperanza y se cerraban las puertas del infierno.
Carmina
Ocupaciones de jubilada
Hace 2 meses
8 comentarios:
bravo por la decision de salir a buscar la felicidad , cuando todo se descompone ante nosotros tenemos un tiempo de oscuridad por delante , pero tambien sabemos que llegara un momento en que queramos volver al mundo de l@s human@s .precioso relato ,21 besos agradecidos por tus letras .
Bellísimo relato. Hay miles de personas en el mundo que deberían leerlo; todas aquellas a las que les aplasta el tiempo, el pasado y el presente, negándoles un futuro prometedor.
Me ha encantado, recibe mis aplausos.
Un abrazo.
Qué lindo relato, me encantó es precioso, buscar la felicidad nadie se anima mucho a hacerlo, me encantó.
Besitos.
Vaya, la valentía frente al dolor. Tiene que ser batalla ganada, sin duda.
Un precioso relato.
Gracias, cielo.
Un beso
Natacha
Desde luego hace falta coraje para dejar atrás todo un pasado, recuerdos que aunque felices, producen un terrible dolor; para buscar un futuro al menos esperanzador.
Precioso, Carmina.
Un beso.
Pilar
Bella descripcion de las luchas cotidianas que nos asolan... El tiempo, las busquedas, la felicidad...
Me encantaron tus palabras, felicidades
Carmina, excelente relato, muy bien narrado.
Un abrazo
Carmina,cómo me ha gustado este relato.
El tiempo pasado,presente y el futuro forman parte de nuestro tiempo,de ese que se nos da conocido o por conocer.
En él desde que existimos,la búsqueda constante de la felicidad es nuestra meta,y entre tanto...la lucha por sobrevivir.
Me ha encantado,de verdad.
Besos.
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