¿Por qué nada se mueve? Yo mismo no puedo moverme; ni siquiera parpadear. Tengo los ojos abiertos y no siento nada, ni siquiera se cual es exactamente la postura de mi cuerpo aunque debo estar tumbado. Veo mi brazo y mi mano cerca de mi cara, y entre los dedos esa mujer tan asustada con el gesto de un grito que no oigo y que… no se mueve, no se mueve a pesar de la posición de sus cabellos separados de la cara por el viento o por su propio movimiento. Pero ¿Qué hago yo aquí?
Debo recordar. Hoy he desayunado en casa; mi pobre madre lo tiene preparado cada mañana y a veces solo puedo consumir la mitad de lo que me ofrece; le digo que tengo prisa, pero en realidad es que no tengo tanto apetito a esas horas. La doy un beso y me despido de ella hasta la noche siguiente; pasaré el fin de semana con Juana en la casa de la sierra.
Ahora veo una mota de polvo, o quizá sea polen, suspendido en el aire y totalmente quieto. Las copas de los árboles están inclinadas apuntando todas en la misma dirección; es decir, hay viento, pero nada se mueve. El aspecto de la mujer es de parálisis absoluta; me mira horrorizada y no cierra la boca en un grito permanente que no percibo.
Nada más salir del portal de mi casa llega Juana en su coche. No me deja conducir; nunca lo hace, pero le insisto cada vez que me acomodo en el asiento de acompañante. Venía nerviosa por la hora a pesar de no haber quedado con nadie, y ni siquiera me da un beso como saludo.
Generalmente solo quiere que nos besemos cuando estamos solos o mientras vemos la puesta de sol desde el mirador de la casa. Pensé que hoy tendría que esperar hasta la noche.
Un pájaro está a punto de posarse sobre una rama, y su imagen está congelada justo en ese momento, todavía con las alas sin plegar y con la vista fija en el punto en que va a posarse. ¿Qué está sucediendo? ¿Se ha parado el tiempo? La nubecilla de polen sigue ahí, quieta, el pájaro congelado aún en el aire a unos milímetros de la rama, la mujer horrorizada sigue en su posición sin dejar de mirarme…¿estará ella pensando como lo hago yo?
Procuro no hablar con Juana para no discutir mientras conduce; a veces suelta el volante, gesticula con sus manos exageradamente y mira demasiado tiempo hacia el acompañante. No puedo decirla nada en esos momentos, pero procuro advertírselo más tarde. Hoy no ha hablado demasiado pero estaba muy nerviosa y despotricaba de todo aquel que se cruzara en su camino, un taxi, un autobús, una abuelita que tarda en cruzar… así hasta salir de la ciudad. Tal y como ha sucedido otras veces.
Si; se ha parado el tiempo. Si el tiempo se para, se para todo lo demás. La velocidad es el espacio recorrido en un tiempo determinado; sin tiempo, no hay movimiento. Por eso no puedo moverme; la quietud absoluta es esto. Y por eso no siento nada; no sé ni en qué postura me encuentro ya que no siento la presión de mi cuerpo sobre ninguna superficie; como un estado de ingravidez. Pero, ¿Por qué se ha detenido el tiempo? ¿Existimos sin esa cuarta dimensión?
Juana iba muy acelerada, demasiado, pero no le decía nada. El ruido de los neumáticos en las curvas debía haberle hecho recapacitar, pero hasta ahora nunca había sucedido nada. Hasta ahora. Subiendo el puerto a esa velocidad no podía haber reaccionado con ese camión tan lento, prácticamente parado a la salida de la curva… Ha sido eso; un accidente… recuerdo salir disparado atravesando el parabrisas; mucho dolor y después nada…
Por el peinado y la camisa a cuadros esta mujer era la conductora del camión; o su acompañante. La pobre no tiene culpa de nada pero está muy asustada; ahí sigue paralizada, como el polen y el pajarillo. ¿Qué me ha sucedido? Supongo que puedo pensar porque la velocidad del pensamiento es superior a la de la luz; o no hay forma de medirla ya que es independiente del espacio y del tiempo y todo lo que estoy pensando lo hago en un instante tan pequeño que no hay tiempo que lo mida… Un instante; un punto en la línea del tiempo.
Quizá es este el último instante de mi vida y por eso mi mano, los árboles, el pajarillo, el polen, la mujer asustada… están desapareciendo, difuminándose, sumiéndose en una claridad indicativa de la nada…
Tito Carlos
Ocupaciones de jubilada
Hace 2 meses
17 comentarios:
Quizá pienso demasiado en la muerte... , no puedo evitarlo
Dicen que el tiempo y el espacio sólo existen en nuestras mente, quizás ésta, en su último instante de lucidez, sea capaz de transcender a ambos.
Interesante relato, y muy bien narrado.
Un abrazo.
Me ha gustado el relato, la idea que propones, el monólogo interior del personaje en busca de una justificación a su estado. Tal vez sería conveniente revisar los tiempos verbales de las acciones, que en varios momentos no se ajustan a la misma, y desconciertan al lector.
un relato realmente original, la mente creo que es mas rapida que cualquier otra cosa y no se para ni cuando lo hace el tiempo
Pedro: Si, lo de que las cosas no existen, solo es producto de la imaginación, es una teoría filosófica muy antigua, cuyo razonamiento es difícil de superar, pero si hay movimiento es gracias al tiempo. Con eso juego.
Un abrazo,
Carmina: Entiendo que un instante no es más que un punto en la linea del tiempo. El pensamiento puede que vaya en linea perpendicular...
Un abrazo,
Bluesnight: He repasado y he encontrado una falta imperdonable a juicio de algún colega vallisoletano: "La doy un beso..." o "No puedo decirla nada... " . Todavía para mí es un lío el 'laísmo' y el 'leísmo', que para colmo es defendido por gente como Miguel Delibes...
Pero no se si es a eso a lo que te refieres. Por favor, necesito las críticas; si es necesario, envíame un correo. Te lo agradecería.
Un abrazo,
Puede que haya metido la mata con lo de los verbos, mi primera lectura rápida me jugó una mala pasada, te mando un mail.
Tito...jo...impresionante texto el tuyo.
Lo que más me impresiona es pensar que puede ser así,que el último instante,sea como ver todo detenido y sin movimiento,hasta difuminarse en el olvido de la nada...
Tiempo y espacio diluidos al fin,para dar paso a ese otro estado desconocido,del que nada sabemos...
Muy bueno y escalofriante.
Besos.
Supongo que el momento de la muerte puede ser así... perder ya el movimiento, la percepción que se ralentiza...
Un texto que hace pensar... Carlos, me ha gustado mucho.
Un beso y gracias por tus letras.
Natacha.
Marinel, nadie sabe como será. Es ficción, pero me gustaría que fuese así; indoloro...
Natacha, quizá...
Un abrazo a todos, y gracias,
Muy interesante el enfoque. Para seguir pensando...
Muy buen relato, Carlos.
Confieso que me ha producido un pequeño escalofrío, pero me ha encantado leerlo. Creo que es de esos que no olvidaré facilmente.
Un beso.
Pilar
muy buen relato
estoy leyendo un montón de blogs y todos tienen algo pesimista en ls última entrada... se ve que no sólo me pasa a mí ;)
pues eso, sigue escribiendoo!!
Persis, En parte, trato de hacer pensar...
Pilar, todos tenemos miedo a ese momento, y cuando se trata con naturalidad, sentimos ese escalofrío...
Luismi, la muerte no es contrario de vida; forma parte de ella. Hablar de la muerte es, también, hablar de la vida. Si lo piensas, este relato no es una tragedia, el personaje muere sin entender, pero sin dolor, y lo acepta con naturalidad.
Un abrazo a todos,
Increíble. Me encantó, muchas veces yo también pienso en la muerte más de lo normal y sinceramente siento que es así como lo describis en tu relado.
Besos.
Aldhanax Swan, me alegra compartir esta teoría contigo,
Un abrazo,
... Y luego nada.
Asi debe ser morir..
Muy bien relatado
Tito, me ha gustado este relato contado en dos planos: uno desde la perspectiva del narrador tomando consciencia de que algo va mal, y otro, de sus recuerdos recientes, hasta que llega un punto en que los dos planos se unen.
Magnífico, amigo, te felicito.
Blanca Miosi
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