Era un día de esos que es preferible no haber amanecido, todo salía torcido desde que se derramo el café, se quemo la tostada, el colectivo que no llegaba, se hacia tarde, la mirada del jefe por no llegar a horario, etc. etc.
Todo el día siguió igual. Cada tropezón era una caída.
Por fin llegó la hora de salida, fiché como de costumbre y tomé el colectivo que me deja en el club donde voy a pileta, era un día muy frió, por suerte cambió mi racha y había muy poca gente en el agua, que es mi único bálsamo de paz cuando estoy en ella.
Me sumergí en el agua templada con un placer inmenso, para olvidar el día y los días contrariados que me perseguían últimamente.
Nadé varias piletas y me cansé un poco. En general suelo hacer varias piletas en diferentes estilos y no me fatigo para nada, no se que pasa hoy, debe ser el estrés del día, insisto y vuelvo nadando espalda, que es más relajado en la respiración.
Como el cansancio no pasa, decido quedarme en el andarivel haciendo la plancha.
Me relajo.
Siento mi cuerpo liviano, es una sensación diferente, una paz enorme me invade, cierro los ojos y veo hacia adentro, me elevo de mi cuerpo, estoy mirándome desde arriba, ya no estoy haciendo la plancha, me veo boca abajo.
Miro como corren y me sacan de la pileta, hacen maniobras con mi cuerpo y yo aquí tan tranquilo, escucho que dicen: ,”Volvé por favor volvé”, me golpean el pecho.
Los miro, una luz intensa y blanca aparece a mis espaldas, me doy vuelta y desaparezco por ella.
Me voy.
María Rosa
Todo el día siguió igual. Cada tropezón era una caída.
Por fin llegó la hora de salida, fiché como de costumbre y tomé el colectivo que me deja en el club donde voy a pileta, era un día muy frió, por suerte cambió mi racha y había muy poca gente en el agua, que es mi único bálsamo de paz cuando estoy en ella.
Me sumergí en el agua templada con un placer inmenso, para olvidar el día y los días contrariados que me perseguían últimamente.
Nadé varias piletas y me cansé un poco. En general suelo hacer varias piletas en diferentes estilos y no me fatigo para nada, no se que pasa hoy, debe ser el estrés del día, insisto y vuelvo nadando espalda, que es más relajado en la respiración.
Como el cansancio no pasa, decido quedarme en el andarivel haciendo la plancha.
Me relajo.
Siento mi cuerpo liviano, es una sensación diferente, una paz enorme me invade, cierro los ojos y veo hacia adentro, me elevo de mi cuerpo, estoy mirándome desde arriba, ya no estoy haciendo la plancha, me veo boca abajo.
Miro como corren y me sacan de la pileta, hacen maniobras con mi cuerpo y yo aquí tan tranquilo, escucho que dicen: ,”Volvé por favor volvé”, me golpean el pecho.
Los miro, una luz intensa y blanca aparece a mis espaldas, me doy vuelta y desaparezco por ella.
Me voy.
María Rosa
7 comentarios:
No sé que decir, me has dejado planchado. ¿Es fantasía o en verdad nos escribes desde esa Luz? Ya no sé nada.
Por si acaso, te mando un beso y mis mejores deseos de paz y felicidad.
Bueno, ha sido un relato sorprendente de principio a fin... Su final, con la muerte del protagonista, después de un día terrible... desde luego es una manera de marcharse... tranquilamente tumbado sobre el agua de una piscina.
Un magnifico relato. Me ha encantado.
Gracias, cielo.
Natacha.
Maria Rosa, acabas de hundirme en la miseria...
Para nada podía imaginar que el tema era la luz que nos espera...o eso se dice sumidos en la ignorancia...
De ser cierta ha iluminado tu relato y se le ha apoderado...
Tan bien escrito como todo lo tuyo,pero dejando un sabor agridulde...
Besos.
Como siempre Maria Rosa tus relatos magistrales y a la vez sorprendentes por el manejo de los argumentos
Me ha gustado mucho el relato,la pena es que la protagonista vaya a la luz y deje este mundo..Eso sí por lo que parece no fué una muerte muy dolorosa apenas se enteró..
Un beso
Gracias queridos amigos por los comentarios,"¿Sería buena una muerte así?" yo creo que si.
cariños
María Rosa
Curioso y entrañable. Pues algo que para la mayoría es dolor, aquí lo relatas como una continuidad.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo,
Emig
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