¿Casualidad o causalidad? ¿Accidente o destino? El Maestro, en su obra “La lotería en Babilonia”, propone una interesante hipótesis acerca de este tema. Es curioso cómo las personas usan determinadas palabras para esconder o negar lo que no entienden. Muchos coincidimos en la vieja creencia de que “todo sucede por alguna razón”. Entonces… ¿Cuál es esa razón? ¿Quién la ha pensado y la ha decidido por nosotros? ¿Qué grado de libertad y responsabilidad tenemos por nuestras vidas y nuestras decisiones?
En mis años de estudio y reflexión he aprendido a leer varios lenguajes reveladores: las matemáticas, la física, el ADN, la naturaleza. Quien sabe leer una señal, como un semáforo; un gráfico, como una radiografía; un código, como un idioma, o una señal del destino, tiene gran ventaja sobre quien no sabe. Tiene también sus sentimientos, los cuales oscilan entre la indiferencia, la responsabilidad, la culpa, el agradecimiento, la sensación de que estamos bendecidos, o tal vez sentirlo como una maldición y una carga. ¿Qué hacer si uno percibe las señales de una próxima tragedia? ¿Qué hacer si uno percibe que de ese mal saldrá un bien mayor, pues muchas cosas cambiarán y muchos aprenderán cosas importantes?
Me inquieta notablemente la sensación de estar a punto de interferir con los planes de fuerzas o entidades que no comprendo; sobre todo, porque esta vez yo me percibo incluido en la siguiente catástrofe. He visto y comprendido las diversas señales: el tránsito extrañamente favorable que nos permitió llegar a tiempo, pero que va a retrasar a otros y hacerles perder este vuelo. Escuché en la radio las noticias sobre un accidente aéreo en otro país. Sentí en mi alma el temperamento inestable y violento del viento en este día, susurrando malos augurios entre sus silbidos. Esa criatura salvaje está hoy al servicio de designios superiores, pero nadie más lo nota.
Leo los patrones en las caras y los gestos de los demás pasajeros: es un conjunto de buenas personas que merecen el cielo, junto con algunos en cuyos ojos leo otro pasado y otro destino.
Falta poco para abordar. Sé que no podré explicar estas cosas a los demás. Me tomarían por loco o me interrogarían como un presunto terrorista. ¿Qué hay de mí, que lo veo claramente? ¿Debo tomar mi último vuelo, hacia mi destino final? ¿Debería hacerme el distraído y perder el vuelo? ¿Qué harían esas fuerzas ocultas? ¿Cómo afectaría sus planes un pasajero más o uno menos? ¿Por qué me permiten saber estas cosas?
Ya casi es tiempo de abordar. La decisión más importante de mi vida está a punto de ser tomada.
Jorge Fénix
En mis años de estudio y reflexión he aprendido a leer varios lenguajes reveladores: las matemáticas, la física, el ADN, la naturaleza. Quien sabe leer una señal, como un semáforo; un gráfico, como una radiografía; un código, como un idioma, o una señal del destino, tiene gran ventaja sobre quien no sabe. Tiene también sus sentimientos, los cuales oscilan entre la indiferencia, la responsabilidad, la culpa, el agradecimiento, la sensación de que estamos bendecidos, o tal vez sentirlo como una maldición y una carga. ¿Qué hacer si uno percibe las señales de una próxima tragedia? ¿Qué hacer si uno percibe que de ese mal saldrá un bien mayor, pues muchas cosas cambiarán y muchos aprenderán cosas importantes?
Me inquieta notablemente la sensación de estar a punto de interferir con los planes de fuerzas o entidades que no comprendo; sobre todo, porque esta vez yo me percibo incluido en la siguiente catástrofe. He visto y comprendido las diversas señales: el tránsito extrañamente favorable que nos permitió llegar a tiempo, pero que va a retrasar a otros y hacerles perder este vuelo. Escuché en la radio las noticias sobre un accidente aéreo en otro país. Sentí en mi alma el temperamento inestable y violento del viento en este día, susurrando malos augurios entre sus silbidos. Esa criatura salvaje está hoy al servicio de designios superiores, pero nadie más lo nota.
Leo los patrones en las caras y los gestos de los demás pasajeros: es un conjunto de buenas personas que merecen el cielo, junto con algunos en cuyos ojos leo otro pasado y otro destino.
Falta poco para abordar. Sé que no podré explicar estas cosas a los demás. Me tomarían por loco o me interrogarían como un presunto terrorista. ¿Qué hay de mí, que lo veo claramente? ¿Debo tomar mi último vuelo, hacia mi destino final? ¿Debería hacerme el distraído y perder el vuelo? ¿Qué harían esas fuerzas ocultas? ¿Cómo afectaría sus planes un pasajero más o uno menos? ¿Por qué me permiten saber estas cosas?
Ya casi es tiempo de abordar. La decisión más importante de mi vida está a punto de ser tomada.
Jorge Fénix
10 comentarios:
Un relato excelente amigo Felix. Un saludo!
¿Qué decidiste? supongo que no tomar el vuelo. Gracias a eso aquí estamos... disfrutando de tu excelente texto.
Da para pensar, para fantasear.
Gracias, Jorge por este nuevo regalo.
Un beso, amigo
Natacha.
Muchas reflexiones me ha provocado tu texto, Jorge.
Siempre en tu línea, con una gramática muy correcta y una ilación de pensamientos acertada.
Un gusto leerte, una vez más.
Un beso!
Gracias, procuro cuidar bien los detalles, desde la historia hasta la gramatica. Afortunadamente no se termina la imaginación, y de paso estos temas dan para pensar.
No tengo la costumbre de viajar en avión, la mayor parte del tiempo prefiero caminar.
Impecable como siempre,Jorge. Y como siempre haciéndonos investigar ese subconsciente que de manera sorpresiva se nos revela por sí mismo haciéndonos "ver" más allá...
Duda corrosiva, amigo mío. Una decisión difícil que adoptar sabiéndola última...¿qué hacer ante algo así? ¿cómo actuaríamos?
Para reflexionar sin duda alguna...
Enhorabuena.
Besos.
Muy buen relato que me hace pensar y mucho..Yo desde luego si supiera lo del avión no me subía..No sé si habrás visto la pelicula destino final que tiene varias partes ,pero va un poco de esto..Un adolescente tiene una premonicion y consigue que sus amigos no suban al avion pero poco a poco inexplicablemente van cayendo en extrañas circunstancias tipo accidentes domesticos etc..Como si el destino intentara encauzarse de nuevo por el camino que toca..
Besos
Se me ha olvidado daros las gracias a ti y a Emig por el calendario que habeis hecho. Me ha encantado.. Yo mediante impresiones de pantalla digamos que lo he "recortado" asi lo iré poniendo en mi blog por el mes que corresponda a partir de enero.Muchos besos a los dos.
Ufff, vaya dilema. Espero no encontrármelo nunca. Sinceramente prefiero que el azar siga siendo para mí misterioso e impredecible, como hasta ahora.
Lo que nunca será impredecible será la calidad de los textos que por aquí se leen.
Natacha y Emig, nunca dejaréis de sorprendernos con vuestras ocurrencias. Ese calendario es genial, me lo llevo. Muchas gracias.
Ahora os debo una.
Un fuerte abrazo para todos los Autores, sois una pasada.
Vaya decisión... qué elegir. Ciertamente tu texto da que pensar.
Saludos
Excelente, si!
Repleto de preguntas importantes y vistas desde una ubicación que me ha encantado... Cierto es que no sabemos hasta qué punto aceptamos las cosas porque sí, o realmente decidimos sobre ellas. Yo creo que hay leyes, como ciclos... y es nuestro "deber" experimentar tanto como descubrir. No creo que nada esté oculto, pero sí olvidado. Este relato me ha recordado eso...
Un fuerte abrazo!
Emig
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