… Algunos dicen que se puede…
Pero algo me dice que lo sabemos solo cuando estamos en el futuro que hemos recordado en el pasado: cuando, situados en el aquí y el ahora, sentimos eso que llaman déjà vu (o, si no lo prefieren a la francesa, paramnesia): “Ah… esto ya lo he vivido”, acompañado de una especie de reminiscencia que entre vagas imágenes nos brinda un destello de certeza.
Aunque… Puede ser que sepamos que no lo hemos ‘vivido’ y aún así sepamos que lo estamos recordando. A no ser que haberlo visto o haberlo imaginado sea lo mismo que haberlo vivido… A lo cual yo, indefectiblemente, debería responder de manera afirmativa sabiendo lo que sé: esto está sucediendo de nuevo.
Es el año 2009… Estoy sentada frente a un ordenador reflexionando de manera escrita acerca de cuestiones tan triviales como viajar en el tiempo... ‘El cuerpo y la mente son lo único que nos lo impide’, es la brillante conclusión a la que llego después de repasar mentalmente y en fracciones de segundo, libros leídos, sueños y ensoñaciones, películas de ‘ficción’, enseñanzas de maestros, filosofías ancestrales. Una ligera emoción se apodera de mi satisfecho ego después de llegar a la brillante conclusión y es entonces que lo decido, de manera irrevocable: ‘esta noche viajaré en el tiempo’. Lo decido después de recordar que un autor que me encanta leer escribió, en otras y más acertadas palabras, que sin cuerpo y sin mente el espacio y el tiempo dejan de existir.
Entonces es ese el quid del asunto… Solo falta resolver el pequeño detalle del cómo. Bien: años de aprendizaje y práctica me han enseñado que no somos la mente. ¡Excelente!! Un poco de meditación para desconectarme de ella. Ya está. Ahora el asunto del cuerpo: eso de los viajes astrales siempre me asustó, aún cuando ya supe hacerlos, porque el ‘despegue’ (¿?) es muy violento… (Es gracioso cómo usamos el lenguaje sin darnos cuenta del significado que encierran las palabras…). En fin… Decidida como estoy, eso es lo de menos.
Y elijo una fecha al azar: año 2050. Veo el cataclismo del año 2012 del que tantos hablaron y que viví: catástrofes naturales alrededor del mundo, el planeta convulsionado, entrando en una nueva etapa cósmica. Las almas sintiendo el influjo del umbral que traspasan sin saberlo. Un momento… ¿cómo sé todo esto? Sé que lo estoy recordando pero sé que estoy haciendo el experimento de viajar en el tiempo apenas en el año 2009. Esta revelación me conmociona tanto que no me detengo a pensarlo y paso rápidamente por el recuerdo del 2012. Sé que estoy en eso que llaman ‘la luz astral’, ‘los anales akáshicos’, ‘el alma del mundo’… Ese… ¿lugar? donde está escrito el pasado, el presente y el futuro… Este pequeño brote de emociones e ideas me hace tomar conciencia de que estoy pensando demasiado… La mente que ‘no soy’ está interviniendo, lo cual amenaza al éxito del experimento… Este momento de atención acalla mis pensamientos y me vuelve a sumergir en la corriente de luz. La Tierra comienza a alejarse y a verse pequeñita hasta perderse en la oscuridad. Estoy de pie, a la orilla de un mar. Y nada más. Como no pasa nada, comienzo a preguntarme muchas cosas. Estoy pensando otra vez…
Entonces decido abandonar el experimento sin saber si lo del 2012 fue pura fantasía o una auténtica inmersión en el akasha… ¿Cuál era la clave para saberlo? ¡Ah sí! La recuerdo y decido que fue una auténtica inmersión en el akasha y me siento feliz aunque no logré… ¿llegar? al 2050. Entonces salgo a la ventana y los hermosos soles del mediodía dejan brillantes destellos sobre el agua del mar…
¡¿Soles?!! Ah sí… el sol rojo y el que es casi violeta… Ay… Siempre me desubico cuando quiero imaginarme que vivo en un mundo en el que el tiempo es inexorable y donde se atraviesan los espacios transportando el cuerpo, que es como una cáscara pesada. No concibo una existencia así y por eso me he puesto a pensar cómo sería viajar a esa Tierra que veo desde aquí. Ya que dicen que hay otros mundos y que todo está pasando de manera simultánea, quise asomarme una vez más. Me pregunto si alguien, desde allá, imagina este paisaje… Me pregunto si yo, estando allí, me imaginaría este paisaje…
Y elijo una fecha al azar: año 2009, cuarenta años atrás. Y uno más. Y finjo ser una escritora que puede ver todo lo que ha sido, es y será; y se sienta frente a un ordenador a escribir un cuento sobre el año 2050: solo para saber si lo que logro imaginar se acerca a la realidad… Para comprobar si puedo recordar este futuro…
He puesto tanto empeño en mi pequeño experimento, que a veces no sé ‘cuándo’ o dónde estoy… Pero eso no me preocupa… Si algo he aprendido de esto, es que tan real es lo uno como lo otro… El futuro existe. El pasado también. Si el presente es el puente que los une… ¿por qué no lo podemos cruzar? Claro que si nos decidimos a hacerlo, no podemos olvidar este detalle: no hay una única posibilidad. Lo desconocido es en realidad la suma de todas esas infinitas posibilidades… Y puede ser que el tiempo sea un túnel con varias ventanas por las que nos podemos asomar… Y el espacio en realidad sea una simple ilusión…
Esto está sucediendo de nuevo… Ya escribí esta historia dos veces antes. En el 2009 y en el 2050. Ahora ya ni sé dónde estoy… o cuándo. Tal vez ¡por fin! logré quedarme fuera del tiempo y el espacio ;)
Isis de la Noche.
Pero algo me dice que lo sabemos solo cuando estamos en el futuro que hemos recordado en el pasado: cuando, situados en el aquí y el ahora, sentimos eso que llaman déjà vu (o, si no lo prefieren a la francesa, paramnesia): “Ah… esto ya lo he vivido”, acompañado de una especie de reminiscencia que entre vagas imágenes nos brinda un destello de certeza.
Aunque… Puede ser que sepamos que no lo hemos ‘vivido’ y aún así sepamos que lo estamos recordando. A no ser que haberlo visto o haberlo imaginado sea lo mismo que haberlo vivido… A lo cual yo, indefectiblemente, debería responder de manera afirmativa sabiendo lo que sé: esto está sucediendo de nuevo.
Es el año 2009… Estoy sentada frente a un ordenador reflexionando de manera escrita acerca de cuestiones tan triviales como viajar en el tiempo... ‘El cuerpo y la mente son lo único que nos lo impide’, es la brillante conclusión a la que llego después de repasar mentalmente y en fracciones de segundo, libros leídos, sueños y ensoñaciones, películas de ‘ficción’, enseñanzas de maestros, filosofías ancestrales. Una ligera emoción se apodera de mi satisfecho ego después de llegar a la brillante conclusión y es entonces que lo decido, de manera irrevocable: ‘esta noche viajaré en el tiempo’. Lo decido después de recordar que un autor que me encanta leer escribió, en otras y más acertadas palabras, que sin cuerpo y sin mente el espacio y el tiempo dejan de existir.
Entonces es ese el quid del asunto… Solo falta resolver el pequeño detalle del cómo. Bien: años de aprendizaje y práctica me han enseñado que no somos la mente. ¡Excelente!! Un poco de meditación para desconectarme de ella. Ya está. Ahora el asunto del cuerpo: eso de los viajes astrales siempre me asustó, aún cuando ya supe hacerlos, porque el ‘despegue’ (¿?) es muy violento… (Es gracioso cómo usamos el lenguaje sin darnos cuenta del significado que encierran las palabras…). En fin… Decidida como estoy, eso es lo de menos.
Y elijo una fecha al azar: año 2050. Veo el cataclismo del año 2012 del que tantos hablaron y que viví: catástrofes naturales alrededor del mundo, el planeta convulsionado, entrando en una nueva etapa cósmica. Las almas sintiendo el influjo del umbral que traspasan sin saberlo. Un momento… ¿cómo sé todo esto? Sé que lo estoy recordando pero sé que estoy haciendo el experimento de viajar en el tiempo apenas en el año 2009. Esta revelación me conmociona tanto que no me detengo a pensarlo y paso rápidamente por el recuerdo del 2012. Sé que estoy en eso que llaman ‘la luz astral’, ‘los anales akáshicos’, ‘el alma del mundo’… Ese… ¿lugar? donde está escrito el pasado, el presente y el futuro… Este pequeño brote de emociones e ideas me hace tomar conciencia de que estoy pensando demasiado… La mente que ‘no soy’ está interviniendo, lo cual amenaza al éxito del experimento… Este momento de atención acalla mis pensamientos y me vuelve a sumergir en la corriente de luz. La Tierra comienza a alejarse y a verse pequeñita hasta perderse en la oscuridad. Estoy de pie, a la orilla de un mar. Y nada más. Como no pasa nada, comienzo a preguntarme muchas cosas. Estoy pensando otra vez…
Entonces decido abandonar el experimento sin saber si lo del 2012 fue pura fantasía o una auténtica inmersión en el akasha… ¿Cuál era la clave para saberlo? ¡Ah sí! La recuerdo y decido que fue una auténtica inmersión en el akasha y me siento feliz aunque no logré… ¿llegar? al 2050. Entonces salgo a la ventana y los hermosos soles del mediodía dejan brillantes destellos sobre el agua del mar…
¡¿Soles?!! Ah sí… el sol rojo y el que es casi violeta… Ay… Siempre me desubico cuando quiero imaginarme que vivo en un mundo en el que el tiempo es inexorable y donde se atraviesan los espacios transportando el cuerpo, que es como una cáscara pesada. No concibo una existencia así y por eso me he puesto a pensar cómo sería viajar a esa Tierra que veo desde aquí. Ya que dicen que hay otros mundos y que todo está pasando de manera simultánea, quise asomarme una vez más. Me pregunto si alguien, desde allá, imagina este paisaje… Me pregunto si yo, estando allí, me imaginaría este paisaje…
Y elijo una fecha al azar: año 2009, cuarenta años atrás. Y uno más. Y finjo ser una escritora que puede ver todo lo que ha sido, es y será; y se sienta frente a un ordenador a escribir un cuento sobre el año 2050: solo para saber si lo que logro imaginar se acerca a la realidad… Para comprobar si puedo recordar este futuro…
He puesto tanto empeño en mi pequeño experimento, que a veces no sé ‘cuándo’ o dónde estoy… Pero eso no me preocupa… Si algo he aprendido de esto, es que tan real es lo uno como lo otro… El futuro existe. El pasado también. Si el presente es el puente que los une… ¿por qué no lo podemos cruzar? Claro que si nos decidimos a hacerlo, no podemos olvidar este detalle: no hay una única posibilidad. Lo desconocido es en realidad la suma de todas esas infinitas posibilidades… Y puede ser que el tiempo sea un túnel con varias ventanas por las que nos podemos asomar… Y el espacio en realidad sea una simple ilusión…
Esto está sucediendo de nuevo… Ya escribí esta historia dos veces antes. En el 2009 y en el 2050. Ahora ya ni sé dónde estoy… o cuándo. Tal vez ¡por fin! logré quedarme fuera del tiempo y el espacio ;)
Isis de la Noche.
14 comentarios:
Excelente relato, de tu mano literaria me haz llevado a ese futuro y he vuelto a este presente, a este hoy que amo tanto.
un fuerte abrazo
Interesante relato. Nos has conducido a un viaje alucinante por el espacio y el tiempo; el sueño de todo ser humano.
Aunque yo sigo pensando que lo único real es el tiempo presente.
Un beso.
fascinante relato,pero no creo en el futuro,porque solo se puede vivir el presente,
un abrazo.
El presente hay que vivirlo pero también proyectar un futuro, bello relato!Besos
Magnífico, me ha entusiasmado, tu forma de plasmar en unas letras el sentimiento de tantos, que nos preguntamos qué es verdad... desde la mente, nada es real, desde el alma.. todo comienza a tener sentido, todo comienza a perder los muros, los altos muros que no nos permiten ver salvo el camino por el que caminamos...
Precioso, Isis, te felicito de veras.
Un beso y gracias.
O estás dentro. ¿Cómo se puede estar fuera del espacio temporal si te encuentras en un punto de la linea del tiempo? ¿No estará el tiempo metido en una caja, y te has metido dentro y formas parte de él? ¿Estás en todos los puntos temporales a la vez, pero te has concentrado en un par de ellos nada más? ¿No será que el tiempo está quieto, y es la mente la que corre?
Estos relatos que me hacen pensar y me cuestionan la existencia son los que me gustan. Desde Rampa, hace muchos años, no he leído nada igual.
Muy interesante.
impresionante. un relato excelente
me ha gustado mucho¡¡¡¡esa forma de describir la posibilidad de dejar el cuerpo y viajar en el tiempo y el espacio
isis, no dejas de sorprenderme, simplemente apoteósico
Un beso
Estrella del mar: yo también lo amo ;)
Pedro: Yo pienso que todo es real, aún lo que desconocemos ;)
Eni: yo creo que todo lo que existe, aún en forma potencial, es real ;)
kuoremio07: Yo creo que hay que vivir solo el presente ;)
Autores Reunidos: "desde el alma todo comienza a tener sentido".. No podría estar mejor dicho ;)
TitoCarlos: Yo creo que se puede estar en todas partes a la vez ;)
Seo: a mí me gustó mucho escribirlo ;)
leinad: ¿apoteósico?? Me encantan tus comentarios.. esos sí son apotéosicos ;)
Disculpen las muchas caritas felices.. Es la primera vez que contesto comentarios y me ha encantado!! ;)
besos a todos.. y gracias!
Interesante viaje en el tiempo. Eso sí, al final ya no sabía si estaba en el 2009 o en el 2050 jajaja. Es broma
BEsix
Amiga, esto no es un cuento sino un magnifico tratado sobre las intemporalidades... ¡Que barbaridad!... Tendras que contarnos mas cosas, porque tengo la certeza absoluta de que por las noches no duermes sino que viajes a esos archivos acacicos donde lees "como una loca". Seguro que por las mañanas te levantas con los ojos enrojecidos...
La cuestion no es que leas alli, sino que encima recuerdas al despertar lo que has leido, lo que es clarisima señal de algo muy importante.
Ya nos contaras, amiga, todas esas cosas.
Recibe un fuerte abrazo, y felicidades por el "cuento"
Calvarian: Lo mismo me pasó y de esa confusión nació el cuento ;)
Antiqva, querido amigo: La vida es muy corta como para dormir jeje.. ;)
abrazos..
Una nebulosa en la que sumergirse es una tarea incitante y atrevida,pero también descolocante, distorsionada...
Un experimento que atrae a la vez que aterra, y sin embargo sería fantástico poder realizar con la ligereza y sabiduría que plasmas en el escrito...¿del 2009 o el 2050?
Fantástico sería poder cruzar ese puente del presente,pero siempre volviendo a el, para seguir viviendolo todo,¿no?
Besos.
sí Marinel!! que el presente sea el punto de partida y el de retorno ;)
interesantísimo ;)
besos para ti, querida amiga..
Publicar un comentario