Era una tarde fresca del mes de marzo, cuando los arboles dejan caer sus hojas por la suave brisa del otoño, en un hermoso atardecer.
Corrían los años 60, donde el que dirán y los prejuicios para muchos, estaban a flor de piel.
En el momento menos oportuno, cuando nadie lo esperaba, y con las personas equivocadas, el AMOR hizo su aparición.
Bastó un encuentro de sus ojos para que como un fuerte imán, mas poderoso que la atracción de la gravedad de la tierra, los atrapara a ambos, sin entender por que ante cada mirada encontrada, sus corazones comenzaban a galopar a un ritmo inusual...
Él, adulto, hombre mayor, con una familia formada, con todos los prejuicios a cuestas.
Ella, joven, adolescente, romántica e inmadura. Nunca había sentido algo tan fuerte, que harían trastabillar sus conceptos de moral, que venia arrastrando junto a todos los cuestionamientos propios de la edad y la sociedad que le toco vivir.
Pero si en un momento basto la mirada, para que el AMOR se sintiera satisfecho con su cometido, a medida que transcurrían los días, necesitaban más que una mirada.
El contacto de sus manos, aunque solo sea al pasar.
Y “él” pedía más y más.
Pensaron que el AMOR estaba jugando una mala pasada, que eso no era verdad, no podía ser, ninguno de los dos quería aceptarlo, pero “él” estaba ahí, fuerte robusteciéndose, en forma acelerada.
Les pedía más y más.
Ellos luchaban para no verse, por no encontrase, pero el AMOR jugaba con ellos, los hacia reír y llorar, ¡cuanto lloraban!
Los momentos de felicidad eran los menos ya que siempre estaba el fantasma de lo prohibido, del estar haciendo algo a escondidas, que no estaba bien. Pero “el” seguía ahí, firme, sin el más mínimo interés en retirarse, por el contrario, cada día se fortalecía más y más.
Ninguno de los dos resistía esa angustia que los sofocaba, los estaba destruyendo como personas.
En la mente de ella comenzó a tejerse la idea de que había que matar ese AMOR, cueste lo que cueste, ¿pero cómo?
Los días continuaban, hasta que una tarde de otoño, otro otoño, cuando las hojas caían, ella llegó a su casa, tomo el revolver de su padre y se disparo en el centro de su corazón que no cesaba de galopar.
Había que matar a ese AMOR y lo logro, al menos había salido de su cuerpo, pero se alojo doblemente en el de él.
Y no lo dejaba en paz, el dolor era muy grande, no lo podía soportar, su cuerpo comenzó a flaquear, debilitarse, nada le importaba ya, sus ojos cayeron como las hojas del otoño, y en un tarde de primavera él también se marcho para siempre.
El AMOR ya no podía continuar... murió con ellos.
MARÍA ROSA
Corrían los años 60, donde el que dirán y los prejuicios para muchos, estaban a flor de piel.
En el momento menos oportuno, cuando nadie lo esperaba, y con las personas equivocadas, el AMOR hizo su aparición.
Bastó un encuentro de sus ojos para que como un fuerte imán, mas poderoso que la atracción de la gravedad de la tierra, los atrapara a ambos, sin entender por que ante cada mirada encontrada, sus corazones comenzaban a galopar a un ritmo inusual...
Él, adulto, hombre mayor, con una familia formada, con todos los prejuicios a cuestas.
Ella, joven, adolescente, romántica e inmadura. Nunca había sentido algo tan fuerte, que harían trastabillar sus conceptos de moral, que venia arrastrando junto a todos los cuestionamientos propios de la edad y la sociedad que le toco vivir.
Pero si en un momento basto la mirada, para que el AMOR se sintiera satisfecho con su cometido, a medida que transcurrían los días, necesitaban más que una mirada.
El contacto de sus manos, aunque solo sea al pasar.
Y “él” pedía más y más.
Pensaron que el AMOR estaba jugando una mala pasada, que eso no era verdad, no podía ser, ninguno de los dos quería aceptarlo, pero “él” estaba ahí, fuerte robusteciéndose, en forma acelerada.
Les pedía más y más.
Ellos luchaban para no verse, por no encontrase, pero el AMOR jugaba con ellos, los hacia reír y llorar, ¡cuanto lloraban!
Los momentos de felicidad eran los menos ya que siempre estaba el fantasma de lo prohibido, del estar haciendo algo a escondidas, que no estaba bien. Pero “el” seguía ahí, firme, sin el más mínimo interés en retirarse, por el contrario, cada día se fortalecía más y más.
Ninguno de los dos resistía esa angustia que los sofocaba, los estaba destruyendo como personas.
En la mente de ella comenzó a tejerse la idea de que había que matar ese AMOR, cueste lo que cueste, ¿pero cómo?
Los días continuaban, hasta que una tarde de otoño, otro otoño, cuando las hojas caían, ella llegó a su casa, tomo el revolver de su padre y se disparo en el centro de su corazón que no cesaba de galopar.
Había que matar a ese AMOR y lo logro, al menos había salido de su cuerpo, pero se alojo doblemente en el de él.
Y no lo dejaba en paz, el dolor era muy grande, no lo podía soportar, su cuerpo comenzó a flaquear, debilitarse, nada le importaba ya, sus ojos cayeron como las hojas del otoño, y en un tarde de primavera él también se marcho para siempre.
El AMOR ya no podía continuar... murió con ellos.
MARÍA ROSA
24 comentarios:
Una cruda historia, donde nos muestras la realidad del amor, su cara más amarga, la independencia que lo gobierna, ajena a nuestros deseos e intereses.
El amor va por libre, actúa por su cuenta, y a quien atrapa lo sacude desde sus cimientos hasta hacerle tambalear. A veces se cae en un colchón mullido... y otras en una zarza de espinas puntiagudas.
Muy bien llevada la historia.
Un beso.
una historia preciosa y muy real aun en nuestros dias no siempre cupido juega bien con sus flechas y hay que tomar decisiones hay que elegir caminos. el amor va por libre nos sacude nos anula la razon, luchar contra el casi como nadar contra corriente un dia de mucho viento, es cansado y arduo, y sobre todo funesto para las personas. Una historia muy bien relatada
Triste historia de amor truncado...para siempre...o quizá no, quizá en ese más allá desconocido,al fin pudieran amarse sin recato durante toda la eternidad...
Y es que el amor, no sabe de edades,de espejos,de fronteras.El amor es así y cuando llega poderoso y sin mirar,puede provocar grandes males o embellecerlo todo ilimitadamente...
Besos,María Rosa.
que triste es querer y no poder, sentir y no deber sentir
cruda y real historia
un beso
Una historia arrancada de realidades que aparecieron como una fresca flor y se marchitó cruelmente..hasta morir.
BellÍsimo relato MARIA ROSA!
"Son las razones del corazón que la razón no entiende"
Es duro el amor, y duele hasta terminr con nosotros.
¡Nunca se olvida!
Gracias amigos por cmprenderlo
Los abrazo
María Rosa
DUTA HISTORIA DE AMOR.NO CREO QUE LA DECISION SEA LA MAS ACERTADA,PERO SI ELLA DECIDIO TERMINATRLO ASI,POR ALGO SERIA.
UN BESO
triste y puñetero amor
es hermoso tu escrito
el problema es que el amor no entiende de edades ni de posocion social
no entiende si eres casado o soltero
el es el amor el que manda
y aun que lo queramos negar nos hace unas jegadas que ni nos esperamos
te lo digo por esperiencia proria
besos corazon
Hermoso relato... a veces el tiempo y la distancia son disparos que no podemos evitar...
Qué tristeza... yo creo que antes de perder la vida... pierdo la honra, jaja.
Es terrible, pero estas historias ocurrían y ocurren hoy en día. Esperemos que nadie "mate" nada sino que aprenda a vivir sin ese amor... o simplemente sucumba a él... que también es una opción.
Un precioso texto, amiga
Gracias por las sensaciones.
Natacha.
Vaya... Comenzó a lo "Lolita" y terminó a lo Shakespeare jeje..
¿será que mataron al amor o que el amor los mató a ellos???
;)
besos...
Gracias por llegar hasta aquí y decirme lo que sienten.
Él que vivió un amor
como los protagonistas del cuento,
podrá comprender,las razones sin razón que lo llevaron a esto.
Y bien como dice Isis de la Noche.
¿No sera el amor que los mató a ellos, y no ellos al amor?
UN ENORME ABRAZO TARA TODOS
MARÍA ROSA
Precioso Maria Rosa, una triste historia, y a la vez delicada al leer lo que el amor pudo hacer sufrir a dos personas que quizá por miedo o temor no quisieron olvidar al mundo y vivirlo juntos.
Un saludito.
LEZ
Tan cruel como el amor puede llegar a ser algunas veces. Siempre me ha fascinado esas dos caras del amor, que puede llagar a salvarte o a matarte; te puede llevar a ser la persona más feliz del mundo o a hundirte en la miseria. !Qué cosas tiene el amor!
Saluditos.
qué historia más triste, me has emocionado mucho y eso si me da pena que acaben asi por un amor tan intenso, aunque imagino que la agonía de no poder culminar ese amor los tenía atrapados en un infierno. besos
Aplausos, MaR, escribiste sobre un hilo de inquietud y audacia con un final inesperado.Datildeltecomate
Gracias amigos por vuestra palabra de aliento, y por el paso por mi escrito.
Los abrazo
María Rosa
Una historia intensa, me gustó. Estamos tan pendientes de lo que y quienes nos rodean y lo que es moralmente correcto,que restringimos nuestros deseos...en el fondo eso es otra manera de morir en vida.
Me has "matao" ,jeje.
Muy buena historia.
Un saludito
Caray. Muerto matao me has dejado
Besix
A mi me sucedió algo muy pero muy similar,solo que élla no tomó un revolver sino la decición de matar ése amor apasionado para el bién de los dos ,ý lo mató con el olvido
y la razón ¡Cuán agradecido le estóy! (buena historia M:Rosa)
En momentos en que "el que diran" esta arraigado en las personas es imposible lograr ser feliz sin lastimar a los otros. Por eso tal vez la muerte, fue la única y posible solución.
Gracias a todos lo que de una u otra manera se llegaron hasta aquí y dieron su comentario.
Besos
Los amo
María Rosa
Publicar un comentario