Despertó, pues el frío hacía incomoda su estancia allí. Los parpados algo pegados por la somnolencia intentaron abrirse lentamente, pero solo recibieron oscuridad envuelta en neblina y un pequeño brillo de luz que se perdía a lo lejos. Su espalda estaba húmeda, y algo viscoso se desprendía de ella. Con sus manos acarició el suelo haciendo resbalar lo que parecía arena; la manoseó durante breves instantes preguntándose qué era aquel lugar, dónde se encontraba realmente, ya que aquella no parecía ni por asomo su habitación, y desde luego no sentía haber dormido sobre su colchón de viscolatex.
Todo él, reclamaba una ducha en su adorable jacuzzi, ya que se sentía extraño en su propio cuerpo. A tientas buscó el interruptor de la luz pero no lo halló, incluso llegó a golpearse la cabeza contra un techo rocoso que no recordaba fuera tan bajo. Por fin divisó aquella luz que entraba por una ranura y consiguió salir para ser deslumbrado por la luz del sol, que hizo que volviera a cerrar los ojos de inmediato. Tardó un instante en acostumbrarse a la potente luz, y para su asombro se encontraba delante de una inmensa playa y tras de sí, la minúscula cueva en la que había pasado la noche. Fue entonces cuando empezó a mirarse a sí mismo y la visión le produjo una sensación de angustia y de mareo que no cesaba, sino todo lo contrario, iba en aumento a medida que sus ojos iban contemplando aquel nuevo “yo”, en el que parecía que se había convertido.
Cayó de rodillas sobre la arena mirando con incredulidad sus temblorosas manos peludas. De sus dedos largas pezuñas amenazantes le invitaban a no seguir mirando. Las palmas de sus manos, antes suaves y bien cuidadas, ahora habían oscurecido hasta convertirse en rudas palmas negras agrietadas. No entendía aquello ni la metamorfosis sufrida mientras seguía escrudiñando su cuerpo, sus piernas recubiertas de pelaje marrón oscuro, sus facciones totalmente desfiguradas. Con espanto y horror emitió lo que esperaba fuera un grito de desesperación, pero de su garganta salió un rugido animal que resonó con fuerza.
Pensó que aquello solo era una pesadilla, que tenía que despertar pronto, y salió corriendo dirección al mar para ver si el agua espabilaba su cuerpo y lo hacía volver a su cómoda realidad. Al llegar a la orilla y sumergirse sólo encontró reflejado en el agua su rostro, el rostro del Hommo Erectus.
Al salir de nuevo a la superficie, grabado sobre la arena podía leerse:
“AÑO 2050 TODOS MONOS OTRA VEZ”.
Ruth Carlino
Todo él, reclamaba una ducha en su adorable jacuzzi, ya que se sentía extraño en su propio cuerpo. A tientas buscó el interruptor de la luz pero no lo halló, incluso llegó a golpearse la cabeza contra un techo rocoso que no recordaba fuera tan bajo. Por fin divisó aquella luz que entraba por una ranura y consiguió salir para ser deslumbrado por la luz del sol, que hizo que volviera a cerrar los ojos de inmediato. Tardó un instante en acostumbrarse a la potente luz, y para su asombro se encontraba delante de una inmensa playa y tras de sí, la minúscula cueva en la que había pasado la noche. Fue entonces cuando empezó a mirarse a sí mismo y la visión le produjo una sensación de angustia y de mareo que no cesaba, sino todo lo contrario, iba en aumento a medida que sus ojos iban contemplando aquel nuevo “yo”, en el que parecía que se había convertido.
Cayó de rodillas sobre la arena mirando con incredulidad sus temblorosas manos peludas. De sus dedos largas pezuñas amenazantes le invitaban a no seguir mirando. Las palmas de sus manos, antes suaves y bien cuidadas, ahora habían oscurecido hasta convertirse en rudas palmas negras agrietadas. No entendía aquello ni la metamorfosis sufrida mientras seguía escrudiñando su cuerpo, sus piernas recubiertas de pelaje marrón oscuro, sus facciones totalmente desfiguradas. Con espanto y horror emitió lo que esperaba fuera un grito de desesperación, pero de su garganta salió un rugido animal que resonó con fuerza.
Pensó que aquello solo era una pesadilla, que tenía que despertar pronto, y salió corriendo dirección al mar para ver si el agua espabilaba su cuerpo y lo hacía volver a su cómoda realidad. Al llegar a la orilla y sumergirse sólo encontró reflejado en el agua su rostro, el rostro del Hommo Erectus.
Al salir de nuevo a la superficie, grabado sobre la arena podía leerse:
“AÑO 2050 TODOS MONOS OTRA VEZ”.
Ruth Carlino
13 comentarios:
MUY INTERESANTE EL TEMA FUTURISTA Y LA MANERA DE ENCARARLO.
ME GUSTA.
Mº JOSE
Jaja, muy original. Considerando el estado de involución en el que estamos inmersos, no me extrañaría nada un futuro así.
Buen relato para la reflexión.
Un abrazo.
Ruth, jejeje, me encantó el planeta de los simios y este relato me lo recuerda en cierta forma... espero que no llegue nunca... claro que con lo cafres que nos estamos volviendo.. yo ya he visto algunos gorilas y algunos orangutanes en mi trabajo, en la calle...
Gracias por tus estupendas letras.
Un beso
Natacha
SI SEGUIMOS COMO VAMOS, SEGURAMENTE LOS HUMANOS QUE QUEDEN TERMINARAN, COMO LOS DE TU RELATO.
MUY BUENO
MARÍA ROSA
Al paso en que vamos, no estamos tan lejos de ese futuro!! es un relato muy bueno que te lleva a la reflexión.
HOLA QUISE ENTRAR PARA AGRADECERTE QUE HAYAS HIDO A MI BLOG
HABRI TARDE EL BLOG Y ME DIO MUCHO GUSTO CER QUE YA TENIA UN AMIGO@MAS
BESOS Y CUIDATE MUCHO
TE ESPERO EN MI BLOG
Me recordó a la película El Planeta de los simios. Yo pienso que en su orígen esta cinta, aparentemente sin mucho contenido provechoso, fue concebida para dar a entender que el mono es superior al hombre, o, tal vez, que el hombre puede convertirse en mono. Quién sabe. Lo cierto es que nuestro comportamiento, salvaje e irracional, nos hace reflexionar a dónde vamos. Violencia, guerras... Son retrocesos para la cultura. Una vez a Einsten le preguntaron qué armas se utilizarían en la tercera guerra mundial, y el científico célebre respondió que no sabía, pero que en la cuarta se emplearían palos y piedras. Tú dices que podríamos volvernos simios por completo. Si nada nos impide comportarnos irracionalmente, ¿por qué no podríamos estar cubierto con un poco más de pelo?
Saludos
Gracias a todos por vuestros comentarios, y por una acogida tan cálida.
Quizá lo importante no sea el relato en sí, sino el qué me llevó a escribirlo. Si la humanidad avanza vertiginosamente hacia un estado de deshumanización, si vamos perdiendo esa condición de seres humanos, ¿qué somos, o qué seremos entonces? Puede que estemos entrando en la época de la involución, el tiempo lo dirá.
Como dice "melendi": ¿y si dentro de mil años somos monos otra vez?
Saluditos.
pues espero que no se confirme esta involucion, no me imagino toda peluda de nuevo y ruda... muy original el relato
El relato plantea esa excelente inquietud tuya.. Yo nunca he creído que venimos de los monos ;) pero lo que dices es cierto: si este proceso de deshumanización sigue así, de seguro involucionaremos ;)
un abrazo..
Además, yo añadiría que bastante burros,(con perdón)por no saber dilucidar lo realmente importante de lo vanal, y haber llegado al punto de involucionar...
Sencillamente genial.
Besos.
Parece que has dadp una colleja a Darwin. Hummmm... veamos...Has creado la teoría de la involución jajaja
Besix
jajajaja Qué ironía sería que nos pasara eso, no? Aunque hacía allá vamos si seguimos comportandonos como idiotas los seres humanos...
¡Saludos!
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