ESTAMOS PUBLICANDO AHORA LOS RELATOS DE: GÉNERO: "LIBRE"; TEMA: "EMPECEMOS JUNTOS".

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lunes, 6 de octubre de 2008

EN UN LUGAR DE LAS RAMBLAS...

Pablo era una persona bohemia, vivía en un pequeño piso de alquiler en la calle Sant Ferrant, un alquiler muy económico que abonaba cada mes a una anciana que lo tenía por algo más que un inquilino, veía en aquel joven las ganas de vivir que ella siempre había tenido, el espíritu de aventura que a ella le robaron para convertirla a sus 18 años en una prometedora ama de casa. Pablo se ganaba la vida como caricaturista, cada día al levantarse bajaba a la calle y plantaba su puestecito en las Ramblas.

Era una triste mañana de otoño, uno de esos días en los que el cielo se tiñe de un extraño color ceniza. Pablo estaba haciendo la caricatura de un niño inglés cuando casi por casualidad, por un extraño capricho del destino rompió su concentración para mirar a su espalda, y allí la vio, ella ni tan siquiera se fijó en él, ni tan siquiera lo vio, pero a él le sobró aquel minuto para dibujarla en su mente, para memorizarla, para plasmar en su memoria aquella extraña belleza, aquella extrema dulzura, aquella fantástica inocencia... supo, sin lugar a dudas que se había enamorado, se había enamorado de una joven a la que ni tan siquiera conocía y a la que probablemente jamás volvería a ver...

Esa noche Pablo no durmió, al llegar al anochecer a casa, después de pasear por el Maremagno recordando una y otra vez la imagen de aquella joven se preparó un sándwich, algo rápido, tenía mucho trabajo por realizar. Cogió su caballete y un nuevo lienzo inmaculado y se puso a dibujarla, esta vez no hizo una caricatura, esta vez quería realizar un buen retrato, pero se dio cuenta que no tenía en su paleta colores suficientes como para plasmar la belleza que manaba del rostro de la joven...

A las 6 de la mañana Pablo había terminado su obra, su magistral obra y después de asearse volvió a su puestecito de las Ramblas y mostró aquel bello retrato. A nadie de los que pasaron por allí se le escapó el magnetismo, el misterio, la belleza de aquella obra.

Marta había salido del hotel temprano, antes que sus amigas, quería dar un paseo sin prisas, sin agobios por las Ramblas, quería sentir el aroma de las flores a su paso, el trinar de los pájaros enjaulados, el ajetreo de gente, quería contemplar las obras de aquellos artistas anónimos, quería sonreír viendo a las estatuas humanas, quería disfrutar de su último día en Barcelona. Al llegar al puestecito de Pablo, Marta se quedó anonadada, aquel retrato... aquella chica dibujada con tanto detalle, aquella chica, era ella!!!

Cuando Pablo se giró a ver quien había gritado se quedó felizmente sorprendido al descubrir que la persona que había dado tal alarido no era otra que la chica de la que se había enamorado y de la que pensaba no volvería a ver jamás. Cuando Marta le preguntó cuando valía aquel retrato, Pablo con una dulce sonrisa en los labios le comentó que era un presente para ella, que lo había pintado para ella, que a él y sin que ella lo supiera ya le había pagado con algo mucho más valioso que el dinero, con su compañía...

Pablo se ofreció para hacerle de guía aquel día a Marta, y ella aceptó encantada. Pasearon por el barrio Gótico, por la playa, dieron un paseo en góndola... Pablo estaba fascinado, observaba cada gesto de Marta, escuchaba cada palabra, cada suspiro... Marta estaba como en otra dimensión, no había nada más en su vida aquel día que aquel misterioso, romántico y divertido chico...

Al atardecer, después de horas y horas de hablarse, de conocerse, Marta tenía la sensación de que ya conocía de antes a Pablo, y éste tenía la más absoluta certeza que jamás amaría a nadie como estaba amando a aquella chica... y es que el amor es así de caprichoso, desde hace miles de años existe nos acompaña, pero nadie consigue entenderlo, ni saber cuando, donde o porque nace y sin entender tampoco porque en ocasiones muere tal y como vino, sin saber en que cuna se meció o en que tumba descansa... Lo cierto es que cuando al caer el sol, ambos ascendieron a las tres cruces sabían lo que iba a suceder, sabían que sus labios se unirían, que entre sus corazones nacería una vínculo que ya jamás se rompería... y en el silencio de aquel momento, con el marco de Barcelona de fondo como testigo en el fondo de sus almas el uno al otro se dijeron... Te quiero... De un punto cercano llegaban a lomos de la suave brisa las notas perdidas de una guitarra que tocaba, Still loving you...

Hoy Pablo y Marta venden cuadros en las Ramblas, hay uno que no está en venta, sólo está expuesto, en el se ve a dos enamorados besándose una triste tarde de otoño en las tres cruces del Parc Güell de Barcelona...

Hawkeye

14 comentarios:

Anónimo dijo...

tengo la gran fortuna de ser el primero en comentar este post. Me agrada leerte y la tematica que utilizas gusta a mucha gente, sobre todo cuando existe un final feliz. Te dejo una invitacion a mi blog.
Un saludo
Nos leemos

Esther dijo...

Una historia preciosa y cómo el fotografió en su mente la imagen de ella con toda claridad, eso es algo que admiro yo en los pintores no tengo ese don, por eso pinto mal.. jaja

Y el que acaben juntos me ha encantado..

Saludos

Ana Garcia dijo...

Final sorprendente, creo si mal no recuerdo, es el único relato hasta ahora que un amor platónico acaba felizmente. Bonita historia, aunque una pregunta: porqué las tardes de otoño tienen que ser tristes? Creo que aquella tarde era preciosa para estos dos enamorados....

Un abrazo Hawkeye

Marinel dijo...

Estupendo relato Hawk.Y como al resto, me encanta el final. Por fin un amor platónico que deja de serlo.Un amor que emerge de la impactante visión que se almacena en el órgano rojo y estalla en puro amor.
Un amor correspondido...
Precioso.
Besos.

Ana dijo...

Como siempre, perfectamente escrito, dulce y tierno, pero ¿sabes lo más me ha gustado?: la descripción de Barcelona, la Tres Crudes, Las Ramblas... Me he transportado al mes de junio, cuando estuve allí, cuatro día maravillosos (por mi blog hay algunas fotos de ese viaje) y además (no en Barcelona) alguien una vez pintó mi retrato sólo porque le gusté. No llegamos a la relación de tu historia, pero emociona que un artista se fije en ti.

Enhorabuena. Un beso

AHEO dijo...

Wow! Hay algo que me ha sacado una sonrisa gigantesca: cuando leí "por un capricho del destino"... era preciso que él volteara por que ese momento fué el crucial para que la historia se desarrollara como lo has hecho y tuviera un final feliz...(en la vida real no suceden algunas veces ese tipo de finales pero porque los creemos así "el final de..." y el final siempre está por llegar cuando sea el momento.) Tu relato me ha hecho suspirar y afirmar la idea de que todo pasa por algo.
Muy bello.
Haydeé :)

Autores Reunidos dijo...

Hawkeye, ¡Un amor platónico que no se rompe al tocar!!!
Precioso, terminó bien. Ellos juntos y felices.
Parecía que habíamos condenado al amor platónico a la muerte cuando se materializara... esto nos da la esperanza de que alguno de esos amores se puedan vivir y pasar de sentimiento a "hechos".
Un precioso texto con el que casi terminar este tema tan hermoso.
Gracias amigo.
Un beso, cielo
Natacha.

Layla - Noche Hermosa dijo...

Dejo ser platónico pàra convertirse en un bella historia de amor.

Excelente :)

Anónimo dijo...

Dulce final feliz para el artista y ex amor platónico; se hizo realidad. ¡Por fin!

Me ha gustado mucho, Haw

Un besito

Patricia Lopez Lalli dijo...

Mi dulce amigo Hawk, es un relato tan propio de tu persona!
Ya antes de leerlo "sentía" que era tu dulzura la que escribía...

¿y qué más decir? Pues que me encantó, de verdad... más aún que dejara de ser platónico para convertirse en real, algo que en la mayoría de los casos no sucede.

Te felicito y te dejo un beso enorme.

alicia barajas dijo...

Definitívamente, Hawk, eres un romántico!! Me alegrará pasear por esas ramblas tan bien descritas para encontrarme con el puesto de los amantes y contemplar ese maravilloso cuadro en el que los dos se encuentran. Un abrazo y felicidades.

Leznari dijo...

Que bonita historia, me alegro por Pablo por dar ese paso, yo...no me atreví.
Saluditos.
LEZ

Bowman dijo...

Me has enganchado desde el primer momento Hawk. ¿Cómo puedes ser tan descriptivo? Sin perder del todo el hilo de la historia, quizás me he despistado algo y he descubierto a mi propio amor platónico, que desconocía: la ciudad condal. Me he visto paseando por la Rambla desde la Plaza de Catalunya, pasando frente al Liceu, hasta Colón, dirigiéndome al Maremagnum y paseando (bueno, hay una tiradita ¿no?) hasta mi rincón favorito, tan surrealista, tan modernista... el Parc Güell. Ay, si pudiera besar a mi amada sentados sobre esos preciosos bancos corridos onlulantes de brillantes teselas de colores, o en las escaleras, al lado del Drac...

La increíble historia de estos amantes y el climax feliz de su sorprendente relación ha contribuído enormemente a engalanar la ciudad como ningún alcalde podría, pero creo descubrir que ha sido al revés: que tu propio amor por Barcelona te ha inspirado a la hora de describir tanta felicidad.

P.D.: ¿Paseo en góndola? ¿dónde? Eso no lo conozco. :)

Autores Reunidos dijo...

Me quedo con las palabras de fair lady referentes al otoño... no me gusta imaginarlo así, pues no lo siento de esa forma...

Sin embargo ¡final feliz! Curioso casi final de este género con un final así. Distinto a los demás y sugerente como hermoso. Fácil de imaginar y un pequeño cuento de hadas a la vez, que nos recuerda la vida y sus invisibles talantes...

Encantado de leerte.
Emig