ESTAMOS PUBLICANDO AHORA LOS RELATOS DE: GÉNERO: "LIBRE"; TEMA: "EMPECEMOS JUNTOS".

ÓRDEN DE PUBLICACIÓN EN EL LATERAL DEL BLOG. DISFRUTAD DE LA LECTURA, AMIGOS.


martes, 31 de marzo de 2009

MARISOL


Marisol, la chica de la guitarra melodiosa, quien también fuera la chica del valle de los girasoles, se marchó de este pueblo una tarde nublada. He aquí el relato.

Los padres de Marisol murieron en un accidente automovilístico, por eso un tío suyo se hizo cargo de ella. Puesto que este hombre era aficionado a la bebida, solía perder la razón cuando el diablo se le metía dentro: bramando como un toro, iba al cuarto de su sobrina y la maltrataba sin piedad.

Si la negrura del cielo se espesaba y la luna palidecía, Marisol interrumpía abruptamente sus canciones y se acordaba de la palabra miedo; en un dos por tres deslizaba la guitarra bajo de su cama, se envolvía con las sábanas presa de terror y apretaba los párpados deseando el canto del gallo al amanecer.

No sé cuánto duró tan lastimosa situación, pero Marisol era una mariposa de aire y a su inquisidor se le fue de las manos.

Vivía en una desvencijada casa azul, al otro lado de la mía, cercada por una fila de pinos, frente a un riachuelo de plata rizado por el viento.

En la margen del arroyo la conocí. Ella era una niña de doce años que usaba un vestido blanco salpicado de manchas de zarzamora, yo era un niño de rostro enfangado que caminaba por ahí buscando pepitas de oro… Explico esta circunstancia: por la mañana, había leído con fascinación un libro en el que John Ashcroft, un diestro cowboy del Oeste, con su dupla de revólveres se libró de un grupo de bandidos que asolaban una pacífica localidad, y por su acción meritoria se le otorgó una medalla que le confería el título de sheriff, pero para completar su fortuna, que por lo visto no era suficiente, el destino le sonrió al percatarse de una reverberación inusual en el fondo de un río. Intrigado, John Ashcroft se inclinó hacia el punto brillante, alargó la mano y extrajo una piedra dorada que se llamaba oro; este mineral valía muchísimo –más que la vida de veinte apaches-, dado que le permitía a uno comprar lo que fuese: caramelos, elefantes, algodones, etc. Esta halagüeña fantasía me hacía ruido en la cabeza, cuando vi a Marisol singlando piedras en la superficie del agua. A cinco pasos de donde ella practicaba su infantil deporte, había en el suelo una canasta de mimbre que contenía frutos. “Quizás esconde oro en su interior”, se me ocurrió pensar, y con sigilo alcé la canasta y eché a correr. ¡Escapatoria imposible! No preví que una niña corriese tan rápido… Me pisó los talones hasta que tropecé violentamente con una rama y hube de soltar la canasta al vuelo. Yo caí de espaldas a mi perseguidora, así que me volví para enfrentarla. En su mirada fiera bullía fuego y por sus mejillas rodaban algunas lágrimas. Supuse que se abalanzaría sobre mí, sin embargo, su proceder me desconcertó: se fue, no dijo nada, sólo se fue... Los ojos que segundos antes ardían en llamas se apagaron y su dueña dejó la canasta inmóvil en aquel sitio. “Vaya, una niña extraña”, me dije en voz baja, ignorante del por qué no podía dejar de pensar en una niña tan extraña.

La hice mi novia una tarde de Mayo, en el momento justo en que las corolas, abriendo sus labios fragantes, se mecían tímidamente sobre sus tallos. Dije que recuerdo el momento justo, pues al verla tendida en un colchón de yerba y rodeada por un séquito de flores, el corazón, dándome un vuelco, me hirió de golpe y me atrajo a su lado: Marisol, eres más hermosa que todas las rosas de nuestro valle… Marisol -a pesar de mi nerviosismo, continué mi torpe discurso recién empezado-, tampoco las estrellas que tanto te gusta mirar desde tu ventana pueden compararse contigo… yo quisiera saber…”. Marisol, que apoyaba la sien sobre la palma de su mano, sonrió denotando complacencia. Sus labios escarlata se aproximaron a los míos y por un instante el mundo desapareció.

El amor es un tema enredado. Uno se burla de él, otro, el asceta, evita su contacto a base de trabajos y ayunos; y en el mundo existen seres que dicen no haber amado nunca, y hay otros más que con las heridas abiertas y sangrando han jurado no enamorarse otra vez. Y cuando uno se siente inmune a su magia, el amor se filtra por las hendiduras del corazón.

Marisol se marchó y todo ha cambiado. La vasta casa azul, al poco de su partida se derrumbó, alterando el panorama que dio lugar a nuestra historia, y las golondrinas que hicieron su nido en el tejado emigraron también. En cuanto a mí, después de acallarse las notas musicales que alegraban mi existencia en las plácidas horas de estío, sé del eterno martirio que encierra la palabra soledad…

Pero Marisol está bien y eso me tranquiliza. Y sé también que echa de menos el campo que nos vio crecer, que al evocar el aroma de la rosa perlada por la lluvia se acuerda de mí, que lejos, en la gran ciudad iluminada por la magnífica luna que se eleva por sobre los edificios, ella rasga las cuerdas de su guitarra: “Para el amor no hay imposibles, pues el amor nunca muere si hay esperanza”.

Es el estribillo de una melodía que a menudo cantaba frente al porche de su hogar, cuando me veía saludarla y cruzar el riachuelo con las pantorrillas húmedas: “y si la esperanza alienta dentro de ti, el río remontará su cauce, las golondrinas volverán, y al final del camino, tú y yo nos reencontraremos.”

Carlos

domingo, 29 de marzo de 2009

DE FRÍO MÁRMOL

Hacía ya 20 años que trabajaba como jefe de seguridad, casi los mismos que llevaba enamorado de ella. Carlo había heredado el trabajo de su padre. Puede decirse que era tradición familiar. No era el empleo que él había soñado, pero en aquel momento era lo único que tenía. Su vida pasaría a convertirse en un ir y venir rodeado de obras de arte, trabajando como empleado en la Galleria Borghese de Roma. Él quería algo mejor. Lo que jamás pensó fue encontrarla allí.

La conoció en su primer día de trabajo y desde entonces la adoró, como sólo se adora al verdadero amor. Carlo estaba felizmente casado y era padre de dos hermosas niñas, pero ninguna de sus princesas, como él las llamaba, provocaba en su interior tal guerra de sentimientos. Vivía luchando contra la realidad y por ahora se negaba a dar la guerra por perdida. Sabía que ese amor era imposible, pero se obligaba a sí mismo a seguir sujeto a esa fantasía. Esa mujer era lo que le permitía levantarse cada mañana y recorrer la distancia que les separaba, para perder otro día en un trabajo que no lo satisfacía y ganar otras horas a su lado.

La galería abría sus puertas a las 10 de la mañana, pero ella siempre estaba allí cuando Carlo llegaba. Nunca le había fallado. Incluso antes de abrir las puertas o desconectar las alarmas se reunía con su amada. Necesitaba verla para poder comenzar su día. Era como una droga, una adicción a la que no podía resistirse. Sabía que ella no podía corresponderle, pero de todos modos era feliz amándola.

- Buenos días mi bella dama, otro día más, aquí estoy. Pasaré a verte durante mi turno, si tú me lo permites.- le decía sonriendo cada día, sin obtener respuesta, mientras la observaba embelesado. Eres perfecta, pensaba. Luego se despedía con un gentil beso en la mano. Deseaba más, pero era lo único que tenía permitido y pese a ser un pequeño gesto de amor, le llenaba el corazón.

- Hasta luego mi amor..

Cientos de personas visitaban la galería cada jornada y decenas de hombres se paraban en seco a mirarla, cuando se cruzaban con ella. Entendía tal reacción, porque a él le había sucedido lo mismo. Iba con el director de la galería, conociendo los entresijos del empleo, cuando la encontró; de repente, eran sólo los dos, el director se había esfumado, los visitantes eran una sombra en segundo plano, el mundo había quedado reducido a su diosa de piel de marfil. Desde ese instante la amó. Fue el motivo por el que aceptó el empleo, aún seguro de que su amor no llegaría a convertirse en realidad jamás.

Sin embargo hoy era un día especial, distinto a los demás. Hoy su amor le dolía. Le oprimía el corazón y el pecho, sin ni siquiera dejarle respirar. Quería estar con ella, quería tocarla, besarla, hacerla suya y no podía. ¿Por qué demonios el amor tenía que ser tan cruel?

Esperó hasta la hora de cierre para correr a su vera. Las horas se le habían hecho eternas. Cierto es que la visitó varias veces cuando el dolor ya se le hacía insoportable, pero no se pudo pararse a hablar, no con testigos que juzgasen su amor. Vacía la galería y cerradas todas las puertas, se dirigió a su encuentro. Cuando la tuvo enfrente las lágrimas ya le cubrían sus mejillas.



- Dime ¿por qué me enamoré de ti? Soy un hombre cuerdo enamorado de una estatua o tan sólo soy un loco. Mi amor se resume en un bloque de frío mármol. Querida Dafne, mi amor, te quise desde el primer día y mil noches he soñado con poder besarte y que tú me besases. Mil noches te he imaginado bajando de ese pedestal para rodearme con tus gélido brazos y mil noches me desperté llorando al saber que jamás sería realidad, que jamás vería esos ojos y que jamás escucharía tu voz diciéndome mi amor.

- He intentado olvidarme de ti pero no puedo. Me enamoré y ahora soy tuyo. Dejé de pertenecerme a mí mismo para convertirme en ti. ¿Por qué no luchas y te liberas de los brazos de Apolo? Le odio por ser tu captor pero a la vez lo entiendo, si yo tuviese la mínima oportunidad ten por seguro que no te dejaría escapar, aunque los dos nos transformásemos en laurel ,para vivir juntos la eternidad.

- ¡¡¡ Cobra vida, por favor¡¡¡¡- le suplico entre sollozos

Desahogado de su dolor se desplomó y lloró como un niño a los pies de la estatua de Apolo y Dafne. Su amor de mármol.

viernes, 27 de marzo de 2009

HAY QUE MATAR ESTE AMOR

Era una tarde fresca del mes de marzo, cuando los arboles dejan caer sus hojas por la suave brisa del otoño, en un hermoso atardecer.

Corrían los años 60, donde el que dirán y los prejuicios para muchos, estaban a flor de piel.

En el momento menos oportuno, cuando nadie lo esperaba, y con las personas equivocadas, el AMOR hizo su aparición.

Bastó un encuentro de sus ojos para que como un fuerte imán, mas poderoso que la atracción de la gravedad de la tierra, los atrapara a ambos, sin entender por que ante cada mirada encontrada, sus corazones comenzaban a galopar a un ritmo inusual...

Él, adulto, hombre mayor, con una familia formada, con todos los prejuicios a cuestas.

Ella, joven, adolescente, romántica e inmadura. Nunca había sentido algo tan fuerte, que harían trastabillar sus conceptos de moral, que venia arrastrando junto a todos los cuestionamientos propios de la edad y la sociedad que le toco vivir.

Pero si en un momento basto la mirada, para que el AMOR se sintiera satisfecho con su cometido, a medida que transcurrían los días, necesitaban más que una mirada.

El contacto de sus manos, aunque solo sea al pasar.

Y “él” pedía más y más.

Pensaron que el AMOR estaba jugando una mala pasada, que eso no era verdad, no podía ser, ninguno de los dos quería aceptarlo, pero “él” estaba ahí, fuerte robusteciéndose, en forma acelerada.

Les pedía más y más.

Ellos luchaban para no verse, por no encontrase, pero el AMOR jugaba con ellos, los hacia reír y llorar, ¡cuanto lloraban!

Los momentos de felicidad eran los menos ya que siempre estaba el fantasma de lo prohibido, del estar haciendo algo a escondidas, que no estaba bien. Pero “el” seguía ahí, firme, sin el más mínimo interés en retirarse, por el contrario, cada día se fortalecía más y más.

Ninguno de los dos resistía esa angustia que los sofocaba, los estaba destruyendo como personas.

En la mente de ella comenzó a tejerse la idea de que había que matar ese AMOR, cueste lo que cueste, ¿pero cómo?

Los días continuaban, hasta que una tarde de otoño, otro otoño, cuando las hojas caían, ella llegó a su casa, tomo el revolver de su padre y se disparo en el centro de su corazón que no cesaba de galopar.

Había que matar a ese AMOR y lo logro, al menos había salido de su cuerpo, pero se alojo doblemente en el de él.

Y no lo dejaba en paz, el dolor era muy grande, no lo podía soportar, su cuerpo comenzó a flaquear, debilitarse, nada le importaba ya, sus ojos cayeron como las hojas del otoño, y en un tarde de primavera él también se marcho para siempre.

El AMOR ya no podía continuar... murió con ellos.

MARÍA ROSA

jueves, 26 de marzo de 2009

DE NUEVO, TODOS JUNTOS

Ha llegado ya el sol, que tímidamente cubre de parte a parte las piedras fabulosas que forman el castillo, con esa luz cada vez menos amarilla y más dorada… esa luz que nos acerca al calor, al verano…


Comansi vive a su ritmo, no entiende de tiempo ni de espacio, sin embargo, desde que el Príncipe y yo habitamos su reino, parece que se “humaniza”, que comienza a tomar algunas costumbres de la tierra, aunque la temperatura es suave todo el año y el estanque permanece con su agua tibia siempre…
Las plantas florecen una y otra vez, como un milagro… La dama de noche nos regala su aroma cada vez que el sol se marcha… incluso se permite el lujo de hacerlo al sol, algunas veces…
Podemos ver animales que trotan tranquilos por el inmenso jardín que rodea todo el reino y que se pierde cuando miras desde la Torre norte, desde la que siempre os escribo.

Allí subo cada día y tras esos cristales de color caramelo, puedo adivinar el cielo, que me regala ese milagro de un nuevo sol, el milagro de vuestra amistad… Encuentro letras regaladas, letras hermosas, letras de amor… letras impagables que inundan la torre y me embriagan hasta sacarme una sonrisa, hasta hinchar mis pulmones más allá de lo razonable. Y entonces comprendo porqué soy tan afortunada…

En algún momento de la mañana, el príncipe se asoma por la puerta y me da los buenos días, compartimos unos momentos vuestras letras y preparamos con cariño los asuntos del reino que después harán que todos los disfrutemos…
Suaves caricias y sonrisas acompañan este trabajo hermoso…

Bajando la sinuosa escalera, en el primer gran descansillo, suele estar Ataulfo, ese extraño personaje que nos acompaña de manera voluntaria desde el primer día… Un hombrecillo algo déspota pero que realiza su trabajo de manera efectiva… nunca sabes qué dirá o qué hará…

Nos da los buenos días con la mirada esquiva y sale corriendo escaleras abajo para desaparecer por la gran puerta que conduce a la cocina…
Catalina es nuestra cocinera, magnífica mujer. Huele a harina, a miel y siempre está limpia, blanca. Nunca falta una sonrisa tímida en su cara redonda. Sus grandes ojos verdes cautivan a todos… Ataulfo si que le mira a ella directamente.

Esta mañana, sin embargo, algo ocurre, algo extraño pasa en el piso de abajo… Según llegamos al primer gran descansillo observo que Ataulfo no está como cada mañana… a ambos lados vemos los grandes corredores vacíos… el sol ya comienza a entrar con fuerza, y unos hermosos haces de luz atraviesan la piedra chocando contra la pared…

Nadie…

Comenzamos a bajar…. Los grandes ventanales del salón están cerrados. Los pesados cortinajes hoy no han sido descorridos, como es costumbre para que el sol entre de lleno…
El hall está en silencio, en penumbra, ya que sólo recibe la luz de los pequeños ventanucos, a los lados de la puerta, que permanece cerrada…

El príncipe me mira y con la mirada me dice lo mismo que pienso yo… ¿Qué ocurre hoy…?

El puente levadizo no está bajado… eso significa que Ataulfo y Catalina aún están dentro del castillo…

Quedo algo desconcertada junto a la mesa redonda que aguanta un gran centro de flores y de repente…
¡Se oyen risas tras la puerta de la cocina! … risas divertidas, risas cómplices…

El príncipe se dirige hacia allí, y la abre… se asoma, y antes de que yo pueda hacerlo también, la cierra de golpe y queda delante, sujetando el picaporte a su espalda… cortándome el paso…

¿Qué ocurre? ¿Por qué razón no me dejas pasar…?

No me contesta y cogiéndome de la cintura suavemente, sonríe… y me aleja de la puerta donde ya no se oyen risas, sino carreras precipitadas…

-Déjalos…
-¿Qué? Que deje... ¿A quién? Príncipe. Por favor, dime…
-Son Ataulfo y Catalina… estaban besándose…

Una ráfaga de ternura atraviesa entonces nuestros corazones. Una sonrisa se dibuja suavemente en nuestro rostro sin poderlo evitar.

-Vamos a descorrer nosotros las cortinas, princesa…

En eso estábamos cuando Catalina, tímidamente espera en la puerta del Gran Salón…

- Señores… yo…
- Ataulfo y yo…
- Tranquila Catalina, el amor es precioso no hay nada de qué preocuparse, ni nada porqué disculparse…
- Nos casamos…Hoy…
- ¡¡Hoy!! Pero… cómo… quien….

Ella me tendía un papel…

-Es una preciosa invitación de boda…





- ¡Conocéis a todos los Autores! –dijimos el príncipe y yo a coro-.
- Claro –contesta Ataulfo, todo ofendido
- Es nuestro pago por trabajar aquí… ¿no? Cada mañana, en el corredor norte, leo todos los relatos que dejan en la puerta… Creí que ese era nuestro sueldo… el mejor de toda la comarca. Por eso trabajamos aquí…

El príncipe, emocionado pidió permiso para entregar después de la ceremonia las tres menciones especiales.

Como siempre, las votaciones han estado muy reñidas y cada vez es más complicado elegir... Todos ellos merecen nuestra admiración, y todos los escritos nos han proporcionado sensaciones diversas... Pero como hay que elegir... (Redoble de tambores...) ...



En esta ocasión... los ganadores son:


Este pequeño presente es para los ganadores.
Es vuestro, amigos.


Enhorabuena y gracias a todos por asistir a esta fiesta sorpresa… Deseamos felicidad a Catalina y Ataulfo, y que nos llenen el castillo de pequeños personajes ruidosos, locos bajitos que nos alegren la vida.

Un beso queridos amigos… alimento del alma para este Reino.


Emig y Natacha.

martes, 24 de marzo de 2009

RUTA, DAITYA y POSEIDONIS



«El rey Thevetat fue uno de los últimos Reyes Atlantes bajo cuya influencia maléfica la raza atlante se convirtió en una nación de magos perversos. Pero no todos los Asuras encarnados en la raza Atlante optaron por el rebelde príncipe planetario Ahriman, sino que muchos Asuras se asociaron al Logoi Planetario Terrestre junto con los Hijos de la Voluntad y del Yoga, la raza intraterrena que por aquel entonces tomó partido y se involucró con la causa del Logoi.

Como consecuencia de esas luchas, los Asuras, Devas y otros seres de un amplio espectro entre los que se encontraban los reyes y el pueblo atlante, se dividieron en dos bandos irreconciliables sobre la faz del planeta que forzaron a una guerra global a los dos vastos continentes Atlantes existentes en aquel tiempo: Kusha, el continente situado en la actual zona Atlántica sobre el Trópico Norte y Mú, situado en la zona subtropical del Pacífico.

El rey Thevetat, al mando de los Daityas y los diablos Râkshasas que controlaban el continente de Kusha luchó cruel y encarnizadamente contra los Âdityas y los Sâdhus o sabios guías de la Raza Atlante, liderados por Roth, el príncipe adyta que guiaba a las fuerzas intraterrenas y a los habitantes del continente de Mú. Las terribles consecuencias de la devastadora guerra concluyeron con el segundo y definitivo diluvio Atlante. Esta guerra, además, decidió los destinos de los dos pueblos, el intraterreno y el perteneciente al mundo de superficie en dos culturas separadas y realidades diferentes dentro del mismo planeta. Los vestigios de esta terrible guerra quedaron grabados en la mente colectiva de la humanidad actual y reflejados en muchas de sus leyendas tradicionales, en las cuales, aún se llora la partida de los Elfos (Âdityas) hacia la Isla Sagrada (Âgarttha). Este segundo diluvio, acabó con las últimas grandes civilizaciones Atlantes situadas en las penínsulas de Ruta y Daitya, dejando únicamente un remanente de la cultura Atlante en la isla de Poseidonis, la misma que sería destruida miles de años después como consecuencia de las acciones geológicas que habían fragmentado los últimos restos del gigantesco continente Atlante de Kusha, y desecho el continente de Mú. » (Retazo copiado literalmente)

"Ruta, Daitya y Poseidonis". Así se llamaba el libro que tenía entre manos y casi cada día de su vida en el pensamiento. Leerlo le recordaba a su padre, nacido en el 68. Un año —le decía su padre— que sirvió de umbral a la puerta del deterioro de la humanidad, la cual, década tras década se evidenciaba más y más el decaimiento de los valores primigenios que nos unían y mantenían cerca de lo natural, para pasar a convertirnos en víctimas de nuestra propia civilización.

Yo, ahora, tengo casi cuarenta años. Vivo en una humanidad apunto de cumplir su 2050 aniversario, y a pesar del tiempo vivido, elijo muchas veces cerrar los ojos, y recordar las palabras de mi padre y otros, las cuales vaticinaban un fin de ciclo como en tiempos de la Atlántida. Una civilización que en tiempos de mi padre, era todavía en su mayor parte una leyenda, y que el 2018, finalmente, la ciencia reconoció formalmente su existencia.

Todavía me pregunto de qué nos sirvió tal hallazgo y confirmación. Utilizamos este saber para alejarnos todavía más de nuestra cruda realidad, y seguimos alimentando la perfidia desde los pequeños egoísmos; devastando el planeta sin ninguna conciencia, y viviendo hasta la extenuación una guerra mundial que quizás, resulta más dañina que cualquier referente histórico, por ser lentamente destructiva desde lo económico y psicológico.

Sin embargo, yo estoy bien desde que entendí lo que tantas veces decía mi padre haciendo alusión al cambio, sin preocuparme de cambiar a nadie sino a mí, como si fuera un pequeño mundo por conocer, aceptar y vivir. Vive y deja vivir —me decía— y así lo entendía cuando en cualquier cosa de la vida, no me he dejado llevar por ninguna tradición, pensamiento o cultura que no sintiera desde mi interior como coherentemente cierta. Empiezo, incluso, a comprender, que nada se destruye cuando la Naturaleza actúa como revulsivo, pues todo está supeditado a unos ciclos que son tan cósmicos como necesarios, y nosotros, estamos, queramos o no en ellos.

Me decía mi padre que para entender esto, debía encontrar mi alma, y desde ahí, ver las demás almas y comprender que la continuidad de la evolución sigue, aun a pesar de las apariencias. Me decía con su habitual sonrisa, que era como en algunas películas, en que la verdad finalmente aparece victoriosa. Yo me preguntaba entonces, si el ser humano, al vivir, lo que hacíamos cada vez más es tapar esa verdad con nuestras mentiras... Entendí que una de las grandes mentiras vividas era la propia ignorancia, la cual no nos importa aceptar, porque lo hacemos con los ojos cerrados...

Entonces... entiendo desde lo que recuerdo y he leído, que la última parte de esa Atlántida fue Poseidonis; la cual desapareció de forma natural, aunque drásticamente, hace algunos miles de años. No hay matemática que sirva para saber cuánto nos queda, pero observando por doquier, imagino un cuerpo enfermizo que no quiere levantarse; no sé si porque no puede, porque no recuerda que puede; porque ha perdido la voluntad de que debe...

Todavía conservo algunos cd's de música de mi padre, junto a un quemador de incienso que le regaló una amiga. Esto lo guardo con el mismo cariño que él me lo entregó, y lo utilizo, como hoy, cuando escribo de verdad... aunque sea un relato...

Emig

domingo, 22 de marzo de 2009

AÑO 2050

Despertó, pues el frío hacía incomoda su estancia allí. Los parpados algo pegados por la somnolencia intentaron abrirse lentamente, pero solo recibieron oscuridad envuelta en neblina y un pequeño brillo de luz que se perdía a lo lejos. Su espalda estaba húmeda, y algo viscoso se desprendía de ella. Con sus manos acarició el suelo haciendo resbalar lo que parecía arena; la manoseó durante breves instantes preguntándose qué era aquel lugar, dónde se encontraba realmente, ya que aquella no parecía ni por asomo su habitación, y desde luego no sentía haber dormido sobre su colchón de viscolatex.

Todo él, reclamaba una ducha en su adorable jacuzzi, ya que se sentía extraño en su propio cuerpo. A tientas buscó el interruptor de la luz pero no lo halló, incluso llegó a golpearse la cabeza contra un techo rocoso que no recordaba fuera tan bajo. Por fin divisó aquella luz que entraba por una ranura y consiguió salir para ser deslumbrado por la luz del sol, que hizo que volviera a cerrar los ojos de inmediato. Tardó un instante en acostumbrarse a la potente luz, y para su asombro se encontraba delante de una inmensa playa y tras de sí, la minúscula cueva en la que había pasado la noche. Fue entonces cuando empezó a mirarse a sí mismo y la visión le produjo una sensación de angustia y de mareo que no cesaba, sino todo lo contrario, iba en aumento a medida que sus ojos iban contemplando aquel nuevo “yo”, en el que parecía que se había convertido.

Cayó de rodillas sobre la arena mirando con incredulidad sus temblorosas manos peludas. De sus dedos largas pezuñas amenazantes le invitaban a no seguir mirando. Las palmas de sus manos, antes suaves y bien cuidadas, ahora habían oscurecido hasta convertirse en rudas palmas negras agrietadas. No entendía aquello ni la metamorfosis sufrida mientras seguía escrudiñando su cuerpo, sus piernas recubiertas de pelaje marrón oscuro, sus facciones totalmente desfiguradas. Con espanto y horror emitió lo que esperaba fuera un grito de desesperación, pero de su garganta salió un rugido animal que resonó con fuerza.

Pensó que aquello solo era una pesadilla, que tenía que despertar pronto, y salió corriendo dirección al mar para ver si el agua espabilaba su cuerpo y lo hacía volver a su cómoda realidad. Al llegar a la orilla y sumergirse sólo encontró reflejado en el agua su rostro, el rostro del Hommo Erectus.

Al salir de nuevo a la superficie, grabado sobre la arena podía leerse:

“AÑO 2050 TODOS MONOS OTRA VEZ”.

Ruth Carlino

viernes, 20 de marzo de 2009

RECORDAR EL FUTURO

… Algunos dicen que se puede…

Pero algo me dice que lo sabemos solo cuando estamos en el futuro que hemos recordado en el pasado: cuando, situados en el aquí y el ahora, sentimos eso que llaman déjà vu (o, si no lo prefieren a la francesa, paramnesia): “Ah… esto ya lo he vivido”, acompañado de una especie de reminiscencia que entre vagas imágenes nos brinda un destello de certeza.

Aunque… Puede ser que sepamos que no lo hemos ‘vivido’ y aún así sepamos que lo estamos recordando. A no ser que haberlo visto o haberlo imaginado sea lo mismo que haberlo vivido… A lo cual yo, indefectiblemente, debería responder de manera afirmativa sabiendo lo que sé: esto está sucediendo de nuevo.

Es el año 2009… Estoy sentada frente a un ordenador reflexionando de manera escrita acerca de cuestiones tan triviales como viajar en el tiempo... ‘El cuerpo y la mente son lo único que nos lo impide’, es la brillante conclusión a la que llego después de repasar mentalmente y en fracciones de segundo, libros leídos, sueños y ensoñaciones, películas de ‘ficción’, enseñanzas de maestros, filosofías ancestrales. Una ligera emoción se apodera de mi satisfecho ego después de llegar a la brillante conclusión y es entonces que lo decido, de manera irrevocable: ‘esta noche viajaré en el tiempo’. Lo decido después de recordar que un autor que me encanta leer escribió, en otras y más acertadas palabras, que sin cuerpo y sin mente el espacio y el tiempo dejan de existir.

Entonces es ese el quid del asunto… Solo falta resolver el pequeño detalle del cómo. Bien: años de aprendizaje y práctica me han enseñado que no somos la mente. ¡Excelente!! Un poco de meditación para desconectarme de ella. Ya está. Ahora el asunto del cuerpo: eso de los viajes astrales siempre me asustó, aún cuando ya supe hacerlos, porque el ‘despegue’ (¿?) es muy violento… (Es gracioso cómo usamos el lenguaje sin darnos cuenta del significado que encierran las palabras…). En fin… Decidida como estoy, eso es lo de menos.

Y elijo una fecha al azar: año 2050. Veo el cataclismo del año 2012 del que tantos hablaron y que viví: catástrofes naturales alrededor del mundo, el planeta convulsionado, entrando en una nueva etapa cósmica. Las almas sintiendo el influjo del umbral que traspasan sin saberlo. Un momento… ¿cómo sé todo esto? Sé que lo estoy recordando pero sé que estoy haciendo el experimento de viajar en el tiempo apenas en el año 2009. Esta revelación me conmociona tanto que no me detengo a pensarlo y paso rápidamente por el recuerdo del 2012. Sé que estoy en eso que llaman ‘la luz astral’, ‘los anales akáshicos’, ‘el alma del mundo’… Ese… ¿lugar? donde está escrito el pasado, el presente y el futuro… Este pequeño brote de emociones e ideas me hace tomar conciencia de que estoy pensando demasiado… La mente que ‘no soy’ está interviniendo, lo cual amenaza al éxito del experimento… Este momento de atención acalla mis pensamientos y me vuelve a sumergir en la corriente de luz. La Tierra comienza a alejarse y a verse pequeñita hasta perderse en la oscuridad. Estoy de pie, a la orilla de un mar. Y nada más. Como no pasa nada, comienzo a preguntarme muchas cosas. Estoy pensando otra vez…

Entonces decido abandonar el experimento sin saber si lo del 2012 fue pura fantasía o una auténtica inmersión en el akasha… ¿Cuál era la clave para saberlo? ¡Ah sí! La recuerdo y decido que fue una auténtica inmersión en el akasha y me siento feliz aunque no logré… ¿llegar? al 2050. Entonces salgo a la ventana y los hermosos soles del mediodía dejan brillantes destellos sobre el agua del mar…

¡¿Soles?!! Ah sí… el sol rojo y el que es casi violeta… Ay… Siempre me desubico cuando quiero imaginarme que vivo en un mundo en el que el tiempo es inexorable y donde se atraviesan los espacios transportando el cuerpo, que es como una cáscara pesada. No concibo una existencia así y por eso me he puesto a pensar cómo sería viajar a esa Tierra que veo desde aquí. Ya que dicen que hay otros mundos y que todo está pasando de manera simultánea, quise asomarme una vez más. Me pregunto si alguien, desde allá, imagina este paisaje… Me pregunto si yo, estando allí, me imaginaría este paisaje…

Y elijo una fecha al azar: año 2009, cuarenta años atrás. Y uno más. Y finjo ser una escritora que puede ver todo lo que ha sido, es y será; y se sienta frente a un ordenador a escribir un cuento sobre el año 2050: solo para saber si lo que logro imaginar se acerca a la realidad… Para comprobar si puedo recordar este futuro…

He puesto tanto empeño en mi pequeño experimento, que a veces no sé ‘cuándo’ o dónde estoy… Pero eso no me preocupa… Si algo he aprendido de esto, es que tan real es lo uno como lo otro… El futuro existe. El pasado también. Si el presente es el puente que los une… ¿por qué no lo podemos cruzar? Claro que si nos decidimos a hacerlo, no podemos olvidar este detalle: no hay una única posibilidad. Lo desconocido es en realidad la suma de todas esas infinitas posibilidades… Y puede ser que el tiempo sea un túnel con varias ventanas por las que nos podemos asomar… Y el espacio en realidad sea una simple ilusión…

Esto está sucediendo de nuevo… Ya escribí esta historia dos veces antes. En el 2009 y en el 2050. Ahora ya ni sé dónde estoy… o cuándo. Tal vez ¡por fin! logré quedarme fuera del tiempo y el espacio ;)

Isis de la Noche.

miércoles, 18 de marzo de 2009

NO ERA SU TIEMPO

Su vida estaba desenfocada, desencajada, fuera de lugar y, sobre todo… de tiempo. Meses después de que ella se fuera para siempre, decidió volver a la facultad, a su cátedra de Historia Medieval. El contacto con la juventud parecía devolverle cierta vitalidad, le ayudaba a “pasar el día”. Luego, por la tarde…regresaba a casa…su casa…

El portal le parecía más ancho desde que se eliminaran los buzones de correo, se estrechara la escalera, que nadie usaba salvo él, y se instalara aquel infernal artilugio, que no utilizaba. Odiaba aquel nuevo ascensor vertical-horizontal al que no tenía más que decirle donde iba, para que le dejara en la puerta de su casa. No le gustaba hablar con las máquinas, pero, en ese tiempo, todo funcionaba así, y el ascensor no era una excepción.

Subió las escaleras, despacio, apoyando su mano derecha en el arambol, sintiendo aquella vieja madera, viva, entre sus dedos. Recordaba, con orgullo, haber conseguido que no la cambiaran años atrás. Su contacto le pareció cálido comparado con el metal de las modernas, funcionales, y frías barandillas.

Una vez en la puerta de su casa, echó mano a su bolsillo, buscando las llaves, algo que no usaba hacía años. Ahora los bolsillos no recibían ni el monótono tintineo de las monedas chocándose unas con otras, porque el dinero no existía. Todo eran tarjetas y microchips, que sabían más de él, de lo que nunca se hubiese podido imaginar. Al darse cuenta, sonrió. Sacó la tarjeta de seguridad, que introdujo en su ranura, colocó el dedo índice sobre el lector de huellas, su ojo derecho junto al lector de retina, y finalmente la puerta se abrió.

-Lo que uno tiene que hacer para entrar hoy en día en su propia casa. Y ahora…mi ama de llaves virtual. –Pensó.

Cumplió con el divertido ritual de simular que dejaba las llaves sobre el mueble de la entrada, junto al inexistente correo, y las monedas que no llevaba. Se quitó el sombrero y el abrigo, y los colgó en el viejo perchero, colocándolos con esmero.

-Luz tenue.

-Buenas noches. Señor

-Buenos noches Julia. Música, Beatles, Abbey Road, cara dos.

Se preparó una cena especial, con productos que cada vez costaba más encontrar, como era la cecina, el jamón o el queso de oveja. Como habían cambiado las cosas. Los sabores se estaban difuminando en una vorágine de sustancias deshidratantes, conservantes y colorantes. Los productos hiperproteicos envasados iban sustituyendo poco a poco a la comida de siempre. Se escandalizaba al ver los anuncios de la moderna “comida rápida saciante”, última moda entre los ejecutivos, en forma de pastillas. Era un mundo de locos.

Antes de cenar, decidió darse una ducha, si a aquello se le podía llamar así. La única parte de la casa que había tenido que modernizar obligatoriamente había sido el baño. La ley, debido a la escasez de agua, le obligó a instalar una cabina de vapor desinfectante. Había sido el fin de aquellas duchas de agua fría y caliente, largas y relajantes, reparadoras, que recordaba con tanta nostalgia.

Pero el mobiliario seguía siendo el mismo. No se había podido deshacer de él. Allí concentraba los recuerdos de más de treinta años de vida…con ella.

Se sentó en su viejo sofá.

-Apagar música. Canal historia medieval. Serie los cátaros. Continuar

Julia, conectó el holograma que había sustituido a las televisiones convencionales, y que podía verse en cualquier parte de la casa si se deseaba. Cenó mientras visualizaba, por enésima vez, aquel viejo documental que fuera clave para decidirse por la faculta de historia en vez de la de derecho, en los turbulentos años, llenos de dudas, de su juventud.

Acabó de cenar, y regresó a la cocina para prepararse una infusión relajante, a base de valeriana, hierba luisa, melisa, lavanda y tila. Una mezcla que únicamente se encontraba en el mercado negro. Mientras esperaba a que el agua hirviera, salió al pequeño balcón.

-Apagar holograma. 2050FM Noticias

La radio estaba comunicando los actos oficiales organizados para conmemorar la llegada del ecuador del siglo XXI. Parecía que el mundo se acercaba a un momento clave. Todos esperaban algo especial, diferente, como años atrás sucediera con el cambio de siglo, que él viviera en su lejana niñez.

-Que mundo tan diferente-

Los tonos grises lo cubrían todo. Hasta la luz no parecía la misma. Pero no sólo había cambiado el mundo. Él no percibía los colores desde que ella desapareciera. La tristeza que sentía en su interior, le impedía captar la escasa belleza que le rodeaba.

-Modo noche automático. Tercera sinfonía de Beethoven.

Regresó a su refugio, su viejo sofá. Allí imaginaría la cara inexistente del acompañante imaginario que formaba la silueta de su abrigo y su sombrero, colgados en el perchero, haciéndole compañía, en el recibidor de la casa. Allí disfrutaría de su infusión humeante, bebiendo sorbo a sorbo. Allí se recostaría, escuchando el sonido de unas llaves en su mano, haciendo chocar unas monedas en su bolsillo, creando una sinfonía de sonidos que le ayudaran a oírla a ella. Allí escucharía de nuevo aquella voz, su voz, intemporal en su memoria, y esperaría, ansiando dormirse, no volverse a despertar, y regresar así, a su momento, aquel momento que ya había pasado.

-Felices sueños señor- Dijo Julia, apagando las luces y la música, al tiempo que él comenzaba a soñar sueños de otro tiempo.

Luís Miguel Morán
(Calvarian)

lunes, 16 de marzo de 2009

AYUDA

Respiras hondo y te haces la ilusión de que lo vas a conseguir, que tú puedes, que está a tu alcance...

Sueñas cada noche con descubrir que, de algo sirven tus esfuerzos, que para algo han valido esos besos, esa sumisión y esa admiración. La obediencia ciega. Que la recompensa ha de estar escondida en algún lugar... y la buscas y la esperas… sin descanso, con la fe propia de los niños.

¿Seré yo? ¿Qué habré hecho mal? ¿Provoco yo sus ataques…?

Y los golpes van llegando... y los vas encajando...

Acabará pronto, te dices a ti mismo... Y un día, algo te golpea tan fuerte, que te hace caer, tambalearte tan violentamente, que incluso en el suelo parece que sigas cayendo...

Y ni te duele. Los morados de la piel parecen surgir a voluntad propia, pero lo que escuece no se ve, lo que duele es el alma que llora desconsolada preguntándose ¿Por qué yo? ¿Por qué?

Y entonces decides que ya no puedes más. Es cuando un sentimiento fuerte se apodera de ti, y de da fuerzas.

Sientes que puedes caminar y LO HACES… sin dudar... y derivas en una playa... vacía, ya sin preguntas, ya sin penas, ya sin dolor ni dentro ni fuera...

Y de repente, él aparece y te muestra una puerta, una salida... ¡Y la tomas! corres como loco, como alma que lleva el diablo. Corres sin destino y sobre todo sin mirar atrás...

Y avanzas por ese camino sin reparar en las cosas que vas dejando a los lados, en la personas que vas despreciando... NO, no entres en mi vida, me dañarás... NO, no quiero conocerte, me herirás... NO, no me toques... sangraré... como siempre, NO, no me beses, me abandonarás…

El corazón convertido en el corredor de fondo de una loca carrera por alcanzar el final... ¿de qué?


Y vas quedándote solo, sólo con él... ese que encontraste en la playa, que te mostró un sendero por el que correr, un escape...

Ese malvado, disfrazado de payaso, de amable y risueño compañero, de guía experimentado... que te ha llevado de la mano al futuro de tu propia vida...

Ahora estoy aquí, sentado frente a un profundo acantilado, con los pies colgando... han pasado muchos años... En el 2050, las cosas han cambiado.

Yo conseguí que nadie me golpease más. No volví a ver a mi padre, ese ser tan cruel... Mis bracitos nunca más tuvieron moratones, ningún diente voló fuera de mi boca ensangrentada. Nunca nadie más me violentó en mi propia cama.

¡Lo conseguí!

Ahora miro a mi alrededor y, lejos de sentirme orgulloso de mí mismo, veo que nadie me acompaña excepto él... siempre cerca, siempre como una sombra, oscureciendo cada rayo de sol...

Se acerca despacio hacia mí, y me susurra al oído "SALTA"... un abismo me espera. Detrás... él continúa... susurrando como un soplo de aliento que se mete por mi nuca…"SALTA... saaaalta".

Me levanto lentamente, un leve mareo de vértigo acude a mi frente y lo hago... suavemente... Salto. Más… me dejo caer… caigo y puedo oír como él, mi compañero de viaje, se ríe burlón... me señala con el dedo y SE RÍE... SE Ríeeeee....

Veo como allí, al borde del abismo él... el odio... Se ríe de mí... mientras busca ya a su próxima víctima.

Alguien a quien SALVAR, algún pobre desgraciado que, como yo, nunca supo perdonar y olvidar.

Natacha.

sábado, 14 de marzo de 2009

VUELTA A CASA


Volví a aquella vieja casa después de una infinidad de años, arrastraba el peso de un largo viaje, un viaje lleno de madurez y de sentimientos, después de una larga pelea, conseguí abrir la puerta de la casa, me volví hacia mi madre que esperaba paciente la tendí la mano, y avanzamos por el oscuro pasillo,

El largo pasillo de la entrada llegaba hasta la cocina, intentábamos aguantar la respiración, el olor era intenso, olía al paso del tiempo, una mezcla rara, como a polvo, sentimientos, antiguas vidas, incienso, infinitas comidas, cerrado, vacío, flores…

Olía a mi infancia ya perdida, a esas largas tardes de verano jugando en la calle, a antiguos cumpleaños, a la juventud de mi madre, a su vida, al paso del tiempo.
La madera crujía mientras nosotras avanzábamos por la casa, nos daba la bienvenida, pequeños rayos de sol entraban por las ennegrecidas ventanas, marcando nuestro camino en el suelo,

Eso me hizo sonreír, me volví hacia mi madre, y con una sonrisa dije, huele a la casa, y ella, se hecho a reír, un destello de esperanza apareció en sus ojos, hacia tiempo que no veía eso en sus ojos, me gusto volver a verlo.

Camino

jueves, 12 de marzo de 2009

FÁBULA DEL AMANECER

Son las 2:00 am de un día de febrero del 2009, solo en una habitación se debate aquel hombre entre la vida y la muerte; instantes atrás su cabeza parecía estallar ante la tensión de miles de recuerdos, dolorosos recuerdos; hubiese preferido ser él quien muriese… si tan sólo no se hubiera tomado aquellos tragos… es tarde, la conciencia no perdona y el efecto del licor nunca es eterno, la culpa destroza lentamente y hace de la existencia un tormento; tormento que ahora parecía sosegarse al filo de la cuchilla que trozaba las venas… 34 años parecían irse por el sifón de la bañera, el anhelo por la vida parecía despertar en él, el deseo de retroceder el tiempo, el de poder optar por no quitarse la vida; más ahora ya era tarde, la historia jamás detiene su marcha y las acciones avanzan pero no retroceden…

Es jueves, el amanecer virtual al interior de la ciudad enciende automáticamente los aires acondicionados, una brisa de calor transita en medio de las calles de la encapsulada polis anunciando la llegada de un nuevo día; a sus 75 años, en un apartamento ubicado en la zona antigua de Roterdand, aquel hombre se levanta dirigiéndose al baño, el reloj marca las 5:05 AM, la bañera parece hacerle recordar…

Susana, una pelirroja de ojos azules apenas perceptible para la mayoría, pero para él, el todo de su foco visual; era como si desde que se conocieran hubiesen estado unidos por una especie de conexión extrasensorial; el punto es que no había alegría ni tristeza del uno que no fuese percibida por el otro; era mas que casual el que cuando uno más necesitase de alguien, apareciese el otro de la nada, como si supiese de lo fundamental de su presencia…

75 años, vividos de la manera más intensa, en especial los últimos 41; a diferencia de los demás aquel hombre había descubierto el verdadero valor de la vida. La fundación que llevaba su nombre devolvió la felicidad a más de un millar de familias; fueron tiempos duros los de la guerra, las armas nucleares parecían haberse llevado consigo no sólo gran parte de la tierra conocida hasta entonces, sino incluso la esperanza de la raza humana… fue allí donde su papel fue más que importante, de la mano de sus acciones resurgió la esperanza para muchos, para todos…

Son las 3:05 de la madrugada, de haber sabido que era tan lento morir de aquella manera, hubiese optado por saltar al vacío desde su oficina, estaba demasiado débil para ponerse en pie, pero lo suficientemente fuerte para ser conciente de cuanto sucedía… ¿se habría equivocado?...

La pantalla gigante ubicada en la plaza central proyecta las imágenes de aves surcando los cielos, los altavoces recrean el sonido de los pájaros; la iniciativa había sido del gobierno de turno, que buscando reducir el stress de los ciudadanos, llevaban a cabo un proyecto por recrear la naturaleza, ahora inexistente, al menos artificialmente…

Susana duerme, o por lo menos procura, da vueltas de un lado para el otro, mira al techo, intenta tapar su cabeza con la almohada, hay algo que le quita el sueño… ¡Miguel!, el reloj marca las 4:00 AM, Susana se resigna a pasar la noche en vela, se sienta, busca las pantuflas debajo de su cama, toma ahora el teléfono en sus manos, es tarde, pero llevada por esa especie de palpito parece hacer caso omiso de la hora, marca, al otro lado de la línea nadie responde…

El agua fría le recordaba al viejo la muerte, era curiosa la manera como cada mañana descubriéndose vivo lo primero que hacia era pensar en ella, no como una posibilidad distante, sino como su más cercana compañera… “mi hermana muerte” así la llamaba plagiando la frase de un santo, rezago de las viejas religiones…

Los ojos quieren cerrarse, pero el frío del agua que corre en la bañera desbordándola se lo impide, es tarde, tarde para cualquier cosa, tarde para una ultima voluntad, tarde para contestar el teléfono que repica, tarde para gritar auxilio… quizás debió empezar por cortarse la cabeza, lo hubiese hecho de haber sabido que iba a durar tanto tiempo consciente… son las 4:50 de la madrugada del Jueves, lo sabe, porque en el silencio de su apartamento retumba el sonido de su despertador…

Susana sostiene su cabeza en medio de sus manos, ¿paranoia? ¿Será paranoia?... ¡No! Siempre había sido fiel a sus corazonadas, algo estaba pasando, levanta la cabeza colocándose de pie en seguida, toma el abrigo del suelo, busca las llaves encima de la mesa de noche, y sale presurosa en medio de los visos de la madrugada…

La hoja de un viejo periódico es arrastrada por el viento en medio de la ciudad, un vagabundo que transita la calle la toma en sus manos, el titular anuncia “Una mujer y dos niños mueren arrollados por un coche, el conductor del vehiculo, quien al parecer se encontraba en estado de embriaguez, se dio a la fuga y es buscado actualmente por las autoridades” la fecha, 24 de Agosto de 2006…

La puerta abierta, su palpitar era cierto, todo está en silencio, el agua corre fuera del apartamento empapando las escaleras, la alarma no ha dejado de sonar, el reloj marca las 5:05 AM, Susana entre temerosa, esperando lo peor, ¿Miguel? Dice con voz temblorosa, mientras se aferra fuerte a la solapa de su abrigo…

La bañera se ha llenado como todos los días, el viejo se sumerge en las frías pero relajantes aguas, como si se tratase de una especie de ritual, cierra los ojos y parece ver de nuevo, como todas las mañanas desde aquel día, los ojos azules de aquella milagrosa figura femenina…

¡Miguel! El grito de Susana retumba en el edificio, el agua manchada de sangre le augura lo peor, ella, sin pensarlo, lo toma entre sus brazos, y como si al tocarlo le devolviera la vida, él abre los ojos como quien se desvanece…

Son las 5:15, aquel hombre, en aquella ciudad encapsulada, en Roterdand, aquella mañana virtual, sale de la bañera, sintiéndose un ave fénix que levanta el vuelo, son las 5:15 de la mañana, hora mágica, hora en la que para Miguel parece haberse detenido el tiempo, como si en ella se juntasen pasado, presente y futuro por un momento, hora del sueño de la muerte y del despertar de la existencia, hora que le recuerda lo mucho que le debe a la vida…


Kadosh (Oscar Javier)

lunes, 9 de marzo de 2009

REENCUENTRO

Cuarenta las alboradas para despertar y ver frente a mi rostro tu mirada. Fueron cuarenta los ocasos que en brazos de otros mi piel fue perdiendo la suavidad que trae el agua. Hoy solo le agradezco al tiempo que egoísta borro tu rastro, dejando en mí solo un recuerdo que en la distancia se convirtió en un arcaico sueño.

¿Que importa ahora lo no vivido? Solo somos dos añejos cuerpos que renacieron después de tanto tiempo. No soy bella, no eres bello… no soy joven, eres viejo… somos el producto de la trajinada cosecha de los millones de minutos sin tu presencia.

Tantos hombres en un solo cuerpo… tantas caricias para un alma vacía. En mi mente, solamente un viscoso recuerdo de lo que alguna vez fue mi sublime alimento.

Me miras… tomo tu mano. Es rancia y arrugada; algo mas que la mía. Detrás de tus cansados ojos, veo la ternura de tu primera palabra. - ¿Por qué no bailamos? – Anda, levántate!!! Aun tus huesos cansados pueden hacerlo. Fueron cuarenta años para volver a sentir tu cuerpo danzando… solo déjame, y yo canto. Es la vieja melodía que en la noche se perdía. Así es. Izquierda, derecha… izquierda, derecha… Ahora sobran las palabras… podemos, desnudos… botarnos en el agua. No existe la vergüenza, no existe el olvido… solo existe un amor que alejado: fue perpetuo.

Ahora; mojados, brindemos por el reencuentro. En este momento, más que el licor…me embriagan tus besos. Noche, sol, besos, agua, licor, humo, piel, calor, música, baile, tacto, aliento… todo de nuevo en un mismo momento… tu y yo, después de tanto tiempo, de nuevo juntos, en un solo cuerpo.

Gracias por volver, gracias por encontrarte… entre nosotros, no existe espacio, no existe tiempo…solo existe un amor que después de cuarenta años, demostró que es eterno.
Imagen: miller-mccune


Yinna Rincón

viernes, 6 de marzo de 2009

ERASE UNA VEZ


Erase una vez...

En una cena como otra cualquiera con papá, mamá y la abuelita frente a la gran tele de plasma y comiendo unos canelones precocinados que no me encantaban (me gustan más los de la abuelita), era el momento ideal para exponer mi deseo:

-¡Mamá quiero un perrito!

Me miraron todos sorprendidos pero a mi abuela parecía hacerle gracia la situación y estaba sonriendo.

-Nena ¿no tienes a ciberspike?-Me dijo mi madre.

-No es lo mismo..vi uno en un anuncio de los de verdad y hace más cosas.

-Cariño son muy caros ¿no ves que los crean genéticamente?

Eso me hizo dar vueltas a la cabeza a otro asunto y le pregunté:

-¿y yo de donde vengo mamá?

A mi madre le cambió la expresión de la cara, parecía que la había puesto en un aprieto pero me contestó pacientemente...

-Mamá y papá pusieron cada uno sus células que en el laboratorio nos dieron a elegir como queríamos que fueras, y aquí estás la niña más preciosa del mundo.

Esa respuesta me enfadó ¡era creada como los perros!me sentí un experimento de laboratorio creado al gusto y eso no me gustaba nada..Esa noche estaba enfadada con mamá, así que esta noche me acostaría la abuelita y me contaría el cuento y cuando llegó la hora...

“Erase una vez un mundo donde el aire que se respiraba era puro,habían campos llenos de flores y mariposas y los niños jugaban en la calle con un simple balón y una cuerda y nacían del amor de los padres sin ser elegidos..La fruta se cogía directamente de los árboles y era todo más natural...”

La interrumpi:

-Abuelita ¿eso ha existido alguna vez?

-Si cariño,cuando tu abuela tenía tu edad no había tantos robots como ahora, ni las autopistas aéreas ni existía una burbuja sobre el cielo de las ciudades con esos filtros,pues teníamos aún la capa de ozono y el cielo era azul celeste pintado con algunas nubecillas blancas algodonosas que daban rienda suelta a la imaginación tomando formas insospechadas...

Siempre te cuento estos cuentos para que sepas como era antes el mundo, tan diferente.. que los humanos poco a poco nos hemos encargado de ir destruyendo.¿te puedes creer que antes no se reciclaba?se empezó a hacer tan tarde que ya no había remedio. Si no fuera por la ciencia y la genética habríamos desaparecido...

-Abuelita somos malos...

-No nena,lo que somos es unos egoístas y tenemos que cambiar porque esta sociedad que hay ahora tampoco aguantará muchos años más a este ritmo de consumo y no sé si tu un día podrás contarle cuentos a tu propia nieta...

-Abuelita será mejor que desconecte a ciberspike gasta mucho y algunas luces que hemos dejado encendidas.

-Así me gusta mi angelito,buenas noches...

Recibí su beso tan dulce y tierno y empecé a pensar qué podría hacer yo para cambiar todo esto..ese futuro tan incierto que me contó mi abuelita y que tanto miedo me daba..Mi mente de niña no sacaba muchas conclusiones pero esperaba de más mayor hacer de este un mundo mejor.

Esther.

martes, 3 de marzo de 2009

VENTANAS EN EL TIEMPO

“NÚCLEO APOCALÍPTICO”

“Con el título, rubricado en rojo, “Núcleo Apocalíptico” da comienzo un documento que ha sido descubierto recientemente en el curso de un trabajo de investigación y catalogación de fondos que se ha desarrollado en el Centro de Documentación de Planetas V.I.E (Vida Inteligente Extinguida). Se trata de un texto que nos brinda una información valiosa acerca del modo en que hace milenios se habría extinguido la vida en el planeta XP109R, llamado Tierra, en su día, por los seres que lo habitaron.

Modernos métodos de análisis han permitido que esta crónica sea fechada en el año 585.300 de nuestro calendario (Alfa Centauro), con un error de +/- 1.000 años, datación que vendría a corresponder con el año 2850 (+/- 5 años) del calendario que marcaba la vida de los terrícolas. En el documento, que ha sido sometido a rigurosos controles para verificar su autenticidad técnica, se ha podido contrastar que el tipo de soporte está en consonancia con su supuesta cronología. En él se nos habla de unos acontecimientos que se habrían desarrollado algunos cientos de años antes, en torno al 2050 de los humanos.

Todo parece sugerir que quienes confeccionaron este informe, que en el documento se declaran procedentes de Sirio, habrían tenido acceso a una información “de primera mano” acerca de las circunstancias que habrían motivado la extinción de la vida en XP109R. Parece que esa documentación la habrían encontrado en el interior de un submarino nuclear terrícola que estaba encallado en una de las escasas zonas de ese planeta que en aquel entonces emergían sobre las aguas de sus inmensos mares, en concreto el hallazgo se habría producido en una de las laderas de lo que los humanos llamaron Himalaya. Citado submarino ten …”


NOTA MARGINAL AL DOCUMENTO

“El documento que hemos reproducido con el título de “Núcleo Apocalíptico”, que se muestra claramente incompleto, está archivado actualmente en la sección de “EXTRAÑOS” de nuestra “Biblioteca de Antiguos Códices Espaciales”. De su análisis se deduce que quienes lo redactaron no pudieron –por algún motivo que desconocemos- terminarlo, de modo que la crónica que habían escrito los viajeros de Sirio acerca del modo en que se extinguió la vida en el planeta Tierra se ha perdido. Es posible que quienes se ocuparon del estudio del documento fueran becarios poco cuidadosos con su trabajo (quizás no se les renovó siquiera su contrato de investigación), de modo que todo sugiere que el valioso documento, el de los seres de Sirio, que los becarios manejaron, posiblemente se haya perdido para siempre.

Parece, en suma, que nunca llegaremos a conocer las causas por las que la vida se extinguió en ese planeta que los humanos llamaron Tierra, algo que a estas alturas, obviamente, tampoco reviste ningún interés especial. No obstante, siempre queda la posibilidad de que alguno de esos becarios, antes de irse del centro de estudio, hubiera decidido robar el documento base, en cuyo caso es posible que algún día pueda de nuevo surgir a la luz.”


AUTORÍA DEL INFORME

“Nota final para indicar que este informe ha sido confeccionado por XLH2007XXD, Robot Escriba de Segundo Nivel de la sección de “EXTRAÑOS” de la “Biblioteca de Antiguos Códices Espaciales” de Alfa Centauro, en el año 680.300 de nuestro Sistema Solar. No sabemos a que año de los humanos podría corresponder, ya que en estos tiempos modernos ese tipo de conocimiento se ha perdido.”

(En el original figuran varios sellos y algo que simula una firma digital)




NOTA FINAL DEL RECOPILADOR

Este conjunto de documentos, tan apasionantes como escasamente despejadores de dudas, fueron encontrados por ANTIQVA, un humano que en enero de 2009 (año de la Tierra) los encontró expuestos en un tenderete del “Rastro” de Madrid.

Interesado en su adquisición, cuando expuso las más que razonables dudas sobre la veracidad de los documentos, el vendedor, un hombre “de bronce”, de aspecto agitanado, insistió una y otra vez en que se lo había comprado, junto con otros papeles y objetos, a un tipo de aspecto extraño –literalmente: “un poco verdoso”- al que habría tenido oportunidad de conocer en una tantas “juergas nocturnas”. El tipo, tras haber tomado con evidente delectación varias copas de brandy, habría insistido una y otra vez en que procedía de Ganímedes, lugar que según el gitano broncíneo podría ser, quizás, uno de esos nuevos barrios de Madrid que nadie sabe muy bien donde están situados.

Cuando el que suscribe la presente nota le preguntó a ese tal ANTIQVA como podía explicarse que unos documentos elaborados aparentemente en unos tiempos muy alejados del futuro hubiesen terminado expuestos en un tenderete de gitanos, el tipo lo único que fue capaz de decir fue: “Ay, ya quisiera yo saberlo… Son, sin duda, cosas del futuro y de los gitanos, claro…”
(Sigue una firma ilegible)


ANTIQVA