Sé que circulan varias historias de encuentros espeluznantes. Todas empiezan y terminan en este lugar. Unos las cuentan como mitos y leyendas del pueblo, otros realmente las creen.
Algunos científicos han investigado con sus aparatos, pero lo inexplicable, lo que pertenece al más allá, se resiste a esos métodos. ¿Cómo medir lo que ni siquiera sabemos definir o explicar? ¿Cómo encontrar algo cuando ni siquiera estamos seguros de lo que debemos buscar? Para los que creen, no hacen falta más evidencias; para los escépticos, ninguna huella es suficiente, todo se puede refutar.
Lo que no se puede negar es que cuando cae la noche, ni unos ni otros vienen por aquí. Esta es, después de todo, la necrópolis. No les pertenece a los vivos, ellos apenas al administran. Me contrataron a mí para cuidarla y así lo hice durante años. Cuidé, en la medida de lo posible, que todo esté limpio, intacto, en orden; que por las noches nadie entre…ni salga. No pienses que es broma, he visto muchas cosas en estos años, como resultado de tener asignada esta pequeña vivienda dentro de la propia necrópolis. Es un raro privilegio que casi nadie reclamaba, no sé por qué tu lo aceptaste. Cuando pases largas noches en silencio, este lugar te hará pensar sobre la fragilidad de la vida humana, la vulnerabilidad, lo poco que sabemos y entendemos. Cuando no sea el silencio lo que te acompañe, sabrás mejor que nunca lo que es el miedo, eso que pensabas que ya conocías.
¿Tienes miedo de quedarte sin trabajo, de que tu pareja te deje, de que roben tu dinero? Espera el momento en que escuches ruidos en la noche, que te parezca oír voces o pasos. Aguarda la noche en que pienses que es una fría mano la que se posa por detrás sobre tu hombro, y finjas indiferencia para no mirar.
En este sitio estarás más solo que cuando naciste desnudo e indefenso, pues en esa ocasión había alguien contigo. Estarás solo con lo que haya en tu mente. Enfrentarás entonces los mayores miedos frente a las peores presencias, reales o no. Tú verás entonces cómo te las arreglas.
Aquí tienes las llaves, bienvenido a esta pequeña pero distinguida ciudad. Cuídala bien, pues un día te convertirás en un residente permanente de la misma.
Jorge Fénix
9 comentarios:
Jorge,es espeluznante solo leerlo.
Se me antoja un cementerio habitado por un ser real,o quizá no tanto. Y de otros muchos que lo fueron.
Ruidos en el silencio más aterrador, el del silencio de la muerte...
Muy bueno,de verdad.
Miedo del bueno,sí señor.
Besos.
Mis felicitaciones al autor, es excelente este texto!
Gracias, creo que el autentico genero de terror no pasa necesariamnete por llenar el escenario con vampiros, hombres lobo, y otras bestias feas. A veces pasa por lo desconocido y por cosas que los humanos siempre han temido.Un peligro insinuado o incierto,sin forma precisa.
Que NO!!! Jorge...que me voy al paro de cabeza. No acepto ese puesto ni loca!!!
Desde luego has conseguido que un escalofrío me recorra la espalda y hasta casi que mirase detrás de mi.
Muy buen relato, amigo.
Besos.
Pilar
Vaya que no debe ser un trabajo fácil habitar un cementerio y hacer rondines entre las lápidas con el corazón subido a la garganta, escuchar voces extrañas perdiéndose con el susurro de los árboles sombríos y sentir en ocasiones el peso de una una mano fría que se posa amigablemente sobre los hombros. Saludos
Asi como lo ven , el oficio existe, en cualquier pais, y a veces con "casa dentro" como en el relato.Tal vez eso sea lo aterrador, saber que existe e imaginar estar en uno de los trabajos menos buscados.
El miedo a lo desconocido, uno de los peores monstruos a los que podemos enfrentarnos. Quizás todos necesitemos vivir en un sitio así durante una temporadita.
Un relato magnífico.
Un abrazo.
Fantástico, Jorge.
Un lugar que sin duda hace enfrentarse a los propios fantasmas...
Uf, un escalofrío me recorrió mientras te leía.
Enhorabuena.
Un beso
Natacha.
Jorge, Ciertamente es una ciudad peculiar y pasear por sus calles algo para recordar, enhorabuena por esta crónica.
Un abrazo
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