ESTAMOS PUBLICANDO AHORA LOS RELATOS DE: GÉNERO: "LIBRE"; TEMA: "EMPECEMOS JUNTOS".

ÓRDEN DE PUBLICACIÓN EN EL LATERAL DEL BLOG. DISFRUTAD DE LA LECTURA, AMIGOS.


lunes, 23 de noviembre de 2009

MIEDO

Mamá, tengo miedo…

Esas palabras siempre le paralizaban cuando su hija las gritaba desde el cuarto…

¿Miedo?

Recordaba bien el miedo…

…/…



Siempre esperaba un buen rato… cuando ya el sueño comenzaba a rondarle, haciendo pesados sus párpados, entonces sucedía…

La puerta, suave se abría, sin un quejido.
Como un cómplice inerte.

Fríos e impasibles, los muñecos de la pared, los libros de cuentos, las barras de plastilina y el estuche del colegio observaban desde su sitio, en silencio…
Hasta las flores de su diadema alcanzaban a ver lo mismo cada noche y reprimían las lágrimas junto a esa niña de piel suave y mirada adulta.
Mirada guardiana de mil dolores, de mil llantos amargos.
Dulce y lejana se perdía atravesando las paredes…

Él venía con un vaso de agua, como la excusa perfecta.

¿Cómo está hoy mi niña…?

Cada día igual. Aquel lobo nunca saciaba su hambre.

Ni una noche sin agua, ni una noche sin visita…

Y su niña, se quedaba inmóvil, aterrada.

Su piel ya se preparaba para su sucio aliento, tan caliente... Y sus ojitos automáticamente se cerraban...

“Si no lo veo, no existe. Si no lo veo, no está” se decía…

Suerte ser una niña lista. Con su imaginación se marchaba de su camita de flores y ositos amables, siempre al mismo lugar:
Un hermoso prado lleno de amapolas rojas que salpicaban como cerezas un suelo verde, alfombrado.
Allí corría y, tumbada en el suelo, podía ver hermosas formas en las nubes que el viento mecía y modelaba caprichosas…

Un columpio verde colgaba de un anciano y amable árbol y, a veces, se subía, se columpiaba, sintiendo un suave y perfumado viento en su rostro…
Arriba, arriba… más arriba, por favor.

De vez en cuando, papá le hacía volver
¡Date la vuelta!
Y sabía que ahora dolería… siempre dolía… y corría de nuevo al prado, deprisa, deprisa…

Tengo sueño papá…

Los sollozos no dejaban de acudir a su garganta.
Dolía tanto que, a veces, creía que no podría respirar… y a veces deseó no hacerlo nunca más…
Tenía que aprender a controlar esos sollozos, a papá no le gustaban…
Y cuando se enfadaba, siempre encendía un cigarrillo y hacía dibujos en sus pies, para calmarse…

No solloces, por favor, no lo hagas…

Claro, verás qué bien lo vamos a pasar, luego podrás dormir… Mi niña tiene que ser buena o sino… papi se enfadará con ella.
Y tú no quieres eso ¿Verdad?


No, papi no quiero, por favor. Seré buena.

Y volvía al prado, a esperar con las hermosas nubes… a que el lobo se vaciara de ese veneno que cada noche le volvía loco…

¿Miedo?
Si,
tuve tanto miedo...
no de morir, sino de seguir viviendo…

Natacha

13 comentarios:

Nómada del Mundo dijo...

Sin habla, sin palabras, con el corazón helado, ante algo que, describes como una ficción, que desgraciadamente, no lo es tal.

Y a pesar de todo, destila una belleza onírica, que estremece.

Bowman dijo...

Realmente terrorífico.

Además de pánico, es capaz de generar una panoplia de sentimientos en el lector: ira, asco, instinto asesino desbocado... (contra el personaje monstruoso, quiero decir).

Fenomenal redacción, como siempre, capaz de despertar pasiones.

Pedro Estudillo dijo...

Es el más terrorífico de todos los relatos, sin duda. El miedo injustificado puede volverse una esclavitud, pero el miedo justificado... es una auténtica tortura.
Gracias a que los niños suelen encontrar más fácil las válvulas de escape, pero el futuro no olvida.
Lo has vuelto a clavar.
Un beso.

Julio dijo...

Natacha, un escalofrió me ha recorrido el cuerpo, seguido de rabia. No se puede crear mejor una realidad que muchas infancias padecen.
Mi más sincera enhorabuena.
Un abrazo

Anónimo dijo...

estas cosas no se hacen¡¡¡¡ me has dejado un mal en el cuerpo

a esa gente habria que colgarla por un sitio que yo me se

SEO

Emilio Muñoz dijo...

No sé por qué, pero no me gustan las historias, ni las películas de terror. Me aburren soberanamente. Toda mi vida ha sido así. Si he llegado hasta aquí es por curiosidad hacía lo que escribes y por el comentario con que presentas tu relato.

Una vez leído, solo puedo decir que es terrorífico y que enciende el alma, precisamente porque, día a día -en muchos casos- no es ni una historia ni una película, sino una brutal realidad.

Levanto mi sombrero y me inclino.

Un gran abrazo, Natacha.

Anónimo dijo...

Yo no sé por qué pasan ese tipo de cosas que no deberían suceder. La pedofilia es lo más vil que existe, esas personas enfermas que la practican deberían estar tras las rejas y pagar duramente las consecuencias... Estas cosas me indignan, he conocido personas que han sufrido este horror... En fin, este sí que es un relato de miedo que nos vuelve conscientes de la realidad. Saludos!

I. Robledo dijo...

Amiga, nos has dejado en estado de trauma... Has retratado de tal manera ese salvajismo que lo unico que le queda a uno son ganas de darte un inmenso abrazo...

Seguro que te llega..

DANIEL SÁNCHEZ BONET dijo...

buen texto, maravillosa foto

Marinel dijo...

Arrollador...Natacha,sabemos que es una cruel realidad para much@s niñ@s,que sufren a manos de sus propios padres,estos monstruosos abusos...
Sin embargo,cada vez que se lee,se escucha,se siente...
Es absolutamente terrible,inhumano y duele hasta el alma.
Temblando se queda una con tu relato,además de las miles de sensaciones dañinas que se llevarían a cabo contra un ser tan repugnante incapaz de ver a su hijita con la mirada propia de un padre normal...
¿Miedo?
No, pavor,sería la palabra...
Besos.

Pilar dijo...

Terrible, Natacha... No alcanzo a imaginar lo que debe sentir una criatura al pasar por algo así, más cuando llega de una de las personas que más protección y amor le debería dar.
Por desgracia esta vez es un relato que por terrible no deja de ser real.
Besitos, mi niña linda.

Pilar

Natacha dijo...

Muchísimas gracias a todos por las buenas críticas.
Sé que no es un tema agradable, pero creo que toda ocasión es buena para encender la luz de alerta....
A ver si de una maldita vez, los niños TODOS los niños pueden ser felices y crecer en paz.
Gracias por leerme.
Un beso
Natacha.

azul dijo...

Querida Natacha
Mi corazón se encogió.. helado... paralizado...

Icreíble y magnífica redacción que llega a lo más profundo del SER, sabiendo que es una realidad terrorífica... que sucede día a día...

Un fuerte abrazo y gracias.

Azul