Cuando me vi frente al dragón, me temblaban hasta las entendederas, mas cuando lo tuve frente a frente, a través de su mirada maligna pude observar una pequeña luz, quizás reflejo del fuego que nos separaba, y que él había prendido para mostrarme su poder.
Entonces le hablé, si bien no sabría decir cuál de sus cabezas era la que me escuchaba. Siete pude contar, aunque no dejaban de moverse y mi concentración estaba más en mi espada, levantada en mi defensa, por si acaso me atacaba.
- "Atrás... yo no te he hecho nada¡¡¡."
De pronto sentí que el dragón y yo eramos uno, quizás por la magia del fuego que entre nosotros ardía, por la transmutación que en sí las llamas representaran.
Su voz sin palabras resonaba en mis oídos, como eco de una poesía que yo antaño escribiera:
“Has de saber una cosa, cuando creces te transformas
pero la guerrera esencia , esa no se disocia.
Sácale brillo a tu espada, y toma este escudo dorado.
Cuando con ello te ornes sabrás admitir estos cambios.
Sal al camino sinuoso, atenta mirada en la espera
que por ahí llega la sombra luchando por ser la Quimera.
Mírala fija a los ojos y aguarda el embate que busca
y cuando la tizona alces, que tu fuerza se traduzca¡¡¡
pero la guerrera esencia , esa no se disocia.
Sácale brillo a tu espada, y toma este escudo dorado.
Cuando con ello te ornes sabrás admitir estos cambios.
Sal al camino sinuoso, atenta mirada en la espera
que por ahí llega la sombra luchando por ser la Quimera.
Mírala fija a los ojos y aguarda el embate que busca
y cuando la tizona alces, que tu fuerza se traduzca¡¡¡
Entonces te reconocí, Quimera, con tus ojos destilando el miedo que a mi espada le tenías... luego el miedo era mutuo, igual que el respeto.
Y mi fuerza se tradujo... bajé la espada y extendí mi mano para que acercaras tu/s cabeza/s y poder así acariciarte.
Y se obró un extraño milagro. Todas tus cabezas reposaron en el suelo a modo de reverencia. Del mismo modo me incliné ante ti...
- "Hemos sobrevivido al horror. Podremos enfrentarnos a cualquier cosa que venga...".
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Cuando me desperté me quedaba la sensación de tener que poner nombre a cada una de tus cabezas, más solo pude bautizar (por el momento) a la primera que descendió a tierra: Miedo al fracaso...
Con los días iré encontrando el apelativo acertado para todas las demás...
Con el tiempo y con Confianza.
Y así es...
Soy la que soy.
14 comentarios:
Miedos todos tenemos, y saber ponerles nombre,requiere su tiempo...
Es un magnífico relato,donde el sueño del dragón de siete cabezas, cae rendido al cariño.
Y esto puede no ser una quimera.
El miedo vencido por el amor.
O así he creido verlo en tu bonito relato.
Besos.
Magistral relato y muy aleccionador. El primer paso para vencer al monstruo, siempre será aprender a reconocerlo. No siempre es fácil.
Un abrazo.
"De pronto sentí que el dragón y yo eramos uno..."
Quizás, querida amiga, en esta frase esté encerrado el secreto de todo...
La unidad, dicen, no existe... Todo y Uno es lo mismo.
Un fuerte abrazo, amiga
La mejor manera de superar el miedo es enfrentarlo.
Muy buen relato!!!
un abrazo
Hola a todos, Marinel, Pedro, Mi buen amigo Antiqva, Mery Larrinua y tod@s los que hayáis leído en silencio:
Sé de sobra que aparentemente este relato no infunde ningún terror específico, si bien está escrito casi en tono de humor, después de haber sobrevivido a una larga situación (real) de pánico...
Me costó averiguar las secuelas que me provocó aquella situación, pero poco a poco pude poner nombre a las siete cabezas del dragón...
Una vez que aprendí a reconocerlas, el miedo se fue disipando, y con ello yo misma fui cambiando, haciéndome fuerte tras haber vivido el horror...
Gracias por haber leído este texto, por vuestras palabras y elogios, pero sobre todo por entender que el miedo es una situación mental.
El corazón, tal cuál, no debería tener miedo de nada.
Gracias de nuevo y mi abrazo sincero.
Vencer al miedo... una lección para todos.
Gracias por tus letras, linda.
Un beso
Natacha.
Estupendo. Sólo se teme a lo desconocido. Qué importante adentrarse en aquéllo que nos infunde temor conocerlo, entenderlo. Difícil pero no imposible de intentar.
Cariños
Natacha, Julia Ester... gracias a vosotras por saber entender.
Y mi abrazo inmenso.
"El miedo",nos acompaña desde siempre, yo diría que desde el principio de los tiempos, y cada etapa tiene el suyo, y curiosamente un día te despiertas y descubres que no es para tanto o como superarlo, y poco a poco eres mas fuerte.
Excelente forma de contarlo.
Un abrazo
Tal vez es del miedo de lo que más aprendemos, lo que fortalece nuestro espíritu. Y no es fácil reconocerlo, que es el primer paso para vencerlo.
Precioso tu relato, mi niña.
Un abrazo, grande y algo retrasado.
Pilar
Precioso, la suma de todos los miedos en un dragón que los reune a todos.
Enfrentar nuestros miedos interiores, dominarlos y hacerse amigo.
Realmente hermoso.
Besitos.
El miedo es nuestro sentimiento más primitivo y por tanto lo único que se puede hacer con él es aprender a dominarlo, ya que no se puede vencer. Es lo que pienso =P
Me ha gustado tu relato.
Gracias... de verdad, desde el alma, a tod@s...
Enhorabuena. Tu relato se lo merece, por la forma y el contenido sobre todo.
Disfrutalo.
Saludos.Alosia.
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