ESTAMOS PUBLICANDO AHORA LOS RELATOS DE: GÉNERO: "LIBRE"; TEMA: "EMPECEMOS JUNTOS".

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sábado, 30 de mayo de 2009

GRAFITI

Carlo y Poli se sentaron en el bordillo de la acera. Contemplaban el grafiti del muro que los separaba del ferrocarril y del resto del mundo; nunca habían salido del barrio. Esa larga calle junto a otras dos paralelas y unos cuantos callejones que las unían era todo cuanto conocían; allí se habían desarrollado las aventuras que la imaginación de sus diez años eran capaces de crear.

Jugaban a la vida que creían que llevaban sus padres y hermanos, quienes a menudo desaparecían por una temporada en sus destartalados coches y aparecían a veces con dinero y un pequeño regalo para las madres. No había suficiente, y las madres desaparecían a diario subiéndose a un autobús que aparecía y desaparecía al final de la calle. Algunas de las chicas jóvenes desaparecían por la noche en los mejores coches, con las mejores ropas, repeinadas y con falda corta, y aparecían a media mañana despeinadas, con la pintura de la cara distribuida en manchurrones y con aspecto general cansado. Aparecer y desaparecer; esa era la cadencia y variación que marcaba los ritmos de sus vidas.

A veces el hermano de Carlo traía comics de aventuras y los devoraban con avidez en ese mismo lugar. Esa era la única noticia que asimilaban de que otros mundos existían, totalmente distintos a este, con grandes edificios en vez de chabolas, coches flamantes y ruido; mucho ruido. A los pocos días se llevaban esas historias con las promesas de traer otras; ‘las tengo que cambiar’, decía el hermano de Carlo, y regresaban a la rutina de la soledad, esperando su regreso; pero esta vez no regresó.

—Mi hermano no ha vuelto esta vez —dijo Carlo— y mi madre está llorando. Primero muere mi tío, y ahora esto. Algo ha pasado, pero no me lo quieren decir.

Seguían mirando el grafiti, tristes, con impotencia por no tener edad de participar en las rutinas de los mayores, con sus imprevistos y sus peligros.

—He oído en casa que lo han detenido, —comentó Poli— pero que no era para tanto; que peor ha sido lo de mi hermana.

—¿Qué la paso?

—La violaron ayer.

Se quedaron callados de nuevo. Ninguno de los dos sabía qué podían hacer, cómo consolar a los padres y hermanos que lloraban con dolor a escondidas de los más pequeños; ellos.

—Mi madre dice que en este mundo no hay más que problemas, —afirmó Carlo— y que nadie hace nada por resolverlos.

—Carlo, —preguntó Poli— ¿Existirá un mundo sin problemas?

—No lo creo —respondió con decisión— pero sí debe existir uno en el que alguien intenta resolverlos.

—¿Dónde crees que está ese mundo?

Carlo se puso en pie y recogió una piedra del suelo; tras unos segundos de silencio la lanzó con fuerza al grafiti.

—Detrás de ese dibujo, —respondió— ¿Vienes?

—¡Vamos!

Siguiendo la calle y la carretera del autobús, sería fácil ser encontrados. Había que arriesgarse. Sabían que los mayores escondían cosas en uno de los callejones levantando unas tapas del suelo, y que por ahí iba el agua de la lluvia y la que tiraban por el retrete; ese agua iría a algún sitio, como vieron en los comics, y por allí tendrían que ir. Calcularon la distancia y el camino a seguir para atravesar el grafiti por el subsuelo, luego buscarían una salida hacia arriba; la primera que encontraran. No les importó tener que andar con el agua fecal por las rodillas; lo preferían a las ratas que paseaban por el lateral del túnel. La luz del día que entraba por rejillas superiores los guiaba, pero intuían que sería imposible subir hasta ellas para salir. No importaba, buscarían otra más accesible. Por fin llegaron a una salida vertical que tenía una escala metálica y comenzaron a subir, pero llegaron a una gran sala con unos escalones estrechos en una pared que daban a una puerta. Había que seguir subiendo, y tras la puerta, más extraño todavía, una escalera de caracol les invitaba a continuar subiendo. Tardaron unos veinte minutos en llegar a una habitación sin más adornos que el agujero por el que llegaban, un ventanuco alto por el que entraba luz y mucho ruido y una puerta metálica. Se preguntaban si llegarían a algún sitio en algún momento. Abrieron la puerta y salieron a la terraza de un edificio muy alto.

Habían cambiado los colores; en esta parte del mundo los colores eran diferentes, no brillaban y el ruido que subía de las calles era ensordecedor, debía de haber miles de flamantes coches y autobuses ahí abajo. Carlo y Poli no se atrevían a decir palabra, estaban maravillados, contemplando por las ventanas de otro edificio a personas moviéndose en su interior. Y de pronto, oyeron voces provenientes de otra puerta parecida a la que atravesaron para llegar allí. Tenían que continuar.

Carlo abrió tímidamente la puerta y se quedaron paralizados por lo que tenían ante sus ojos. Allí estaban hablando amigablemente Supermán, Batman, y Spiderman. Batman advirtió su presencia y cogió unas ropas de encima de un banco de madera.

—¡Vaya, habéis llegado! —dijo— ¡Poneos esto y a trabajar!




Tito Carlos

14 comentarios:

Marinel dijo...

Bonita salida a la miserable realidad en la que se veían envueltos cada día.
Compañeros de héroes, que se preocupaban de arreglar los desbarajustes.Cosa que necesitaban ver, con ojos infantiles hartos de tanta desidia...
Muy bueno,Tito.
Besos.

TitoCarlos dijo...

MARINEL: Historias de comic. Lo que para algunos niños es una aventura que soluciona situaciones irreales e indeseables, para otros son deseos de solucionar una realidad, lo que les desarrolla la fantasía.

Un besazo,

Hilda Breer dijo...

siiii y para otros es una horrenda relidad´........ Nuy bueno te felicito..... hay que mirar siempre para todos lados y desde todos lados Hilda Breer

Autores Reunidos dijo...

Si, Carlos, hacerse superhéroe... qué preciosa historia de la huida de dos niños asustados...
Entrar en el mundo de los comics, sumergirse para no vivir la vida cruel...
Me ha gustado mucho. Eres tierno y duro a la vez. Una buena combinación.
Gracias por tus letras, amigo.
Un beso
Natacha.

Maria Rosa dijo...

La imaginación puede atenuar el dolor de vivir en la miseria, pero encontrarse con los super heroes es super genial!!
besos
María Rosa

TitoCarlos dijo...

MARIA ROSA, se metieron de lleno en la aventura de los superhéroes. Sí, me parece genial.
Un fuerte beso,

aldhanax dijo...

Me encantó el final. Cuántas veces de chicos quisimos ser super heroes para vencer las injusticias?
Es precioso!

Nora dijo...

Muy buen relato, crudo y veraz, tan veraz como que ese final es lo más parecido al escape real de la mente a tanta realidad embrutecida

Carmina dijo...

Una historia muy bien contada, y al final para escapar de una realidad que no les es muy favorable la gente se inventa heroes, se refugia en la literatura, miles de artificios que tienen un mismo fin, esconder una realidad que no nos es placentera... un buen relato.

Pedro Estudillo dijo...

No me esperaba para nada ese final. Me ha encandilado. Mis felicitaciones por la imaginación derrochada.
Un abrazo.

$MK dijo...

Para escapar de la vida real siempre inventamos fantasias y/o sueños, porque es lo único de lo que jamás te podrán privar y además es gratis =)

Muy bonito tu relato.

Anónimo dijo...

El final sorprendente, y en cuanto a la historia en general, creo que todo el mundo lo ha echo para evadirse de la más dura realidad.

TitoCarlos dijo...

Siento no poder responder a todos, uno a uno; gracias por vuestros comentarios.
Veo en ellos que entendéis que en algunas realidades se necesitan superheroes; a mí me gustaría ser uno de ellos, por ejemplo.

Un besazo,

Calvarian dijo...

Eyy gran final, llegando al mundo de los héroes...Buen relato amigo
Abrazox