La vida nos depara sorpresas a cada vuelta de esquina, en cada recodo del camino nos puede salir al paso una situación controvertida e inesperada. Ella podía dar fe de ello. No dudaba ni por un segundo que cualquiera que escuchara su historia, la tomaría por una mujer descentrada, inequívocamente perturbada.
Sonrió para sí. No le importaba en absoluto lo que el resto del mundo pudiese pensar sobre esa vivencia particular y exclusiva, que a otros ojos pudiera ser síntoma de locura. Sólo se sabía perdidamente enamorada y eso era más que suficiente para ella.
Viajaba por el ancho mar. Su mirada perdida en el horizonte azul y hermoso, donde la línea divisoria entre el cielo y el mar se difuminaba hasta desaparecer. Un sol intenso dejaba reposar sus rayos en la inmensidad marina. Un brillo reluciente salpicaba la superficie cuajándola de estrellas diurnas y acuosas. Se marchaba con sus maletas cargadas de sueños, sus pertenencias mundanas, y su amor en un rincón de una de ellas.
Lo llevaba con la intención de mostrarlo al mundo. Allá donde ya habían solicitado su presencia y donde no.
Lo adorarían, estaba segura de ello.
Jamás; sentirían la idolatría que ella hacia ese ser perfecto que la hacía sentir como nunca, como nadie la hizo sentir…
Recordó entre suspiros los días de cansancio infinito cuando sumergirse en el calor de un baño perfumado era su prioridad…
…La puerta se abrió dejando paso a una visión embriagadora. La bañera exhalaba vapores aromáticos. En su superficie, reposaban pétalos de flores encarnadas. Se podía observar pequeñas manchas aceitosas, que no eran sino una promesa acariciante para su piel. El entorno al lugar donde sumergiría su cuerpo, estaba iluminado por velas blancas, única luz de la estancia. Una ligera brisa penetraba por la abierta ventana. Una voz varonil, tras ver su mirada prendida en el ambiente, rompió el silencio:
-Lo necesitabas, ¿verdad?
El relajante baño dio paso a un encuentro pausado en principio, y pasional después, de dos seres amándose hasta absorberse.
Los días pasaban, y la mujer ansiaba el regreso a casa. Amaba profundamente a ese hombre que la hacía sentir mujer de los pies a la cabeza. Ya no había escondites en su cuerpo sin ser descubiertos. Palabras amorosas que sus oídos no hubiesen escuchado, sentimientos y sensaciones que no hubiesen experimentado.
Mantenían largas conversaciones, unas trascendentales, otras risueñas, otras en silencio…
Sintió que el día se acababa y un sentimiento perezoso se le instaló. Miró por el gran ventanal el paisaje agreste del descuidado jardín, al que había relegado al olvido. Una niebla mortecina se había aposentado en el ambiente, haciéndola sentir desasosiego. La perspectiva de que aquel amor pudiera romperse, la atemorizaba en extremo.
Sin embargo, era consciente de que tenía fecha de caducidad próxima. O quizá no…
Sentó su envarado cuerpo en la silla, mientras aferraba con ambas manos la pantalla del ordenador. Sus dedos eran reacios a ponerse a trabajar.
Quedó embelesada mirando las letras que emergían de la pantalla, su tez marfileña, era ahora de una palidez extrema.
Posó sus manos temblorosas en el teclado y comenzó su tarea.
Le parecía sentir su aliento en la nuca, sus dedos bajando por su espalda desnuda, sus labios en su oído…y todo fueron sensaciones que comenzaban a evaporarse conforme sus dedos tecleaban…
Jamás vio su rostro, mas, lo tenía grabado a fuego en su interior. Nunca escuchó su voz, pero sabía de cada una de sus entonaciones. Su piel le era extraña, pero conocía a la perfección cada pliegue de ella, cada imperfección.
El final había llegado inevitablemente. Una ignota sensación de abandono la pobló al acabar aquel libro que había escrito durante meses, y en el que había dado vida a un hombre sin parangón, un ser hecho a la medida de su romanticismo, de su deseo desbordado a que la amasen de la misma manera que ella deseaba hacerlo…
Fue como un chispazo de pólvora a punto de hacer estallar todo lo que hubiese a su paso.
Nunca lo dejaría escapar. Publicaría ese libro y acompañaría a su amado allende los mares. Lo mantendría resguardado para sí misma, a pesar de saber que con el tiempo habría otras mujeres que sentirían en sus carnes, en sus mentes, en sus corazones, todo lo que él podía ofrecerles… Sin embargo… ninguna de ellas sería tan suya como ella. Ninguna…
Marinel.
Sonrió para sí. No le importaba en absoluto lo que el resto del mundo pudiese pensar sobre esa vivencia particular y exclusiva, que a otros ojos pudiera ser síntoma de locura. Sólo se sabía perdidamente enamorada y eso era más que suficiente para ella.
Viajaba por el ancho mar. Su mirada perdida en el horizonte azul y hermoso, donde la línea divisoria entre el cielo y el mar se difuminaba hasta desaparecer. Un sol intenso dejaba reposar sus rayos en la inmensidad marina. Un brillo reluciente salpicaba la superficie cuajándola de estrellas diurnas y acuosas. Se marchaba con sus maletas cargadas de sueños, sus pertenencias mundanas, y su amor en un rincón de una de ellas.
Lo llevaba con la intención de mostrarlo al mundo. Allá donde ya habían solicitado su presencia y donde no.
Lo adorarían, estaba segura de ello.
Jamás; sentirían la idolatría que ella hacia ese ser perfecto que la hacía sentir como nunca, como nadie la hizo sentir…
Recordó entre suspiros los días de cansancio infinito cuando sumergirse en el calor de un baño perfumado era su prioridad…
…La puerta se abrió dejando paso a una visión embriagadora. La bañera exhalaba vapores aromáticos. En su superficie, reposaban pétalos de flores encarnadas. Se podía observar pequeñas manchas aceitosas, que no eran sino una promesa acariciante para su piel. El entorno al lugar donde sumergiría su cuerpo, estaba iluminado por velas blancas, única luz de la estancia. Una ligera brisa penetraba por la abierta ventana. Una voz varonil, tras ver su mirada prendida en el ambiente, rompió el silencio:
-Lo necesitabas, ¿verdad?
El relajante baño dio paso a un encuentro pausado en principio, y pasional después, de dos seres amándose hasta absorberse.
Los días pasaban, y la mujer ansiaba el regreso a casa. Amaba profundamente a ese hombre que la hacía sentir mujer de los pies a la cabeza. Ya no había escondites en su cuerpo sin ser descubiertos. Palabras amorosas que sus oídos no hubiesen escuchado, sentimientos y sensaciones que no hubiesen experimentado.
Mantenían largas conversaciones, unas trascendentales, otras risueñas, otras en silencio…
Sintió que el día se acababa y un sentimiento perezoso se le instaló. Miró por el gran ventanal el paisaje agreste del descuidado jardín, al que había relegado al olvido. Una niebla mortecina se había aposentado en el ambiente, haciéndola sentir desasosiego. La perspectiva de que aquel amor pudiera romperse, la atemorizaba en extremo.
Sin embargo, era consciente de que tenía fecha de caducidad próxima. O quizá no…
Sentó su envarado cuerpo en la silla, mientras aferraba con ambas manos la pantalla del ordenador. Sus dedos eran reacios a ponerse a trabajar.
Quedó embelesada mirando las letras que emergían de la pantalla, su tez marfileña, era ahora de una palidez extrema.
Posó sus manos temblorosas en el teclado y comenzó su tarea.
Le parecía sentir su aliento en la nuca, sus dedos bajando por su espalda desnuda, sus labios en su oído…y todo fueron sensaciones que comenzaban a evaporarse conforme sus dedos tecleaban…
Jamás vio su rostro, mas, lo tenía grabado a fuego en su interior. Nunca escuchó su voz, pero sabía de cada una de sus entonaciones. Su piel le era extraña, pero conocía a la perfección cada pliegue de ella, cada imperfección.
El final había llegado inevitablemente. Una ignota sensación de abandono la pobló al acabar aquel libro que había escrito durante meses, y en el que había dado vida a un hombre sin parangón, un ser hecho a la medida de su romanticismo, de su deseo desbordado a que la amasen de la misma manera que ella deseaba hacerlo…
Fue como un chispazo de pólvora a punto de hacer estallar todo lo que hubiese a su paso.
Nunca lo dejaría escapar. Publicaría ese libro y acompañaría a su amado allende los mares. Lo mantendría resguardado para sí misma, a pesar de saber que con el tiempo habría otras mujeres que sentirían en sus carnes, en sus mentes, en sus corazones, todo lo que él podía ofrecerles… Sin embargo… ninguna de ellas sería tan suya como ella. Ninguna…
Marinel.
18 comentarios:
Bellisima historia, amiga... Alguien que se enamora de un personaje que el mismo ha creado.
Y bellisima igualmente la manera en que nos trasladas todas las sensaciones.
Magnifico y tremendo ejemplo de ensoñacion.
Un abrazo, Marinel
Como siempre una bella historia bien contada!!! me gusta mucho, una historia de sueños de amor! besos
QUÉ NO HACEN LAS LETRAS!!!
(¿Será que la pasión con que lo escribió lo materializó en otro mundo, en otro tiempo, donde la esperaría... O será que no es ficticio y que lo sintió antes de verlo y así pudo describirlo???? ¿Será este un misterio del amor o un misterio de las letras????)
(¿será la misma cosa??? el mismo misterio... en la vida y en las letras)
Tu relato me ha hecho volar amiga ;)
besos!!!!!
querida muy bello relatado... Siempre detras del amor eterno....pero sin la fantasia, la eternidad se pierde.....y la realidad, sin fantasía, termina en costumbre....como hacer para que ese amor sea una combinacion de fantasía y realidad? ....Arduo trabajo....sii pero no imposible.. Abrazo Hilda Breer
¡Uahuuuuu! Esto sí que es un amor imposible de veras. Construirse un amor a medida, nunca lo hubiese pensado, aunque ahora que lo dices.... no sé, igual me pongo a la tarea.
Me ha parecido un relato fabuloso, Marinel, como sólo tú podrías hacerlo.
Un beso.
¡Enamorarse de su creación!!Impensable ,pero te ha quedqdo realmente hermoso,muy hermoso.
besos
¡Bellísimo relato! Al final como bien lo dices ella siempre será la creadora de ese personaje y por lo tanto, la artífice de ese amor tan bonito...
Un abrazo Marinel.
Haydeé :)
Este fue un amor efímero y eterno, efímero por la cruda realidad que no permite que nada demasiado bello perdure, y eterno, porque el recuerdo se instala en la memoria, se guarda en un cajón que uno puede abrir cuando quiera. Ella sabía que todo acabaría, por eso exprimió hasta la última gota de felicidad para beberla. Esta historia la entiendo por experiencia. También me gustó la manera de contarla. Felicidades y saludos!
Lo he tenido que releer. No comprendí la parte esencial. Dejé volar mi imaginación y me converti en un lector creador.
Enamorarse de alguien que uno ha imaginado. Pienso que también se da en la realidad y de otra forma. Muchas mujeres, por ejemplo, piensan en su príncipe azul, lo describen de pies a cabeza, y cuando conocen a un hombre que se aproxima un poco a su deseo, ellas dicen: "eres lo que yo había esperado". En otras palabras, ese amor nació en su interior sin necesitar de la presencia real de la otra persona. ¿Quién no ha creado y ha amado a su ideal?
Marinel, guapa, no sabía que eras tu...
Precioso, como todo lo que escribes. Ese amor inventado lo entiendo bastante bien, un amor eterno que jamás te decepcionará...
sin rostro, pero con una cálida voz que te envuelve en dulces pasiones...¡¡¡ DE LOCURA !!!...
mejor, dejamos de imaginar por hoy...
Un beso niña guapa.
Pilar
Que belleza... claro el hombre perfecto... escrito y descrito por ella misma. Quién no se enamoraría del ser perfecto...
Que soledad y que hermosura.
Gracias por tus letras de nuevo que me hicieron navegar...
Un beso, cielo.
Natacha.
Gracias a tod@s por vuestros estupendos comentarios.
Sois geniales.
Besos.
Felicidades Marinel. Gran relato. Amor imposible y compartido con el mundo a través del libro. Eso si la autora se queda con la parte más importante...ser la creadora. Bien
P.d. jejeje. Leo los relatos sin saber de quien son...en el tercer párrafo...dije: Este es de "mi Marinel" jijiji Poca gente describe los paisajes de manera tan original.
Me captaste desde el principio,¿eh?
Bueno, es que soy más transparente que un cristal...
¡Ayns, no tengo remedio!
Gracias por leerlo.
Un beso
una historia bellisima y conforme iba leyendo pensaba, me suena la forma de escribir... y seguia avanzando, la protagonista me seducia, encontrar un amor hecho a medida, es tan complicado que si una se lo fabrica lo retiene para siempre aunque sea en el interior de un libro, llevo tantos años leyendo que a veces soy capaz de entrar dentro del argumento y formar parte de la trama y en muchas ocasiones desearia incluso cambiarla, pero no se puede ya sabes el creador siempre tiene ese derecho reservado... realmente precioso Marinel, no hay duda de que manejas con gran soltura y belleza las palabras y descripciones...
Carmina,es que leer es vivir cualquier tipo de aventura en la que te introduces sintiendo al mismo tiempo que los personajes.¡Es fantástico!
Muchas gracias,guapa.
Me encantó, Marinel. Preciosas letras me han atrapado y hecho volar, volar!!!
Un beso, preciosa
Patri, gracias.
Me alegra mucho que te haya gustado,esta locura de amor mía.
Besos.
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