ESTAMOS PUBLICANDO AHORA LOS RELATOS DE: GÉNERO: "LIBRE"; TEMA: "EMPECEMOS JUNTOS".

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sábado, 4 de abril de 2009

MI CIRCULO PERFECTO

Hay dos razones para que algo sea imposible, la primera, es que te rindas, la segunda…
La segunda te cambia la vida para siempre.

Como aquel verano me la cambio a mi.
Era una mañana suave, de principios de verano, el aire estaba repleto de azules, que se mezclaban y se confundían.

Las campanas replicaban a fiesta, Y de pronto la banda; verla fue como contemplar el mar y el cielo a la vez, me invadió una sensación extraña, como si nada estuviera ocupando su lugar.

Hay caras que nunca cambian de expresión. pero, la suya no, la suya cada segundo expresa una cosa distinta, sus ojos brillan con cada ilusión, su cara se ilumina con cada palabra, su risa es como el tintineo de los cascabeles en Navidad.
Le miré y sentí cómo él me miraba, ese instante eterno, ese nudo en la garganta, el intenso latir de mi corazón. Tardé en comprender que aquella mezcla de raras sensaciones significaba enamorarse. Era un juego estúpido, demasiado ingenuo para la edad que teníamos, pero resultaba divertido, entretenido e inocente; simplemente manteníamos la mirada, el uno del otro, era lo único que hacíamos aparte de sonreír como dos estúpidos. Pero valía la pena ya que era la única forma de que mi mundo y el suyo coexistieran en el mismo lugar.

Ni siquiera sé cuánto tiempo llevábamos haciendo el mismo juego, pero supongo que para los dos era ya algo tan rutinario como el levantarse por la mañana todos los días. Supongo que ya era hora, ¿no?, de dar el siguiente paso, un paso muy ridículo pero que a ninguno de los dos le haría ningún mal.

Ese día, el destino quiso darnos una oportunidad. Al caer la noche, y tras jugar una partida a “pares o nones” con mi hermano y perderla, me toco bajar la bolsa de la basura, así que allí iba yo, con mi toque informal de zapatillas de andar por casa, y pelo estilo grunge tras una batalla de cojines premio por bajar la basura. Al salir del portal rezongando me choque contra alguien, no sé qué pasaría por su mente, pero un escalofrió recorrió mi cuerpo cuando al levantar la vista me vi reflejada en su mirada de incredulidad.

-hola, soy Ramón.-, y de repente un largo silencio, no necesitamos nada más, los dos sabíamos quién era el otro, el silencio fueron nuestras palabras de presentación, y después de eso todo retumba en mi mente como un eco profundo. ¡Ramón! ¡Ramón! ¡Ramón!
La verdad es que tardé bastante el lograr balbucear mi nombre, pero al final logre decir- yo soy Ariadna.

Pasaron los días y Ramón y yo nos fuimos conociendo por mensajes, llamadas, Messenger, en fin, horas y horas pensando el uno en el otro. Era como si nos conociéramos de toda la vida, y eso nos hacía sentirnos mágicos.

Al día siguiente quedamos para salir. Parecíamos dos estatuas, el uno parado frente al otro durante largo tiempo, no había nada que decir; ya todo lo decían nuestras miradas; de repente Ramón decidió dar un paseo, fuimos andando lentamente el uno al lado del otro en riguroso silencio, Ramón iba dando patadas a una piedrecilla, después de una rato andando me cogió la mano, su mano era cálida, agarraba con firmeza, con pulso firme, decidido, nunca una mano me había aportado tanta fuerza, vigor, respeto, intensidad, sinceridad…

Fue el mejor verano de mi vida.
Era mi cuento hecho realidad.

Pero como todos los cuentos, tiene un final, y ese final era mi partida, la vuelta a la rutina, a la lejanía de sus abrazos, besos, miradas…

Llego el día de la despedida, habíamos prometido que nada de lágrimas, nada de tristeza.

-Te escribiré, te lo prometo, te escribiré la carta de la despedida, y nuestro amor perdurara en el tiempo- y mientras decía esto sonreía, yo pensé que bromeaba, le di el ultimo beso, y monte en el autobús, sin dejar de mirarle fijamente, como tantas veces antes habíamos hecho, el levanto su mano en señal de despedida cuando el autobús arranco. Una lágrima resbalaba por su mejilla.

Ramón ya sabía su final antes de conocerme, aunque no sabía el tiempo a ciencia cierta, tenía una enfermedad difícil de curar, una enfermedad que poco a poco me lo iba arrebatando, , no entiendo por qué un día la vida me lo da todo, y al siguiente me lo arrebata como si fuera una pequeña pluma de las manos.

Ramón decidió luchar a su manera, no someterse a tratamientos inútiles que le hicieran agonizar durante demasiados días, firmó todo tipo de papeles para que no lo tuvieran conectado a ninguna máquina y, luego, ese mismo día, se atrevió hablarme por primera vez, ya no tenía nada que perder, en ese momento todo estaba perdido, sólo podría ganar, pudimos ganar los dos, la vida nos dio la opción del amor, un amor como no había en la faz de la tierra. Una vida que va evolucionando día tras día como las tristes palabras que definen nuestra vida.

No volví a saber nada de Ramón hasta el siguiente verano, ni llamadas, ni mensajes, nada. El primer día que volví al pueblo alguien estaba esperándome en la estación, no era Ramón, pero era alguien que lo conocía, Manuel, me traía un sobre cerrado con una carta de Ramón, dos lágrimas rodaron por sus mejillas.

Hola, mi niña:
¿Qué estás haciendo? Yo seguro que estoy bien, si tú tienes esta nota en la mano es que todo se acabó.
¡Lo siento! Siento no haberte dicho nada, y de apurar los días al máximo sin que tú lo supieras, sólo Manuel sabía lo que pasaba en realidad, con él hablaba horas y horas y se enfadaba conmigo cada vez que no quería decirte lo que me ocurría. ¡Oh, Dios mío! qué idiota fui, si te lo hubiera dicho… acabas de irte y casi no tengo fuerza para agarrar el bolígrafo. Conserva nuestros recuerdos por mi ¿vale?, esos días en los que paseábamos cogidos de la mano
Pero sabes, mi niña, te voy a pedir un pequeño favor: no tengas miedo a crear nuevos recuerdos, y gracias, gracias por hacerme pasar los mejores momentos.
Te querré siempre.
Ramón.

Junto con la carta una piedrecilla, era la piedrecilla del día que nos conocimos, aquella a la que Ramón estuvo dando patadas largo rato hasta que se decidió a cogerme la mano.

Camino.

10 comentarios:

Autores Reunidos dijo...

Camino, desde luego si hay una barrera insalvable.... esa es la muerte.
Un triste relato, que nos hace pensar nuevamente en la necesidad de beber cada instante hasta el final, disfrutar el momento.... no sea que nunca más se pueda tener....
Bonito y triste.
Enhorabuena y gracias por tu magnífico texto.
Natacha.

Marinel dijo...

Más imposible no puede ser...y más triste tampoco...
Ufff,cómo me han quedado los ojos tras leer esto.
Una historia preciosa,pero que traspasa el alma dolorida ante esta manera desgarradora de amor imposible.
Me ha encantado y emocionado en la misma medida.
Besos.

Esther dijo...

Muy emotivo, qué pena que la vida le pusiera ese amor ahí para después arrebatárselo de esa manera. Él al menos pasó sus últimos momentos feliz con ella, es un consuelo.. besos

isis de la noche dijo...

Creo que la vida es una colección de instantes... y cada instante es único e irrepetible..

Entregarnos al momento es la única forma de apreciar lo fugaz que es el tiempo. Tarde o temprano nos tocará partir. Ojalá hayamos amado, todo lo que pudimos.

Por eso me ha gustado tu relato y me quedo con la frase con que inicia: solo esas dos cosas hacen que algo sea imposible..

un abrazo...

Calvarian dijo...

Caray chiquilla. Como diría uno de mi pueblo "me se han puesto los pelos como escarpias". Felicidades por tu relato. Ramón vivió el amor a su manera, quizá se equivocó, pero fue su elección
Muy bueno. zizeño

Besix con abrazix

Anónimo dijo...

Precioso aunque me deja una sensacion de frustracion por no poder haber disfrutado con el de la vida...
Me ha gustado mucho.
UN besito
Insthar

Pilar dijo...

Ay!!!, Camino que historia más bonita y más triste...
Este es un amor eterno, un amor que no acaba ni con la separación cruel que provoca la muerte...vivirá otros amores, pero la muerte no cambia los sentimientos de las personas...al menos es lo que yo pienso.
Enhorabuena, Camino es precioso.
Un beso.
Pilar

carmina dijo...

muy bien narrado, precioso y me has arrancado dos lagrimillas, porque conforme iba creciendo la angustia iba creciendo dentro de mi, esas dos lagrimillas me han permitido desahogar esa sensacion de nudo que me impedia respirar, la muerte es lo unico que hace imposible algo... muy bonito

Pedro Estudillo dijo...

Conmovedor relato. La muerte abre una separación física insalvable, pero el amor puede perdurar eternamente, si en verdad fue puro y sincero.

Besos.

AHEO dijo...

Coincido con Pedro, este amor pinta para ser eterno. Ariadna siempre atesorará a Ramón dentro del corazón...
Bello relato.

Saludos
Haydeé :)