ESTAMOS PUBLICANDO AHORA LOS RELATOS DE: GÉNERO: "LIBRE"; TEMA: "EMPECEMOS JUNTOS".

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domingo, 26 de abril de 2009

LÁGRIMAS DE MEDIA NOCHE


María miraba triste a su abuelo, llovía y no podía salir a jugar al jardín, hacia días que no dejaban de llorar los Ángeles, aquel salón se le antojaba pequeño. Había terminado de pintar todos sus libros de dibujos, en la televisión repetían una y otra vez los mismos dibujos, y no le gustaba leer, a pesar de que en aquella casa había una de las bibliotecas mas grandes que había visto nunca. Simplemente no le atraían aquellos tomos con gruesas letras y con escasas ilustraciones. En tardes tan aciagas su abuelo solía acariciar los lomos de piel vetusta y elegía uno para contárselo, con ella sentada en su regazo, pero hoy no le apetecía escuchar ningún cuento, simplemente dejaba correr las horas, para ver si su mama llegaba pronto a recogerla, en casa tenía muchas muñecas y juegos electrónicos que el abuelo le había prohibido usar en su salón.

Con aire distraído el anciano le propuso a la niña contarle una historia preciosa que ocurrió hacia muchos, muchos años, tantos que nadie era capaz de recordar cuantos, la voz profunda y cálida del abuelo capto la atención de la bulliciosa niña que sonrió y se sentó sonriente a sus pies, y así comenzó a narrar cada vez más lejos de aquel salón y de butacón de orejeras en el que estaba sentado. Hace muchos años, mas de los que soy capaz de recordar. no había un lucero que rigiera el dia, y otro que gobernara la noche. La linea que separaba la claridad tibia del día y la oscuridad gélida de la noche no eran tan palpables como las conoces tú. El cosmos era una gran pelota en la que estaban todos los cuerpos celestes, entre ellos no había ningún espacio vacío, y ejercían una compresión de tal forma que se mantenían siempre formando un todo. En esa gran pelota convivían Lorenzo un muchachote ardiente y de bucles dorados, y Catalina una dama primorosa y gélida, de una belleza singular, los planetas que te enseñan en el colegio, y millares de luceritos unos mas grandes y otros mas chicos. Desde que nacían se les enseñaba la norma básica, nadie se puede mover de su sitio hasta que otro ocupe su lugar, era un movimiento lento, pero todos podían desplazarse, para jugar, charlar, o chismorrear.

La vida en el cosmos era divertida, los luceritos jugaban, sus madres vigilantes charlaban entre ellas como cualquier madre en la puerta del colegio, un día coincidieron codo con codo Lorenzo y Catalina, se miraron a los ojos y ella quedó deslumbrada ante aquel ardoroso muchacho que desplegaba una gran sonrisa, ambos eran amigos de la Tierra que divertida miraba las mejillas coloradas de Catalina ante el arrobamiento de aquel zagal. pasaron horas y horas charlando y los planetas eran los que se desplazaban para obtener la calidez que desprendía Lorenzo o embelesarse con el misticismo de Catalina, su felicidad era plena. La luna que era una mujer friolera había conseguido quien caldease su existencia y el sol que por momentos se abrasaba conseguía refrescarse al lado de tan bella dama. Las discusiones se zanjaban entre los integrantes de la gran mole poniendo distancia entre medio y difícilmente si no se quería se coincidía en aquella gran mole de cuerpos celestes.

Un día Lorenzo y Catalina cogieron una rabieta tan fuerte que decidieron separarse, el sol con ese vozarrón que le caracterizaba grito por favor que alguien ocupe mi lugar a ver si la Luna abre los ojos y ve la locura que esta cometiendo, y allí acudió Marte para que el sol pusiera distancia con su adorada amada. Los días iban pasando y Catalina tiritaba de frío, pero su orgullo le impedía pedir perdón a Lorenzo quien iba languideciendo al otro lado de la bola por la obstinación y el orgullo que la gobernaban, sus bucles se fueron apagando y el frío se apodero de todos los integrantes del cosmo. La Tierra un día preocupada le dijo a la Luna, Catalina mujer no ves que el orgullo no lleva a ninguna parte y se esta apagando la energía del sol sumido en el dolor que le causa tu lejanía. Pero ella muerta de frío no quería avanzar ni un solo paso para visitar al Sol. Habiendo fracasado con ella, la Tierra se acerco a Lorenzo y le rogó que diera el primer paso para reconquistar el amor de Catalina, pero el tampoco estaba dispuesto a seguir cediendo.

Ante la negativa de ambos de aproximar posturas la Tierra convoco al esto de cuerpos celestes por turnos para que ninguno de los dos se enterasen que estaban conspirando contra ellos, pero con tanto ir y venir las madres dejaron de vigilar a los luceritos y estos comenzaron a jugar al escondite sin darse cuenta de que estaban dejando espacios vacíos, que iba llenando el aire haciendo cuña entre los cuerpos celestes, hasta que se oyo una fuerte explosión y cada planeta fue disparado a un sitio, Lorenzo y Catalina se distanciaron mas que nunca, las estrellas se quedaron cerca de la luna para consolarla de la perdida que acaba de sufrir, el sol miraba a lo lejos a su amada sabiendo que ya nunca volverían a cruzarse sus caminos, y el resto de planetas desperdigados fueron cogiendo posiciones, el sol se quedo dando vueltas alrededor de su amiga la Tierra que le daba mensajes de Catalina. Unos días la Tierra le daba buenas noticias de la Luna y el brillaba con toda su fuerza, irradiando sus bucles hacia la Tierra que se calentaba a placer, otros días la tristeza que embargaba a Catalina le era transmitida y Lorenzo languidecía de dolor, sus rayos eran tan tenues que no lograba calentar a su amiga quien tiritaba de frío.

Poco a poco todos fueron comprendiendo que el orgullo les había llevado a esa situación y no había forma de cambiarla por mas que lo intentaran, no tenían suficiente magnetismo para volver a crear esa gigantesca bola que fueron en el pasado, los días iban pasando entre la alegría y el desespero, y todos los habitantes de la tierra eran capaces de notar los cambios de humor de Sol o de la Luna, pero no eran capaces de comprender que los provocaba. Un día Catalina acompañada de un séquito de luceros brillaba ufana en el firmamento cuando de repente las lagrimas le arrasaron sus preciosos ojos color perla, allí en un cala había un mujer morena de piel canela, que escucho el llanto de la dama blanca y sus palabras de amargura, gracias a ella conocemos tan bella historia.

Ahora Catalina y Lorenzo se conforman con un triste saludo cuando coinciden en el firmamento, el se va a dormir y ella comienza su reinado paseandose por la alfombra negra del firmamento, y solo una vez cada muchos muchos años, podian abrazarse durante escasas horas cuando se uno de los dos eclipsaba al otro, eran momentos emotivos que su amiga la tierra vivia con mucha emocion y un tiritera se apoderaba de ella no se sabia muy bien si por el frio o por los sentimientos que desprendian sus amigos. La niña que había conseguido estar callada todo ese tiempo bullía de ganas de acribillar a su abuelo con preguntas, pero una vez terminado el relato, parecia que seguía tan lejos como cuando lo habia comenzado. Abuelo, abueloooooooo, por eso llora algunas noches la luna y parece que se bañe en el mar?, si Maria por eso algunas noches Catalina llora y otras luce esplendida en el cielo.

Abuelo miraaaaaaa, acaba de salir la Luna y parece que me sonríe, María eso es porque sabe que ahora formas parte de un circulo muy reducido que conoce su secreto contesto el abuelo taciturno, un día tu también contaras a tus nietos esta historia, a mi me la contó mi abuelo una tarde de mucho viento, cuando era un mocoso como tú.

Carmina

8 comentarios:

isis de la noche dijo...

Ya lo han dicho: el amor mueve a los astros ;)

qué pena que les ganara el orgullo.. tal vez su separación era necesaria para que nosotros, los mortales, tuviéramos luz de sol y de luna ;)

pero ahora, cada vez que los vea eclipsarse, sabré que ellos están teniendo un momento de luz, aunque para nosotros oscurezca ;)

besos..

Patricia López dijo...

Es una historia muy bonita y tierna.

Gracias por ella, un besito.

Carmina dijo...

Gracias a vosotras por leerlo, puesto que es un cuento con el que intentaba explicarle a mi hijo de 4años la teoria del Big Bang, hoy a veces cuando lo recuerda se rie y dice mira que fuiste ingeniosa

Pedro Estudillo dijo...

Un cuento precioso, Carmina. Espero poder contárselo yo también a mis nietos algún día.

Gracias y un beso.

MORGANA dijo...

MUY HERMOSO EL CUENTO,CARMINA.
BESOS.MJ

Marinel dijo...

Preciosidad de relato,sí señora.
Ese sentimiento desesperante y dañino,hizo de un posble un imposible para toda la eternidad...
Y pensar que esos eclipses mágicos son un abrazo desesperado,me hará verlos de forma totalmente distinta, no te quepa duda.
Me ha encantado.
Besos.

Autores Reunidos dijo...

Carmina, precioso texto. Sin duda una mágnifica historia cósmica... la luna y el sol... los eternos enamorados, tan distintos y tan complementarios...
Precioso el momento-eclipse... Ay, qué bonito...
Gracias por tu regalo, amiga.
Natacha

Calvarian dijo...

Los astros tienen también su amor imposible. La luna y el sol siempre separados...
Besix