Estaba oscuro. El y ella hablan en voz baja… se susurran en secreto…
—¡Hola rubia! ¿Todavía estás aquí?
—Sí, pero será por poco tiempo. No tendré tanta suerte como tú…
—Venga, no te desanimes. Ella es lista. Es posible que lo deje antes de que te toque a ti.
—No creas, estoy en el primer paquete. Y tú… ¿Cuánto hace que él lo dejó?
—Pues… casi un mes ya. Oye, ¿Sabes que estás preciosa hoy?
—¿Qué harás cuando yo me vaya? Ligarás con cualquiera que venga… aunque no es fácil encontrar una americana auténtica como yo… no te creas…
—Lo sé, eres especial para mí también. Sentí algo cuando llegaste… Eres… tan bonita…
—¿Has visto la casa?
—Apenas, cuando vine era casi de noche. Y como tienen esa manía de meterte en un cajón sólo llegar… Pero el día que me trajeron había un niño pequeñito. Que parece que le gusta abrir los cajones.
—¿Un niño? ¿Y… qué es? Sólo he visto hombres. Allí en la fábrica… Pero seguro que tú nunca has visto un negro.
—¿Negro? ¿Cómo negro?
—Sí, un hombre negro. Con la piel completamente negra. Le vi de refilón, antes de que pusieran el sello a mi paquete. ¡Chico! Era completamente negro…
—¡Qué raro! Nunca lo había oído antes… Pero claro, dicen que en América se ven cosas muy raras...
—Pero, Venga, cuéntame lo del niñito.
—Ah, pues es como… un hombre, pero bajito, joven, como un cachorro y ¿Sabes una cosa?
—¿Qué?
—A los niños les está prohibido fumar.
—Y ¿Por qué? No lo entiendo. Entonces… si los hombres no crecieran… No nos quemarían. Creo que me gustan los niños.
—Si, éste era muy hermoso. Era rubio, como tu. Su pelo me recordaba al trigo dorado en verano. ¿Sabes a qué me refiero? Ese color suave…
—Claro que lo sé. A veces recuerdo cómo el viento me acariciaba, cuando solo era una gran hoja libre…
—Creo que me estoy enamorando de ti.
—No digas, eso… no lo hagas. Me iré pronto. Muy pronto.
—Me gustaría acariciar tu cuerpo, como hacen ellos… Pero no tengo manos.
—Dicen que si nos fumaran a la vez… Conocí a una, que me contó, que dos que se enamoraron, se amaron el aire, cuando eran humo… así es posible.
—Sí, que hermoso…. Pero mira, ahora él ha dejado de fumar...
—¡Silencio! Alguien viene.
Una mujer se acerca al cajón que hay bajo la tele, allí guarda su tabaco y un paquete del marido, que dejó de fumar hace un mes…
- Espera, voy a coger un paquete de tabaco. Se me ha terminado el que tenía en el bolso.
—Si, hija… Oye, ¿no tendrás por ahí un cigarrito de los que me gustan?
—Pues mira, papá, no deberías fumar, pero voy a darte una alegría. Juan dejó por ahí un paquete y quedan algunos cigarrillos. ¿Quieres uno de éstos?
—Si, anda trae, antes de que venga tu madre y me pille.
—Ay, papá pareces un niño chico… Anda vamos a sentarnos en el sofá y te acompaño con una copita de vino.
Ambos se sientan a charlar.
Encienden cada cual su cigarrillo y entonces…
—¡Qué extraño! ¡Mira qué cosas tan raras hace el humo de tu cigarro y el mío!
—Es cierto, Parece que se entrelazan…
—Son como dos amantes… bailando…
Natacha.
—¡Hola rubia! ¿Todavía estás aquí?
—Sí, pero será por poco tiempo. No tendré tanta suerte como tú…
—Venga, no te desanimes. Ella es lista. Es posible que lo deje antes de que te toque a ti.
—No creas, estoy en el primer paquete. Y tú… ¿Cuánto hace que él lo dejó?
—Pues… casi un mes ya. Oye, ¿Sabes que estás preciosa hoy?
—¿Qué harás cuando yo me vaya? Ligarás con cualquiera que venga… aunque no es fácil encontrar una americana auténtica como yo… no te creas…
—Lo sé, eres especial para mí también. Sentí algo cuando llegaste… Eres… tan bonita…
—¿Has visto la casa?
—Apenas, cuando vine era casi de noche. Y como tienen esa manía de meterte en un cajón sólo llegar… Pero el día que me trajeron había un niño pequeñito. Que parece que le gusta abrir los cajones.
—¿Un niño? ¿Y… qué es? Sólo he visto hombres. Allí en la fábrica… Pero seguro que tú nunca has visto un negro.
—¿Negro? ¿Cómo negro?
—Sí, un hombre negro. Con la piel completamente negra. Le vi de refilón, antes de que pusieran el sello a mi paquete. ¡Chico! Era completamente negro…
—¡Qué raro! Nunca lo había oído antes… Pero claro, dicen que en América se ven cosas muy raras...
—Pero, Venga, cuéntame lo del niñito.
—Ah, pues es como… un hombre, pero bajito, joven, como un cachorro y ¿Sabes una cosa?
—¿Qué?
—A los niños les está prohibido fumar.
—Y ¿Por qué? No lo entiendo. Entonces… si los hombres no crecieran… No nos quemarían. Creo que me gustan los niños.
—Si, éste era muy hermoso. Era rubio, como tu. Su pelo me recordaba al trigo dorado en verano. ¿Sabes a qué me refiero? Ese color suave…
—Claro que lo sé. A veces recuerdo cómo el viento me acariciaba, cuando solo era una gran hoja libre…
—Creo que me estoy enamorando de ti.
—No digas, eso… no lo hagas. Me iré pronto. Muy pronto.
—Me gustaría acariciar tu cuerpo, como hacen ellos… Pero no tengo manos.
—Dicen que si nos fumaran a la vez… Conocí a una, que me contó, que dos que se enamoraron, se amaron el aire, cuando eran humo… así es posible.
—Sí, que hermoso…. Pero mira, ahora él ha dejado de fumar...
—¡Silencio! Alguien viene.
Una mujer se acerca al cajón que hay bajo la tele, allí guarda su tabaco y un paquete del marido, que dejó de fumar hace un mes…
- Espera, voy a coger un paquete de tabaco. Se me ha terminado el que tenía en el bolso.
—Si, hija… Oye, ¿no tendrás por ahí un cigarrito de los que me gustan?
—Pues mira, papá, no deberías fumar, pero voy a darte una alegría. Juan dejó por ahí un paquete y quedan algunos cigarrillos. ¿Quieres uno de éstos?
—Si, anda trae, antes de que venga tu madre y me pille.
—Ay, papá pareces un niño chico… Anda vamos a sentarnos en el sofá y te acompaño con una copita de vino.
Ambos se sientan a charlar.
Encienden cada cual su cigarrillo y entonces…
—¡Qué extraño! ¡Mira qué cosas tan raras hace el humo de tu cigarro y el mío!
—Es cierto, Parece que se entrelazan…
—Son como dos amantes… bailando…
Natacha.
18 comentarios:
me has dejado con la boca abierta, unos dialogos fluidos, manteniendo la intriga hasta el final, un amor imposible que al final se hizo posible en forma de volutas de humo, tan efimero como intenso... un bonito y original relato, me esta gustando mucho esta experiencia
Viniendo de ti, esperaba algo original,pero esto!
Amor más volátil e imposible, no puede haberlo.
Dos humos enamorados, abrazados en el aire recreándose...
Preciosa historia,Natacha, que además has aderezado con esa pizca de ti que ya es inconfundible.
Besos,linda.
Bueno Natacha, impresionaaaaante!!! Al principio estaba desorientda, por lo tanto, mi atención era infinita, luego me fui dando cuenta, despacio.
Perfecto; me encanta. ¡Qué gusto leerte!
Un besazo!!
o natacha, me ha encantado, jaja, pero al principio me perdi un poco, pensaba, esta hablando con una cerveza?? (jajjaaja, sera mi vena alcoholica despues de las fiestas de benavente), me encanta, cada vez me sorprende mas lo que escribes.
xoxo
¡Uahuuuu, Natacha, te has lucido! Bueno, como siempre. En originalidad no hay quien te gane, eso es seguro.
Dos cigarrillos enamorados... sólo a ti se te podía ocurrir algo así.
Besitos (y recuerda que fumar es malo, por muy enamorados que estén).
PERFECTO..ME ENCANTO ESE DIALOGO FLUIDO ENTRE DOS VOLUITAS DE HUMO.¡¡CHAPEAU!!
Yo creo que ha sido gente aburrida la que ha prohibido fumar en tantos sitios. ¡Precioso sería observar el huno de tu cigarrillo y el mío entrelazarse hasta disolverse el uno en el otro! Pero nos mandan fumar a la calle. Así es imposible...
Muy ingeniosa, Un beso,
Precioso lo que has escrito mi querida Tachita.
Hacia tiempo que no entraba, creo que voy a empezar a pasear que hace tiempo que solo me quedo sentada en mi rincón.
Ese aire entrelazado que nos narras es bello, al final esos dos enamorados pudieron tocarse, acariciarse..mimarse...
Besitos mi niña.
LEZ
Buenísimo me encantó. Eso de personificar a las cosas es estupendo, Te felicito
besos
María Rosa
muy buen texto.. me encanto. da gusto leer cosas asi.
saludos
Hola Natacha! Solo vengo a confirmar lo que dijeron ya los otros: maravilloso relato, delicioso. Yo disfruté de los diálogos y el final sí que no me lo esperaba, me tomaste por sorpresa.
Un abrazo!
Muchas gracias a todos... Como dije es un modesto texto.
Lo escribí hace años para un programa de radio y gustó... ya que mantenía la intriga muy bien hasta el final y los actores que lo dramatizaron fueron geniales...
Ha sido un pequeño homenaje a aquella época de mi vida que fue breve pero la recuerdo con mucho cariño.
Un beso para todos, sois encantadores y lectores muy agradecidos.
Natacha.
Qué tierno relato ;)
A veces yo mismo quisiera ser humo.. para llegar a abrazarle ;)
besos!!
Es hermoso, original, único como vos, querida Natacha.
Disfruto mucho leyéndote, lo sabías?
Un beso enorme.
Bellisima metafora de ciertos amores: ligeros como el humo pero al mismo tiempo intensos.
Me encanto la historia, que esta revestido de una gran ternura.
Un abrazo, amiga
Un amor tabaquero. jajaja. Si es que que no saldrá de esa mente original...
Besix
Ay, mi niña...que te me habías escapado... mecachiiissss!!
He dudado de si dejarte comententario después de tantos días... pués,¡¡¡ que siii!!!
Me ha gustado mucho, vaya imaginación!!! no se me habría ocurrido jamás... y mira que fumo!!!
el humo de mis cigarrillos no hace esas cosas tan bonitas, qué pena!!!
Un besito cielo.
Pilar
Si Billy Wilder levantara la cabeza diría que es un dialogo como "él" manda. Me ha gustado su desarrollo, Mis felicitaciones!
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