Andrés lleva una vida anodina; de lunes a viernes se refugia en su trabajo, en el estrés de los embotellamientos de la gran ciudad y las reuniones hasta las tantas en las que no se resuelve nada, pero pasa el tiempo. Ya nadie le espera en casa.
Tras lanzarse de cabeza al matrimonio, como la mayoría de los jóvenes, y tener dos hijas, termina divorciándose diez años después; cada dos viernes va a buscar a las niñas al colegio. Echa tanto de menos sus risas, sus llantos, sus peleas de hermanas… Esos fines de semana todo cambia y la vida parece sonreírle un rato. Comida basura, “High School Musical”, salir a patinar, montar en bici. Al menos sus hijas le hacen feliz.
Cuando está con ellas olvida la soledad, el silencio de ese apartamento impersonal, esa nevera medio vacía, esa cama sin hacer –salvo los miércoles-, cuando viene la señora de la limpieza quien además, le hace la compra y le prepara algo de comida decente.
Se olvida del último polvo mal echado con la primera que “pilla” en uno de esos garitos de moda donde van a ligar los divorciados y divorciadas, donde la vulgaridad y la decadencia se apoderan de su vida. A tiempo, tomó la sabia decisión de no volver; no iba a encontrar allí la mujer bella, culta e inteligente que perdió.
Poco a poco, sin reparar en ello, va inventando una vida paralela, el sueño que le gustaría vivir, el pasado que no fue, el presente que no existe, el futuro deseado.
Navegando entre sus mentiras, inmerso en su irrealidad, deja las riendas de su soledad en manos de una mujer ficticia, totalmente idealizada tras la pantalla de su ordenador. Fascinado por ella, por su forma de escribir, por su sensibilidad, por la fuerza que transmite a borbotones, le va contando esa vida idílica que supuestamente vive.
Al principio, Claudia juega seducida por sus palabras, sus dulces mentiras; imagina las caricias anunciadas, la miel de sus labios, el sabor de su piel.
Sin embargo, intuye que algo va mal: hay piezas que no encajan, el “sí, pero no”, las excusas constantes, las mentiras… No, no quiere reparar en ello, alentando ese arriesgado juego de promesas incumplidas.
Su deseo va en aumento Como una adolescente insensata sólo piensa en el correo, el “chat”, le salta el corazón al leer su nombre; luego, el teléfono. Se deja enamorar, se deja llevar tratando de acallar su intuición, la inexistencia de ese amor virtual. Comprende que jamás va a conocer al verdadero Andrés porque es una quimera y comienzan las lágrimas, los malos ratos, las esperas, las decepciones. Sufre como nunca, llora sin consuelo. Callada.
Llueven los perdones, suenan las sonrisas y el final atronador, el esperado adiós para siempre. Un desenlace tan real, como ilusorio el amor.
Entre los jirones de su alma empapados de mar, las estrellas fugaces que pasan de largo y las espinas de rosas marchitas clavadas en el corazón, Claudia apaga el ordenador.
Ana.
Tras lanzarse de cabeza al matrimonio, como la mayoría de los jóvenes, y tener dos hijas, termina divorciándose diez años después; cada dos viernes va a buscar a las niñas al colegio. Echa tanto de menos sus risas, sus llantos, sus peleas de hermanas… Esos fines de semana todo cambia y la vida parece sonreírle un rato. Comida basura, “High School Musical”, salir a patinar, montar en bici. Al menos sus hijas le hacen feliz.
Cuando está con ellas olvida la soledad, el silencio de ese apartamento impersonal, esa nevera medio vacía, esa cama sin hacer –salvo los miércoles-, cuando viene la señora de la limpieza quien además, le hace la compra y le prepara algo de comida decente.
Se olvida del último polvo mal echado con la primera que “pilla” en uno de esos garitos de moda donde van a ligar los divorciados y divorciadas, donde la vulgaridad y la decadencia se apoderan de su vida. A tiempo, tomó la sabia decisión de no volver; no iba a encontrar allí la mujer bella, culta e inteligente que perdió.
Poco a poco, sin reparar en ello, va inventando una vida paralela, el sueño que le gustaría vivir, el pasado que no fue, el presente que no existe, el futuro deseado.
Navegando entre sus mentiras, inmerso en su irrealidad, deja las riendas de su soledad en manos de una mujer ficticia, totalmente idealizada tras la pantalla de su ordenador. Fascinado por ella, por su forma de escribir, por su sensibilidad, por la fuerza que transmite a borbotones, le va contando esa vida idílica que supuestamente vive.
Al principio, Claudia juega seducida por sus palabras, sus dulces mentiras; imagina las caricias anunciadas, la miel de sus labios, el sabor de su piel.
Sin embargo, intuye que algo va mal: hay piezas que no encajan, el “sí, pero no”, las excusas constantes, las mentiras… No, no quiere reparar en ello, alentando ese arriesgado juego de promesas incumplidas.
Su deseo va en aumento Como una adolescente insensata sólo piensa en el correo, el “chat”, le salta el corazón al leer su nombre; luego, el teléfono. Se deja enamorar, se deja llevar tratando de acallar su intuición, la inexistencia de ese amor virtual. Comprende que jamás va a conocer al verdadero Andrés porque es una quimera y comienzan las lágrimas, los malos ratos, las esperas, las decepciones. Sufre como nunca, llora sin consuelo. Callada.
Llueven los perdones, suenan las sonrisas y el final atronador, el esperado adiós para siempre. Un desenlace tan real, como ilusorio el amor.
Entre los jirones de su alma empapados de mar, las estrellas fugaces que pasan de largo y las espinas de rosas marchitas clavadas en el corazón, Claudia apaga el ordenador.
Ana.
19 comentarios:
Es así y seguira siendo.... Este medio de comunicacion ha cambiado la relacion amorosa......A veces pienso que es mejor....pero es misentir personal porque jamas me case para no perder mi libertad y ya casi me estoy comvenciendo que ese maravilloso amor que todos sueñan, puede repetirse millones de veces... Creo que las mujeres tenemos esa inclinacion hacia lo infinito porque estamos en condiciones de dar vida.......los hombre tienen un participacion mas lejana desde el punto de vida espiritual o cereb ral... Como se piense.De todas formas nuy nello escrito y espero que solo sea una fantasia......(?) Hilda Breer
Ana es fácil para un corazón solitario crear un amor fictício, donde todo es dulzura y comprensión.La soledad es aveces pesada y dura como una losa...
Me ha gustado mucho tu relato, gracias.
Pilar
son complicadas las relaciónes por la red , pero hay tanta gente solitaria que tambien hay veces que puede darse el caso de que surgan y se hagan fuertes , el problema creo que esta en que al no ver con quien hablas ,cada cual se inventa su vida a su gusto , y cuando la realidad se impone es cuando cada uno corre a esconderse ,pobre del corazón que le pille enmedio .me gusto mucho tu relato felicidades preciosa .
Un precioso relato, poco le hubiera costado a Andres si esa mujer le llenaba haberle mostrado su verdadera vida lejos de mentiras, pero cuando se juega y de esta forma al final se llega a una mentira tan gorda que es imposible mostrar la verdadera identidad, y luego esta claudia engañandose por algo que ella sabe una mentira y le esta haciendo daño. Un relato muy bien estructura y muy bonito a la vez que real, espero no sea autobiografico....
Qué triste, que fuerte, que real, como la vida misma
precioso
un beso
Un tema de mucha actualidad, el amor virtual, castillos de naipes en el aire, ilusiones soñadas. Un amor muy real para muchos que lo sufren en silencio.
Muy buen relato.
Besos.
Un amor enredado,puesto al servicio de la soledad imperante en una sociedad, que pierde dosis de ternura,de romanticismo,de sensibilidad, acuciada por el estres...
Un amor nada tangible,pero tan real en su mente que acaba dañándola desesperadamante.
Todo se diluye con tan solo un botón...o no...
Muy bonito relato,Ana.
Un beso grande,grande.
me gusto mucho el relato, muy intenso..
saludos
Internet ,se ha convertido en la salida a la soledad, a las ausencias y necesidades. Supongo que su facilidad ,tan solo pulsa start y comienza el juego.
Todas son experiencias, aunque sean tras una pantalla.
Un besito y enhorabuena
hola corazon
tienes toda la razon en ocaciones nos enamoramos de una persona de tras del monitor por su forma de escribir y si podemos entablar comversacion por el chat pues entre arrumacos van y arrumacos bienen terminamos amando al monitor que mal se enciende ese foquito verde que dice que el@ estan conectados y que estan listos para darnos unas catedras de amor cibernauta
besos me encanto esta entrada super bien besos y asta pronto tu amiga luna 45
Y quien no ha oído hablar de un amor así.. el problema creo que está en las personas, no en el soporte... Mentir, se pude mentir en todos sitios... y se hace.
Internet solo facilita las cosas a la gente falsa. Quien no lo es... no lo es tampoco aqui.
Muy real este relato.
Un beso y gracias, Ana.
Natacha.
Totalmente de acuerdo.En este medio se conoce a gente estupenda pero se corre el riesgo de conocer a la persona equivocada.
Un beso.Mª José.
Nunca he creído posible la idea del "amor virtual"... Será porque preciso de la compañía, el contacto físico, el compartir vivencias...
Siempre he creído que lo otro es una fantasía que nos creamos para apaciguar nuestra soledad, esa necesidad de compartir algo esencial con alguien, cuando no es nada fácil encontrar ese alguien en este mundo "real"...
Pero he sabido de estos casos y, aunque todavía creo que no puede llamarse a esto "amor", sé que hay personas que mantienen relaciones de AÑOS así.. Supongo que el asunto es que no todo el mundo necesita las mismas cosas para enamorarse...
Bueno... es solo mi humilde opinión ;) Y como en la literatura todo es posible ;), entiendo el dolor de Claudia al apagar el ordenador y quedarse a solas con la melancolía, con la nostalgia de aquello que jamás sucedió, como dice una cancioncilla ;)
Me gustó mucho ;) especialmente porque plantea ciertos conflictos que vienen después del divorcio y muchos aspectos de la soledad... Muy buen relato...
besos!!!
Un relato que trata de dramas muy actuales. Me parece muy acertado y bien hecho.
Saludos
Hola a todos.
Hacía tiempo que no publicacba en Autores, pero siempre leo...
La verdad, este relato me fue saliendo solo, casi sin pensar, real o ficticio, no deja de ser una evidencia que esta nueva forma de comunicación (impensable hace apenas unos años) da lugar a nuevas relaciones: amistad, amor, etc, que incluso pueden llegar a materializarse...
En este mismo, mientras escribo, me comunico con vosotros.
Lo que nunca pensé es que os llegara a gustar tanto como parece; me habéis dado una gran alegría, sinceramente, y mucho ánimo para continuar, pues llevaba tiempo "parada".
Muchas graciasa todos y mil besos!!!!
Yo tampoco creo en el amor virtual, necesito contacto, miradas, etc.. En cuanto a tu relato me ha gustado mucho
muy buen relato, pues en la red tanto se pueden encontrar buenas personas y auténticas como algunas que inventan una vida para dar una imagen cara a la galería. Nunca se sabe si el hubiera sido sincero y le hubiera dicho que necesitaba de ella para ser feliz, que su vida era aburrida y fría, a lo mejor ella si estaba en una situación parecida hubiera intentado darle ese amor que le faltaba.. nunca se sabe.
besos
Si es que a los ordenadores les carga el diabloooooooo.
Besix
Un tema de actualidad, eso de las relaciones vía internet... concuerdo con lo no tangible de estos casos... aunque no hay que olvidar que también esos amores intangibles pueden suceder en la cercanía física, hay casos en los que se construyen sueños, ilusiones, realidades, etc. y al tiempo resulta que no era como se pensaba. Creo que depende esto de como somos en esencia... honestos sobre todo.
Saludos
Haydeé :)
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