Tántalo es una ciudad de ladrillo rojo y azulejos azules. Cuando sale el sol el color llena de vida las calles, pero media hora antes del atardecer no queda nadie en las calles. Se dice que los dioses mandan monstruos horribles para vigilar que nadie beba ni coma. Una ciudad de perversión sin límite esperando el castigo divino, haciendo honor a su nombre. Pero lo que me había traído aquí era Sancy. Según la leyenda Sancy era un diamante de mas o menos 55 quilates tallado en forma de pera que desapareció durante la revolución francesa, pero para conseguirlo debo encontrarla a ella.
Me senté sobre una butaca con vistas al mejor bar de la playa y pedí un bourbon con hielo. Era cuestión de esperar. Antes de que me acabase la copa apareció saliendo de una limusina, con un rico del brazo. No pude evitar esbozar una sonrisa, ella siempre había sabido rodearse bien. La seguí con la vista y la vi meterse en el reservado del bar. Escribí una nota y fui hasta la barra. Le dí 20 pavos al camarero y le dije que le diera la nota sin que el tío lo notara. Sabia que esta práctica era habitual en estos círculos, y que no me defraudaría. En efecto, acto seguido pude ver como ella torcía el gesto y se disculpaba (seguramente diciendo que iba al baño) y se encaminaba a mi posición. Realmente estaba hermosa cuando se enfadaba.
—¿Se puede saber que coño haces aquí? ¿Es que me estas siguiendo?
Su bikini rojo me recordaba las noches intensas que habíamos pasado juntos, y el olor de su champú me llegaba claro como un rayo de sol. Me tomé un par de segundos para disfrutar de su presencia.
—Tranquila. He venido por negocios. Sancy está aquí.
—¿Pero qué?? ¿Qué dices? ¿No puede ser?!
—Debajo de mí esta la respuesta, ya sabes, solo tienes que mirar bien...
—Vete a la mierda. Esos tiempos han quedado atrás.
—Está bien, entonces ¿qué iba a hacer aquí sino?
Había conseguido reducir su enfado y a la vez demostrarle que no estaba aquí por ella, bueno, no totalmente. Pero eso no debía saberlo.
—La he visto cariño.
Con toda la tranquilidad del mundo saqué el periódico local de la semana pasada. El conde Jonestown y su esposa asistían a una recepción con la reina de Inglaterra, y como era obvio, no podían resistirse a enseñar sus mejores galas. Sonreímos y eso es todo lo que necesitábamos para recordar viejos tiempos en la cama.
—Quiero que me lo cuentes todo —dice ella.
—Es fácil. El sistema de seguridad es impenetrable.
—Entonces ¿cómo va a ser fácil?
—Confía en mí.
Partimos hacia la mansión y esperamos la noche. Allí estaba el guardia de la entrada principal como cada noche a la misma hora, haciendo su ronda. Y como cada noche también se había traído un bocadillo oculto en el uniforme. El sabia que a esta hora concreta los demás daban la vuelta a la casa y el debía estar vigilando la entrada. Como siempre se sentaba en el butacón de los condes, en su porche de la entrada. Faltaban pocos segundos para que un pequeño regalo que había dejado oculto hiciera su aparición. De repente se oyó un grito de terror, y vimos al guardia correr como alma que lleva al diablo hacia la parte de atrás de la casa. Nos metimos en la el jardín y corrimos hacia la entrada. Según nos acercábamos oíamos los gritos ahogados y guturales que había grabado en un cinta y puesto escondido con el temporizador. No pude evitar esbozar una sonrisa. Ella entendió lo que había pasado y empezó a sonreír. Ahora venia la parte mas difícil. Cogí la vara de hierro y forcé la puerta para entrar. La alarma sonó de inmediato y nos dejo medio sordos, pero aún así podía oír aun los gritos despavoridos del guardia de la entrada. Corrimos a escondernos dentro de la habitación principal. Gracias a dios la condesa tiene un fondo de armario estupendo para estos casos.
—Ahora te toca a ti cariño —dije yo.
Se puso manos a la obra y en pocos tiempo encontró la caja fuerte y la abrió de par en par.
—¡Aquí está! ¡Era cierto aquí está!
Sacó un diamante del tamaño de un puño en forma de pera. Lo sujetaba con saña y pude ver que realmente era feliz, con aquella piedra legendaria en sus manos. Me miró con cara inquisitiva.
—Se ha activado la alarma silenciosa y la casa esta sellada porque has abierto la caja —decía yo, —en menos de 2 minutos estará aquí la policía... Pero no te preocupes, ningún sistema de seguridad deja morir a sus propietarios por un incendio.
Sin esperar respuesta cogí una silla y encendí un mechero. Lo acerqué al sistema de detención de humos y empezó a llover dentro de la casa, a la par que se abrían puertas y ventanas, Nos dirigimos a la playa, y llegado el acantilado me paré.
—Al otro lado hay decenas de policías esperándonos. Lo se porque ya me habían registrado la habitación esta mañana.
—¡ENTONCES PORQUE COÑO ME HAS LLEVADO CONTIGO! PORQUE HEMOS IDO A ROBAR EL TESORO DORADO DE TU VIDA!
Esbocé una sonrisa y me dispuse a contestar.
—En parte para demostrarme que podía, y en parte porque quería descubrir algo.... Te quiero. Desde la primera aventura en Amberes siempre lo he sabido, pero eres la única persona a la que no puedo descubrir. Necesitaba saber si tu me querías a mí, sabia que podía robar esa piedra y sabía que tu la ansiabas. Ahora veremos quien sale vencedor.
—Yo.... No podía articular palabra. No tenia palabras y estaba a punto de descubrir su verdadera cara. Yo creo que te quiero.. —empezó a llorar, —pero esto es demasiado importante, no puedo.... —sacó la piedra del bolso y la miró con deseo.
—Si te deshaces de ella no podrán inculparnos de nada.
Entonces ella se metió la piedra de nuevo en el bolso y su cara cambió de repente. Ya no tenia nada que yo desease, su propia hambre la había devorado por dentro.
—¡Esta piedra es la solución a toda nuestra vida! Todo el mundo me recordará! Sus pupilas brillaban mas que nunca, pero esa luz ya no me interesaba. Dentro de esos ojos habitaba todo lo que yo no quería ser.
—Vete si es lo que quieres. No te lo impediré.
—Hubiese sido un magnífico final. Se dio la vuelta y salió corriendo. —¡Te enviaré una postal!
Yo corrí en dirección a la playa, buscando la tumbona donde me había “hospedado” horas atrás esperando su llegada. Saqué el paquete que había enterrado y allí estaba, inmaculada como la primera vez que la vi.
Sancy, el diamante mas perfecto del mundo jamás hallado, debajo del periódico donde después de la recepción de los condes, venía un artículo sobre un asalto a la galería de arte propiedad de Robert Smith, el mayor coleccionista de diamantes del mundo. Habían asaltado la galería pero no habían robado nada, aunque en la foto aparecía un Smith rabioso y desesperado, espetando cosas al viento.
Obviamente, nadie iba a ser tan tonto de llevarse a Sancy a una recepción y humillar nada mas y nada menos que a la reina de Inglaterra, por no hablar de llamar la atención de hacienda sobre un diamante perdido desde hace siglos. Decenas de réplicas de Sancy se habían encargado para las esposas de los hombres muy ricos y circulaban por todo el mundo. Solo era cuestión de fijarse bien.
Mientras una lágrima recorría mi rostro no pude dejar de ver multitud de coches patrulla a toda velocidad surcando la noche. Quizás saliera con vida para poder vengarse, pero esos disparos en la noche no pintaban nada bien.
Vegetable man
Me senté sobre una butaca con vistas al mejor bar de la playa y pedí un bourbon con hielo. Era cuestión de esperar. Antes de que me acabase la copa apareció saliendo de una limusina, con un rico del brazo. No pude evitar esbozar una sonrisa, ella siempre había sabido rodearse bien. La seguí con la vista y la vi meterse en el reservado del bar. Escribí una nota y fui hasta la barra. Le dí 20 pavos al camarero y le dije que le diera la nota sin que el tío lo notara. Sabia que esta práctica era habitual en estos círculos, y que no me defraudaría. En efecto, acto seguido pude ver como ella torcía el gesto y se disculpaba (seguramente diciendo que iba al baño) y se encaminaba a mi posición. Realmente estaba hermosa cuando se enfadaba.
—¿Se puede saber que coño haces aquí? ¿Es que me estas siguiendo?
Su bikini rojo me recordaba las noches intensas que habíamos pasado juntos, y el olor de su champú me llegaba claro como un rayo de sol. Me tomé un par de segundos para disfrutar de su presencia.
—Tranquila. He venido por negocios. Sancy está aquí.
—¿Pero qué?? ¿Qué dices? ¿No puede ser?!
—Debajo de mí esta la respuesta, ya sabes, solo tienes que mirar bien...
—Vete a la mierda. Esos tiempos han quedado atrás.
—Está bien, entonces ¿qué iba a hacer aquí sino?
Había conseguido reducir su enfado y a la vez demostrarle que no estaba aquí por ella, bueno, no totalmente. Pero eso no debía saberlo.
—La he visto cariño.
Con toda la tranquilidad del mundo saqué el periódico local de la semana pasada. El conde Jonestown y su esposa asistían a una recepción con la reina de Inglaterra, y como era obvio, no podían resistirse a enseñar sus mejores galas. Sonreímos y eso es todo lo que necesitábamos para recordar viejos tiempos en la cama.
—Quiero que me lo cuentes todo —dice ella.
—Es fácil. El sistema de seguridad es impenetrable.
—Entonces ¿cómo va a ser fácil?
—Confía en mí.
Partimos hacia la mansión y esperamos la noche. Allí estaba el guardia de la entrada principal como cada noche a la misma hora, haciendo su ronda. Y como cada noche también se había traído un bocadillo oculto en el uniforme. El sabia que a esta hora concreta los demás daban la vuelta a la casa y el debía estar vigilando la entrada. Como siempre se sentaba en el butacón de los condes, en su porche de la entrada. Faltaban pocos segundos para que un pequeño regalo que había dejado oculto hiciera su aparición. De repente se oyó un grito de terror, y vimos al guardia correr como alma que lleva al diablo hacia la parte de atrás de la casa. Nos metimos en la el jardín y corrimos hacia la entrada. Según nos acercábamos oíamos los gritos ahogados y guturales que había grabado en un cinta y puesto escondido con el temporizador. No pude evitar esbozar una sonrisa. Ella entendió lo que había pasado y empezó a sonreír. Ahora venia la parte mas difícil. Cogí la vara de hierro y forcé la puerta para entrar. La alarma sonó de inmediato y nos dejo medio sordos, pero aún así podía oír aun los gritos despavoridos del guardia de la entrada. Corrimos a escondernos dentro de la habitación principal. Gracias a dios la condesa tiene un fondo de armario estupendo para estos casos.
—Ahora te toca a ti cariño —dije yo.
Se puso manos a la obra y en pocos tiempo encontró la caja fuerte y la abrió de par en par.
—¡Aquí está! ¡Era cierto aquí está!
Sacó un diamante del tamaño de un puño en forma de pera. Lo sujetaba con saña y pude ver que realmente era feliz, con aquella piedra legendaria en sus manos. Me miró con cara inquisitiva.
—Se ha activado la alarma silenciosa y la casa esta sellada porque has abierto la caja —decía yo, —en menos de 2 minutos estará aquí la policía... Pero no te preocupes, ningún sistema de seguridad deja morir a sus propietarios por un incendio.
Sin esperar respuesta cogí una silla y encendí un mechero. Lo acerqué al sistema de detención de humos y empezó a llover dentro de la casa, a la par que se abrían puertas y ventanas, Nos dirigimos a la playa, y llegado el acantilado me paré.
—Al otro lado hay decenas de policías esperándonos. Lo se porque ya me habían registrado la habitación esta mañana.
—¡ENTONCES PORQUE COÑO ME HAS LLEVADO CONTIGO! PORQUE HEMOS IDO A ROBAR EL TESORO DORADO DE TU VIDA!
Esbocé una sonrisa y me dispuse a contestar.
—En parte para demostrarme que podía, y en parte porque quería descubrir algo.... Te quiero. Desde la primera aventura en Amberes siempre lo he sabido, pero eres la única persona a la que no puedo descubrir. Necesitaba saber si tu me querías a mí, sabia que podía robar esa piedra y sabía que tu la ansiabas. Ahora veremos quien sale vencedor.
—Yo.... No podía articular palabra. No tenia palabras y estaba a punto de descubrir su verdadera cara. Yo creo que te quiero.. —empezó a llorar, —pero esto es demasiado importante, no puedo.... —sacó la piedra del bolso y la miró con deseo.
—Si te deshaces de ella no podrán inculparnos de nada.
Entonces ella se metió la piedra de nuevo en el bolso y su cara cambió de repente. Ya no tenia nada que yo desease, su propia hambre la había devorado por dentro.
—¡Esta piedra es la solución a toda nuestra vida! Todo el mundo me recordará! Sus pupilas brillaban mas que nunca, pero esa luz ya no me interesaba. Dentro de esos ojos habitaba todo lo que yo no quería ser.
—Vete si es lo que quieres. No te lo impediré.
—Hubiese sido un magnífico final. Se dio la vuelta y salió corriendo. —¡Te enviaré una postal!
Yo corrí en dirección a la playa, buscando la tumbona donde me había “hospedado” horas atrás esperando su llegada. Saqué el paquete que había enterrado y allí estaba, inmaculada como la primera vez que la vi.
Sancy, el diamante mas perfecto del mundo jamás hallado, debajo del periódico donde después de la recepción de los condes, venía un artículo sobre un asalto a la galería de arte propiedad de Robert Smith, el mayor coleccionista de diamantes del mundo. Habían asaltado la galería pero no habían robado nada, aunque en la foto aparecía un Smith rabioso y desesperado, espetando cosas al viento.
Obviamente, nadie iba a ser tan tonto de llevarse a Sancy a una recepción y humillar nada mas y nada menos que a la reina de Inglaterra, por no hablar de llamar la atención de hacienda sobre un diamante perdido desde hace siglos. Decenas de réplicas de Sancy se habían encargado para las esposas de los hombres muy ricos y circulaban por todo el mundo. Solo era cuestión de fijarse bien.
Mientras una lágrima recorría mi rostro no pude dejar de ver multitud de coches patrulla a toda velocidad surcando la noche. Quizás saliera con vida para poder vengarse, pero esos disparos en la noche no pintaban nada bien.
Vegetable man
15 comentarios:
Bonita historia,Sancy el diamante divino y a la vez la decepcción única de un amor.
Saluditos.
LEZ
Esto si que es aventura!!! je je
Por cierto!..estan todos invitados a celebrar Halloween en mi cuevita..alli siempre es de Noche.
Dulce o truco mis queridos colegas!!
La familia Rufianes se siente más rastrera que cuando el Gobierno ocultó la crisis, pero se ve obligada a mendigar tu voto no por ganar el concurso, si no al menos para poder estar entre los tres finalistas y que el jurado valore su humor gráfico en vista a en un futuro poder salir en su periódico. Son así de vanidosos…
Si te gusta el blog y les votas, te darán las gracias. Si no, que ya sabemos que estas hasta lo cojon… de los spam, critícalos e insúltalos que eso les pone mucho. Y es que los trapos sucios se lavan en casa , o lo que es lo mismo, dirty clothes clean at home
Me pareció un relato original y bien planteado.
Felicitaciones!
Original relato que combina los viajes a sitios exóticos con las aventuras. Con esos elementos y escenarios podia haber sido también una historia de espionaje.
Buen relato lleno de aventuras,amor... una buena mezcla.
Saludos!!
Me ha encantado, realmente. Es como estar viendo una peli de acción, una mezcla entre "La trampa" e Indiana Jones. Muy original.
Besos
Un relato muy tuyo, como he podido observar al leerte.
Un viaje con todas las especias para hacerlo interesante.
Intriga, aventura,amor-desamor y un final acorde al escrito.
Super original e interesante,amigo.
Una manera diferente de viajar,sin lugar a dudas.
Me ha gustado mucho.
Un beso.
Vegetable, una narración impecable de una aventura, aventura. Como han dicho antes, algo así como una peli de Indiana jones.
Me ha gustado mucho. Gracias también por participar.
Saludos.
Natacha.
Me ha parecido estar viendo un thriller!! Un saludo y enhorabuena
Gracias a todos. Realmente el relato me ocupaba alguna página mas pero por razones obvias tuve que acortarlo.
Una mezcla de Indiana Jones y El Secreto de Thomas Crown, este último también pone a prueba a su chica... aunque tu historia me ha gustado bastante más, más intriga, más peligro, más entretenida y no siempre ese Happy End esperado...
Un besito Vegetable man
Coincido con los comentarios, parece de película o mejor, de un libro de relatos de vida de un explorador involucrado constantemente en búsquedas de tesoros perdidos jeje. El final, me ha gustado mucho, no es el clásico. Felicidades
Haydeé :)
Ciertas son para mí las palabras que acompañan los comentarios... además, al leer parece que una cámara enfoca escenas a modo de película, y aquí, parece todo más pequeño pero desde lo que sería un cortometraje al filo de la medianoche.
Gracias por participar.
Saludos cordiales.
Emig
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