Llegó a casa y siguió directo al cuarto, no habló con nadie hasta la hora de la cena. Bajó y apenas comió; mientras todos miraban la TV él fingió estar atento al programa, su pensamiento viajaba por el mundo de la fantasía. Un rato después, en silencio, subió a su habitación y se bañó, por fortuna ella no le hizo pregunta alguna respecto a su mutismo, no habría tenido una respuesta adecuada.
Cuando ella fue a dormir, fingió estar roncando, no era así, seguía pensando en aquellos ojos y aquella cabellera. Hoy la había tenido muy cerca, fue cuando preguntó si quería algo. Se había quedado sin palabras, negó agitando la cabeza, entonces fingió concentrarse en los papeles, movió los ojos y vislumbró sus piernas. Aquellos zapatos le parecieron rojos recipientes de flores y el perfume de su cuerpo le recordó frutas desconocidas.
Se levantó muy temprano, antes que ella, su mirada lo mantuvo intranquilo mientras desayunó. Salieron juntos y se despidió con un beso rápido en la mejilla, notó su desconcierto, olvidó ser un poco más cálido, cometió un error, podría sospechar.
El día fue una combinación de infierno y paraíso terrenal. Cuando ella no lo miraba sació sus ojos observándola. No pudo ver directo aquellas pupilas adoradas, sintió calor en todo el cuerpo y ganas de salir corriendo. Pasó algo terrible, ella le habló y él quedó sin palabras, fingió estar distraído con los papeles y logró superar el momento infernal, entonces su sonrisa remató la situación: el trató de imitarla y le salió una mueca, por lo menos así le pareció, por la manera como los músculos de su cara respondieron cada uno por su cuenta. Los golpes de su corazón le hacían temblar el pulso y luchó para evitar que su fisonomía enrojeciera.
Transcurrió la semana más terrible de toda su vida, nunca se había sentido tan extraño: feliz y sufriendo. Los amigos se quejaron de su torpeza, tenía la mente en otra parte. El sábado fue agónico: quería verla y no tenía escusa para acercarse al lugar donde ella vivía, se habría conformado con distinguir a lo lejos el edificio, imaginarla riendo en la sala de su casa. Le dolió el pecho cuando sospechó otra persona cerca de ella, apretó los ojos, sacudió la cabeza y una lágrima salpicó la grama. Nadie se dio cuenta y fingió limpiar alguna partícula extraña en su cara.
El domingo estuvo peor, ella cantaba en la iglesia y el movía la boca, la voz no le salió, tenía ganas de llorar. Rehuyó su mirada inquisitiva y se dedicó a realizar cosas atrasadas en la casa: limpió el cuarto y organizó la biblioteca. Fingió no darse cuenta cuando ella enderezó varios libros que había colocado al revés.
Tuvo un sueño intranquilo, no hizo ruido alguno, ni siquiera tosió, tenía temor de llamar su atención. Cuando casi estaba aclarando el día se levantó en silencio y entró al estudio. Abrió una gaveta y allí estaba la tijera, la tomó y estuvo pensando un momento, buscó sobre un estante pequeño, encontró la botella. No veía bien, el olor era el esperado. Tembló mientras cortaba en la oscuridad. Sintió los dedos viscosos y no pudo abrir una de sus manos, su agonía estaba por finalizar.
Oyó los pasos de ella, se aproximaba al estudio, se sintió descubierto. Decidió decírselo de una vez, ya era inevitable.
La mujer entró y vio la mancha roja, era un trozo de papel mal recortado, pegado a una hoja blanca y manchada de pegamento.
— ¿Un corazón? ¿Para quién es eso tan lindo?
—Mamá, ¿cómo se escribe el nombre de mí maestra?
Joseín Moros.
7 comentarios:
Qué relato tan tierno, qué dulzura.
Te felicito es precioso. :)
Besitos.
sorprendente final....de tierno broche
Siempre llego de visita diciendo hola amiga, hola amigo, esta vez llego diciendo hola hermana, hola hermano y tiene un sentido ademas de un porque, supongo lo decubriras de visita por mi blog. Tu sitio interesante y hermoso como siempre. Te espero para peregrinar algo juntos. Mucha luz hasta pronto.
Ahhh..¡qué lindo!
Un relato de lo más tierno. Me ha encantado, de verdad.
Parecía un tormentoso amor, pero todo lo contrario, es un primer y dulce amor infantil...precioso!!!
Un beso y gracias por tan bonito relato.
Pilar
Gracias a todos por sus comentarios.
El más dulce de los amores...!!
Muy buen relato... emocionante hasta el final...!!
Sorprendente y tierno final
Enhorabuena
Saludos
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