ESTAMOS PUBLICANDO AHORA LOS RELATOS DE: GÉNERO: "LIBRE"; TEMA: "EMPECEMOS JUNTOS".

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martes, 5 de enero de 2010

DESDE SU ATALAYA

Fue un momento glorioso, recordaba.

Había pasado el tiempo, solapándose un día tras otro, y ese hormigueo volvía a ser sentido en su interior como la primera vez.

Sí. La primera vez…

Entró como una exhalación a su habitación, como casi cada día, pues en verdad, los había más relajados, pero no por norma general.

Entró en su castillo dispuesta a meterse de lleno en sus deberes, en sus libros de cuentos e historias.

Su madre ya la apremiaba para que así fuese, y ella no hacía sino obedecer en algo, que por otro lado resultaba sumamente gratificante. Adoraba estar a solas con sus cosas, sus lecturas, sus sueños infantiles y lejanos…

Jamás prestaba atención a la cama de su hermana. Era territorio particular y privado, al igual que la suya era intocable por alguien ajeno a ella misma.

Sin embargo, una mirada fugaz, sin convicción o interés, la hizo verlo.

Era un libro chiquito, delgado, casi escuálido. Lo observó mientras se ponía los calcetines limpios, tras la ducha ultrasónica que se había dado.

Lo miraba desde su particular “atalaya”. Veía sus desgastadas portadas y deseó ver el título. Ella, hacía tiempo que había hecho de la lectura, su mundo paralelo, su universo imaginatorio, donde gravitar en otros mundos era factible y placentero.

“Veinte poemas de amor y una canción desesperada”

Pablo Neruda era su autor, rezaba en una esquinita.

No supo por qué, pero abrirlo para hojearlo, le supuso un estallido de curiosidad, un querer saber de dónde venían esos veinte,(¿justamente?) poemas de amor y el por qué de esa “canción desesperada”.

Volver a casa era ese día, una necesidad vital. Entró rauda en el cuarto y vio a su hermana sentada en el escritorio. Leía ese libro al que ella le adjudicó la personalidad de tímido, porque gastado o viejo, le parecía cruel.

El libro era como ella misma: tímida, reservada, delgada y misteriosa. O así se veía.
-¿Me lo dejarás cuando lo termines?

-¿Vas a leer poesía? Te advierto que no es fácil, que has de tener la mente muy preparada y el corazón muy despierto.

-¿Y no lo tengo?

La hermana sonrió asintiendo.

-Sí, creo que sí podrás leerla. Acabo ya, toma.

Y así fue como por primera vez, sus ojos se preñaron de poesía, su corazón tomó el vuelo, y su mente vagó por terrenos de aguas movedizas, donde caerse era el sueño.

Deseó por primera vez hallarse en posición de amar desbocadamente, de llorar a lágrima viva de desamor, de reír con la compañera alegría al saberse correspondida…

Se le despertó la pasión. La pasión por la poesía.

Ese mundo donde las palabras eran música, el decir, era la danza más precisa y bien ejecutada, el sentir, era huracán devastador…

Era niña; más se sintió mujer seducida por algo difícil de comprender, por una manera de expresar enaltecida por los más sublimes sentimientos. Fue la primera vez; y lejos de adormecerse con el paso inexorable de los años, se acrecentó hasta instalarse por completo con la misma pasión fogosa de ese primer instante en el que poesía y mujer se descubrieron.

Marinel

8 comentarios:

Reina dijo...

Bellísimo relato Marinel de lo que despierta la poesía... pura seducción en palabras...!!

Anónimo dijo...

Wow, aún recuerdo lo que sentí la primera vez que leí poesía....
Muy bueno Marinel

Seo dijo...

uno no elige leer poesia, llega ella a nosotros

besos

Julio dijo...

Marinel que sensación la primera vez que se lee poesía, y la decepción al intentar crearla.
Como siempre excelente.
Un abrazo

Ruth Carlino dijo...

Ohhh Marinel, !qué libro más bello!!

Precioso relato de pasión que han entretejido tus dedos.

Besos.

I. Robledo dijo...

Claro, ahora lo entiendo, desde niña, en vez de leer tebeos "de niñas" resulta que leías a Pablo Neruda...

Claro, ahora lo entiendo todo... Yo, con esa edad, seguía leyendo El Jabato, y claro, eso se nota... Claro que se nota.

Ahora lo entiendo todo, querida amiga.

(Todavía hoy, cuando puedo, sigo leyendo tebeos de El Jabato... Creo que no tengo arreglo...)

Un abrazo, querida Marinel

Pilar dijo...

Claro y no podía ser de otro modo, que ese descubrimiento fuese como descubrir el amor para esa niña, que supongo es "mi amiga niña"...¿si?
Me ha parecido precioso, mi querida Marinel.
Un beso, amiga mía.

Pilar

Calvarian dijo...

Esto es amor por la poesía, lo demás cuentos.jejeje
Bésix