Mi profesión es una de las más antiguas del mundo. Si bien nunca tendré un monumento en mi memoria –ni me interesa tenerlo- mi reputación la conocen quienes deben conocerla y apreciarla. Me la gané desde mi primer trabajo, sin experiencia en aquel entonces, pero con mucho potencial.
El piso donde me esperaban era muy elegante, con una colección privada de valiosos cuadros a intervalos regulares, cada uno con una nota sobre su autor y una crítica. Las esculturas de mármol procedían de diversos tiempos y culturas, y parecían reunidas allí con el único propósito de resaltar la jerarquía de su propietario. La temperatura era una constante que ignoraba el exterior, como si entrara a un mundo diferente, uno en el que muchos pensaban pero ni llegaban a imaginar como realmente era.
Un empleado se acercó a comprobar que no entrara con armas, cosa fácil de notar, pues mi escasa ropa no dejaba espacio para esos elementos. Sus manos se excedieron un poco en sus tarea, tras lo cual me indicó el cuarto donde me esperaba su jefe. Por el pasillo podía ver de reojo diversas personas en los cuartos laterales, unos fumaban o bebían, relajados y animados, otros aspiraban polvos. A unos se les veía su arma, a otros se les notaba el bulto de la misma.
Al final del pasillo, abrí sin anunciarme. El individuo en su interior interrumpió el movimiento de tomar su arma y cambió por completo su expresión ante mi presencia. Su miraba me recorría completa como desnudándome antes que sus manos.
-¿No sabes tocar a la puerta?
-Verás que sé hacer mucho más que eso. – le respondí.
Una de mis manos frenó su avance al posarse sobre su pecho. Mis uñas probaron sutilmente la firmeza de su torso, para luego empujarlo suavemente hacia la cama tras él. No tardó en desprenderse de su pistola, sus ropas, y sus preocupaciones. No había negocios, ni enemigos, ni tensión en ese cuerpo extendido bajo mis piernas, ni en ese rostro que acariciaba entre mis manos. Así de relajado estaba cuando con un movimiento brusco hice girar su cabeza y le rompí el cuello. Con la guardia baja estaban los demás mientas yo tomaba el arma de su jefe. Muy poca oportunidad tenían quienes estaban bajo el efecto de diversas sustancias, o quienes sobrios, no relacionaron mi nombre con la forma femenina de “ángel” o “mensajero”.
La sangre todavía fluía del cuerpo del guardia de la entrada, con peligro de alcanzar mis zapatos nuevos, cuando tomé mi celular y dije con satisfacción dos palabras:
-Está hecho.
Pronto hubo otro encargo para mi, y otro, y muchos más. No sé cuántas generaciones intentaron solucionar sus problemas de la misma manera, ni por cuánto tiempo continuarán haciéndolo. No he preguntado sus motivos, ni han preguntado lo míos, que adivinan más allá del simple afán de dinero. Solo sé que mientras los seres humanos no cambien de manera radical, ni le den a lo material y pasajero menos valor del que tienen, no debo preocuparme por quedarme sin trabajo.
Jorge Fénix
14 comentarios:
Bajar la guardia ante la belleza femenina o felina (que en esos casos es mas o menos lo mismo), es un grave y hermoso error. Cosas del ser hombre. Saludos y buen relato.
Gracias, yo dije desde un principio que era una de las profesiones más antiguas, peor no especificaba cuál. Pienso que tanto la seducción como la inteligencia pueden ser poderosas armas según como se usen. De ahi la importancia de tener en mente buenas empresas con buenos propósitos, para mantenernos lejos de esas situaciones.
Muy buen relato, me encantó!!
Gracias por regalarnos tus palabras.
Besitos
Buen giro de los acontecimientos. Me engaño al principio cuando parecia otro tipo de relato, pero igual me gusta y me sorprende de una manera grata.
Muy buena historia... el mejor arma, la seducción...
Pues para ser su primera vez, lo hizo de "muerte". No quiero ni pensar en la siguientes.
Creo que nos has dejado a todos perplejos con tu relato, a mí por lo menos.
Mis felicitaciones.
Saludos.
Gracias a tod@s por los comentarios. Quise pensar una primera vez original que contara una historia en poco espacio y con alguna reflexion al final. Me alegro de que les haya gustado leerla como a mi escribirla.
Que buen blog!!! =)
Y que buen relato =)
Impresionada me dejas,Jorge.
Un relato cuya primera vez deja anonadado al lector-a.
Y la reflexión final es tremenda y de una verdad que escuece.
Enhorabuena.
Besos.
Un relato tremendo y sobrecogedor.¡Mejor no estar en la piel de la protagonista!
Tienes toda la razón, mejor tener empresas con buenos propositos para así estar lejos de estas acciones.
Enhorabuena por tu blog.
Un saludo.
Me he quedado con las ganas de participar en este blog, verdaderamente me fascinola idea, pero he llegado tarde pues la recepcion de trabajos era hasta hoy y no se como enviarlo.
Espero poder ponerme en contacto para poder enviar una de esas historias que a veces mi mente crea-
No soy una profesional haciendo esto, solo es mi pasatiempo favorito el escrinir y ser leida.
En cuanto al relato de hoy me gusto demasiado, el final es inesperado y me cautivo.
Saludos
pd: espero que me puedan decir como hacer para unirme a ustedes y poder publicar.
Si señor, me ha sorprendido. El primer asesinato...pero redondo jeje
Saludos
El hombre había muerto mucho antes, al contratar una mujer para tener sexo con ella. Un gran abrazo y excelente relato.
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