La boca le sabía a besos, a miel... Con la respiración agitada, tumbado boca arriba en su cama. Ella estaba tranquila a su lado, ajena, ausente de lo que aquella noche había ocurrido apenas a unos centímetros de su espalda.
La miró... en realidad amaba a aquella mujer, ¿cómo no hacerlo? madre de sus hijos y compañera de su vida, ambos habían construido el nido en el que vivían... Criado a los pajarillos que en breve echarían a volar...
Con ella podía mostrarse tal cual, sin encoger la tripa, sin miedo a que la incipiente papada estropease la mirada más romántica...
Sin embargo, aquella noche, ella, aquella otra mujer… se había colado en su cabeza. Insistente, insinuante... sus grandes ojos negros y su piel dorada habían sido suficientemente convincentes para dejarse llevar...
El lugar donde estuvieron carecía de grises, todo eran colores, suaves, intensos a ratos y brillantes, incluso en ocasiones como si hiriesen los ojos...
Ella le conducía segura por calles de casas pintadas de colores. Nadie parecía habitar aquel lugar. Hacía calor, el sol acariciaba su espalda y reparó que iban semidesnudos. Ni pudor sintió...
Al final de la calle, una pequeña casita esperaba para ellos, con la puerta entreabierta... azules añil, rosas y morados les acompañaban en el camino y un verde hierba cubría las ventanas de la casita. Albero y teja, su fachada… como un cuento de hadas, de hadas de colores…
Ella se giró y sus ojos, ahora de otro color, con un leve gesto, sonrieron sólo para él...provocándole, invitándole…
Entrar en la estancia era entrar en las nubes, en el cielo, en una fábrica de sensaciones, olores y colores que embriagaban sus sentidos...Ella comenzó a acariciar sus cabellos y el contorno de su rostro, mientras le miraba, dulce. Una borrachera de latidos parecía aplastar su cabeza. Sin dejarle pensar, razonar o resistirse…
Su cuerpo respondió de inmediato y se amaron, se amaron con ternura, pasión… la tomó entera, sin condiciones… sin remedio.
Ambos cuerpos bailando la danza del amor. Dos cuerpos en uno solo, en perfecta comunión. Cabalgaron sobre las nubes, durante un tiempo que le pareció tan breve… deseaba seguir allí, continuar dentro… en aquel calido lugar que ella le regalaba… Cuando una explosión de luz cegó sus ojos...
A través de la puerta la luz se tornó acogedora, protectora, tomando tonos crema e invitándole a salir...
Ella… ya no estaba. Cerró los ojos saboreando aún su aroma.
Aún jadeante sintió la necesidad de caminar hacia la puerta y así lo hizo... se encaminó despacio, una sensación entre miedo y una atracción irresistible le movía los pies, despacio, uno tras otro, dio los pocos pasos necesarios para atravesar el quicio de la puerta...
Entonces se encontró frente a sí, en la cama… Pero... hace un instante... ¿Qué hago aquí...?
Bordeó la cama y vio a su compañera dormida y a él mismo, a su lado... Sin entender nada comenzó a resonar una cancioncilla en su cabeza, de la que no fue consciente, hasta que se paró a escucharse a sí mismo...
Caminó entonces hacia la luz, con paso firme, sin mirar atrás… Allí dejó todo. Ya que nada podía llevarse al lugar que esa mujer le había mostrado. Ese ángel que puso en sus manos, a su alcance, el placer, el amor… sin fronteras, sin ley, sin normas… sin más…
El lugar: Un hermoso valle, donde sólo sentir, es importante… De donde volver… ya no es posible.
Natacha
La miró... en realidad amaba a aquella mujer, ¿cómo no hacerlo? madre de sus hijos y compañera de su vida, ambos habían construido el nido en el que vivían... Criado a los pajarillos que en breve echarían a volar...
Con ella podía mostrarse tal cual, sin encoger la tripa, sin miedo a que la incipiente papada estropease la mirada más romántica...
Sin embargo, aquella noche, ella, aquella otra mujer… se había colado en su cabeza. Insistente, insinuante... sus grandes ojos negros y su piel dorada habían sido suficientemente convincentes para dejarse llevar...
El lugar donde estuvieron carecía de grises, todo eran colores, suaves, intensos a ratos y brillantes, incluso en ocasiones como si hiriesen los ojos...
Ella le conducía segura por calles de casas pintadas de colores. Nadie parecía habitar aquel lugar. Hacía calor, el sol acariciaba su espalda y reparó que iban semidesnudos. Ni pudor sintió...
Al final de la calle, una pequeña casita esperaba para ellos, con la puerta entreabierta... azules añil, rosas y morados les acompañaban en el camino y un verde hierba cubría las ventanas de la casita. Albero y teja, su fachada… como un cuento de hadas, de hadas de colores…
Ella se giró y sus ojos, ahora de otro color, con un leve gesto, sonrieron sólo para él...provocándole, invitándole…
Entrar en la estancia era entrar en las nubes, en el cielo, en una fábrica de sensaciones, olores y colores que embriagaban sus sentidos...Ella comenzó a acariciar sus cabellos y el contorno de su rostro, mientras le miraba, dulce. Una borrachera de latidos parecía aplastar su cabeza. Sin dejarle pensar, razonar o resistirse…
Su cuerpo respondió de inmediato y se amaron, se amaron con ternura, pasión… la tomó entera, sin condiciones… sin remedio.
Ambos cuerpos bailando la danza del amor. Dos cuerpos en uno solo, en perfecta comunión. Cabalgaron sobre las nubes, durante un tiempo que le pareció tan breve… deseaba seguir allí, continuar dentro… en aquel calido lugar que ella le regalaba… Cuando una explosión de luz cegó sus ojos...
A través de la puerta la luz se tornó acogedora, protectora, tomando tonos crema e invitándole a salir...
Ella… ya no estaba. Cerró los ojos saboreando aún su aroma.
Aún jadeante sintió la necesidad de caminar hacia la puerta y así lo hizo... se encaminó despacio, una sensación entre miedo y una atracción irresistible le movía los pies, despacio, uno tras otro, dio los pocos pasos necesarios para atravesar el quicio de la puerta...
Entonces se encontró frente a sí, en la cama… Pero... hace un instante... ¿Qué hago aquí...?
Bordeó la cama y vio a su compañera dormida y a él mismo, a su lado... Sin entender nada comenzó a resonar una cancioncilla en su cabeza, de la que no fue consciente, hasta que se paró a escucharse a sí mismo...
“Soñó que soñaba...
Soñó que la amaba,
que tomaba su cuerpo,
soñó que soñaba ...
que todo era cierto
Soñó que soñaba,
que bebió su pecho,
que respiró su aliento...
Soñó que soñaba
que estuvo dentro...
Y quedó tendido,
jadeante, abatido...
Soñó que soñaba
que estaba herido...
Y ya despierto,
soñó que soñaba...
que había muerto...”
Soñó que la amaba,
que tomaba su cuerpo,
soñó que soñaba ...
que todo era cierto
Soñó que soñaba,
que bebió su pecho,
que respiró su aliento...
Soñó que soñaba
que estuvo dentro...
Y quedó tendido,
jadeante, abatido...
Soñó que soñaba
que estaba herido...
Y ya despierto,
soñó que soñaba...
que había muerto...”
Caminó entonces hacia la luz, con paso firme, sin mirar atrás… Allí dejó todo. Ya que nada podía llevarse al lugar que esa mujer le había mostrado. Ese ángel que puso en sus manos, a su alcance, el placer, el amor… sin fronteras, sin ley, sin normas… sin más…
El lugar: Un hermoso valle, donde sólo sentir, es importante… De donde volver… ya no es posible.
Natacha
22 comentarios:
Permíteme...¡Olé!
Eso si que es un sueño.
Besazo
Natacha, qué preciosidad de historia...
Si morir se ha de hacer sin remedio, que sea como un sueño placentero del que no se desee salir jamás y seguir la luz el camino más hermoso...
Chica, ahora entre nosotras...¿habrá ángeles de distintos sexos?
En serio, me ha gustado muchísimo.
No te puedo votar a ti,pero de igual forma te doy un cinco alto.
Muchos besos.
"Chapeau..." (como se ve que en aquellos tiempos legendarios estudie frances... todavia no se habia inventado siquiera el ingles... Ja,ja,ja
Ahora mismo le digo a nuestro amigo que se corte el pelo de inmediato, vamos de inmediato...
Un abrazo, amiga, bellisima historia e inmensa sensibilidad.
(con respecto a la pregunta de nuestra amiga Marinel, le puedes decir que todos los angeles son machotes... Faltaria mas... Piensa que durante muchos siglos se penso, incluso, que las mujeres no tenian alma...
Ay, Señor, que me voy a meter en un lio, seguro...
Otro abrazo, amiga
Natacha: ¡enhorabuena! por este escrito tan maravilloso que nos transporta sin miedos al otro lado, al lugar donde todo es eterno... me ha gustado mucho y creo que nos has regalado un gran relato. Un abrazo
Un hermosísimo sueño, a pesar de tener ese final tan crudo, que no le resta nada, pero nada, de belleza y romanticismo.
Lo has vuelto a bordar, Natacha, mi enhorabuena.
Un beso.
Vaya forma de morir... no sabes si anhelar o temer, seductora historia... un abrazo
Calvarian, gracias ¡torero! jeje.
un beso, cielo.
Natacha.
Marinel, si he de morir... que sea algo así, no te parece?
Creo que los angeles están por todas partes... Yo he encontrado unos cuantos propietarios de blogs...
Un beso, mi cielo.
Natacha.
Ya sabes que un jamón, si que te acepto. jeje.
Antiqva, será mejor que dejes las cosas estar o alguien va a pisarte en ese baile en el estás, creo que alguien te anda buscando por estas palabras... jajaa.
Gracias amigo.
Un beso grande.
Natacha.
Alcia, ojalá pudiesemos cruzar al otro lado de esta forma...
Un beso y gracias, mi niña.
Natacha.
Pedro, gracias, amigo. Eres un encanto y siempre me lees con buenos ojos.
Un beso, cielo.
Natacha.
Oscar Javier, ya lo dije antes, si he de morir, que sea así, jaja.
Un beso y mucha gracias por leer, cielo.
Natacha.
Sería una inmensa bendición irnos con esa paz, teniendo como última visión algún recuerdo que hemos atesorado hasta ese momento..
... ¿y si la muerte no es más que eso, igual que la vida, un sueño???
besos, amiga... genial relato...
y dile a ese neanderthal tan querido, que las mujeres somos diosas... y si alguien algún momento creyó que no teníamos alma.. pues que sepa que podemos robar cualquiera con solo una mirada..
que tenga cuidadito!!! jeje..
Isis guaauuuuu, se lo diremos juntas... Antiqva, ni se te ocurra mirarnos a los ojos... jeje. Te robaremos el alma...
Bueno, solo la tomaremos prestada hasta que entiendas de la grandeza...
Gracias Isis, linda.
Mil besos.
Natacha.
Todo esto se lo tengo yo que contar a Maria...
Menudo contubernio...
Ahora mismo se lo cotilleo...
Ja,ja,ja
Y todo por ser Antiqva tan noble y haber una sencilla alusion a la doctrina de los grandes Padres de la Iglesia.
Ja,ja,ja
Pues no veas como diga algo de aquel gran hombre (un reputado juez) que sentencio que las mujeres no podian ponerse pantalones para ir al trabajo... Y eso paseo hace un par de meses solamente...
Las mujeres, sin alma, y obligadas por Ley a usar falda...
Ja,ja,ja
Y yo con dos hijas...
Un abrazo, amigas
Que sepas que me ha encantado tu historia natacha,sabía que necesitaba tiempo para disfrutarla, como lo he tenido ahora en este momento..En este relato demuestras que los sueños no se pueden controlar..
besitos
Antiqva, anda corre a chivarte a María... veremos si ella no se pone de nuestro lado, jajaj.
Un beso, cielo.
Natacha.
Esther y menos mal... no quisiera perderme según qué sueños, jaja.
Un beso, bonita y gracias.
Natacha.
Me encanta, soñó que soñaba, el "metasueño".
¡Felicidades!
Por cierto, yo también espero que los ángeles sean hombres..., y a ser posible, guapos. Puestos a pedir. Bueno, esto es broma.
Un besito
Natacha querida, me has dejado levitando... Me encantó!
Precioso todo, todo...
Deberías poder participar en las votaciones, lo tuyo es magnífico!
Un beso enorme.
Natacha querida, me has dejado levitando... Me encantó!
Precioso todo, todo...
Deberías poder participar en las votaciones, lo tuyo es magnífico!
Un beso enorme.
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