Abrió los ojos
Sintió el tacto del frío suelo adoquinado. Dio impulso a su cuerpo con sus brazos, e hizo ademán de levantarse. Sentía las piernas y los brazos entumecidos, como si no los hubiese utilizado en varios días. Ya incorporado, su cabeza hizo un giro en derredor para inspeccionar el paisaje.
Estaba en medio de una calle oscura, con unas cuantas farolas brillando por la acera. Las casas eran de pocos pisos, con tejas de escayola roja, y parecían bastante viejas. Algunas tenían varias grietas, y agujeros del tamaño de su cabeza.
Los adoquines del suelo eran rojos, y entre ellos había finos riachuelos que se arremolinaban alrededor de las rejas de alcantarillas. Se fijó en que había varios charcos a su alrededor, así que había llovido anteriormente.
Pero su ropa estaba seca.
También se dio cuenta de que uno de los lados de la calle era un callejón sin salida. Una pared negra con inteligibles graffitis. Las casas del callejón parecían abandonadas, así que decidió que su única opción razonable era salir por el otro lado de la calle.
Había luz. Y percibió murmullos, como si sus oídos hubiesen estado tapados hasta ese momento. Se encaminó a la salida de la calle.
Y allí las farolas eran mucho más luminosas que cualquiera que hubiese visto en su vida. Y las casas tenían ventanas iluminadas, y escaparates y tiendas.
Pero la calle estaba desierta. ¿De dónde provino entonces el murmullo que escuchó antes?
Y allí estaba. Una figura solitaria vestida con gabardina y sombrero negro. Se apoyaba con un bastón. Parecía que le miraba. Pensó en acercarse para preguntarle dónde se encontraba, pero entonces…
La figura de la gabardina desenvainó un filo del mango de su bastón, y corrió raudo esgrimiendo la espada hacia él.
Inmediatamente corrió por la calle adoquinada. Las casas empezaron a deshacerse cual muñecos de cera, y unos alaridos inundaban el ambiente mientras corría por su vida. Hacía calor, y los adoquines se transformaban en brazos que luchaban por agarrarle las piernas para detener tu avance.
Sintió una garra aferrarse a su pierna. Cayó de bruces entre el mar de manos rojas. Se debatió con patadas y puñetazos para librarse de su prisión, pero era inútil. Y la figura de la espada estaba sobre él.
Y todo se volvió oscuro.
El odiado despertador sonó con furia marcando el principio de un nuevo día de clase. Estaba empapado en sudor frío. Afortunadamente solo había sido un sueño.
Y llegaba el comienzo de un nuevo día.
Luismi
Sintió el tacto del frío suelo adoquinado. Dio impulso a su cuerpo con sus brazos, e hizo ademán de levantarse. Sentía las piernas y los brazos entumecidos, como si no los hubiese utilizado en varios días. Ya incorporado, su cabeza hizo un giro en derredor para inspeccionar el paisaje.
Estaba en medio de una calle oscura, con unas cuantas farolas brillando por la acera. Las casas eran de pocos pisos, con tejas de escayola roja, y parecían bastante viejas. Algunas tenían varias grietas, y agujeros del tamaño de su cabeza.
Los adoquines del suelo eran rojos, y entre ellos había finos riachuelos que se arremolinaban alrededor de las rejas de alcantarillas. Se fijó en que había varios charcos a su alrededor, así que había llovido anteriormente.
Pero su ropa estaba seca.
También se dio cuenta de que uno de los lados de la calle era un callejón sin salida. Una pared negra con inteligibles graffitis. Las casas del callejón parecían abandonadas, así que decidió que su única opción razonable era salir por el otro lado de la calle.
Había luz. Y percibió murmullos, como si sus oídos hubiesen estado tapados hasta ese momento. Se encaminó a la salida de la calle.
Y allí las farolas eran mucho más luminosas que cualquiera que hubiese visto en su vida. Y las casas tenían ventanas iluminadas, y escaparates y tiendas.
Pero la calle estaba desierta. ¿De dónde provino entonces el murmullo que escuchó antes?
Y allí estaba. Una figura solitaria vestida con gabardina y sombrero negro. Se apoyaba con un bastón. Parecía que le miraba. Pensó en acercarse para preguntarle dónde se encontraba, pero entonces…
La figura de la gabardina desenvainó un filo del mango de su bastón, y corrió raudo esgrimiendo la espada hacia él.
Inmediatamente corrió por la calle adoquinada. Las casas empezaron a deshacerse cual muñecos de cera, y unos alaridos inundaban el ambiente mientras corría por su vida. Hacía calor, y los adoquines se transformaban en brazos que luchaban por agarrarle las piernas para detener tu avance.
Sintió una garra aferrarse a su pierna. Cayó de bruces entre el mar de manos rojas. Se debatió con patadas y puñetazos para librarse de su prisión, pero era inútil. Y la figura de la espada estaba sobre él.
Y todo se volvió oscuro.
El odiado despertador sonó con furia marcando el principio de un nuevo día de clase. Estaba empapado en sudor frío. Afortunadamente solo había sido un sueño.
Y llegaba el comienzo de un nuevo día.
Luismi
11 comentarios:
Seguramente agradecerías ese día el tener que ir a clase...ufff, menuda pesadilla odiosa...
Y es que a veces los sueños se burlan de nosotros poniéndonos la zancadilla para hacernos caer en el oscuro abismo de los no sueños o los mundos donde soñar es aterrador...
Muy bien contado Luismi.Lo he pasado fatal...
Besos.
Vaya pesadilla endemoniada... me refiero a la del despertador sonando para ir a la escuela.
Bueno, la otra tampoco se queda atrás. Ya no sabría decirte cual es peor.
Pero sea como fuere lo has descrito magistralmente.
Un abrazo.
Que pesadilla...jeje. Menos que despertó, el de la espada no debía tener buenas intenciones...
Un abrazo tocayo.
luismi valla con la pesadilla ,esta claro que nuestro cerebro manda uuffff que mal lo pase , pero que bien escrito bravo por ti amigo un beso de mi alma a la tuya .
Vaya pesadilla!
Me gustó cómo la has descrito tan vívida, y tan bien narrada.
Un abrazo.
Desde luego un sueño-pesadilla muy bien descrito.
Conseguiste casi ahogarme, jaja.
Muy buena descripición.
Un beso,
Natacha.
jaja, muchas gracias todos ^^
la verdad es que tenia mis dudas sobre publicarlo, porque no me gustó demasiado el resultado final, pero gracias por vuestro apoyo ^^
El sonido del despertador es seguramente uno de los más desagradables del mundo, pero en este caso a mi me hubiera sonado a "música celestial".
Muy bien descrito; ¡que angustia!
Un beso
La verdad es que lo mejor que ocurrió fue que el despertador sonara..
Imagina si pudieramos apagar el despertador a los días malos que tienen el matiz de un mal sueño?
Me encantí tu relato Luismi, me has hecho imaginar algunas cosasque tal vez son inverosimil pero con que gusto quisiera que fueran reales
Un abrazo
Seguro que cuando despertaste te sentiste aliviado..es una pesadilla en toda regla.. Ha estado muy bien.
besos
Hola, quería sugeriros que me dejarais participar en este proyecto, para mostraros mis relatos, pero sobretodo para aprender de vosotros.
Un beso, y espero respuesta
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