ESTAMOS PUBLICANDO AHORA LOS RELATOS DE: GÉNERO: "LIBRE"; TEMA: "EMPECEMOS JUNTOS".

ÓRDEN DE PUBLICACIÓN EN EL LATERAL DEL BLOG. DISFRUTAD DE LA LECTURA, AMIGOS.


sábado, 28 de febrero de 2009

DÍA "H"

Todo es negro o gris, o tiende a serlo en poco tiempo: las ruinas de los edificios, los restos de vehículos dentro de los cráteres; brazos, piernas y cráneos esparcidos, quemados y en descomposición. Las heridas dejadas en la tierra por los misiles y la artillería del Imperio, las nubes de polvo que recorren las calles y las nubes oscuras que cubren el cielo.

Las playas recibían miles de turistas en otra época, cuando el verano era una estación de calor. El cambio climático todavía era negado por inescrupulosos intereses, los mismos que ahora nos invaden en nombre de la libertad.

Quienes están por venir no son turistas ni serán bien recibidos. Hay minas en la arena y en el agua, un complejo sistema de túneles y tantas trampas como pudimos crear para resistir. Estamos acostumbrados a la idea de que cada día puede ser el último, que podemos caer en combate o ver caer a otros como algo cotidiano. Yo perdí a varios amigos ayer, en una incursión de los Raptores, uno de ellos era de la ya diezmada resistencia del amazonas, donde ya ondea otra bandera. Uno de los vehículos no tripulados nos detectó y avisó a los otros que volaban en este cuadrante. Llegaron desde diferentes direcciones y lanzaron sus proyectiles antes de que percibiéramos su presencia.

Ante el silbido característico del primer proyectil, nos separamos de inmediato y nos cubrimos tan bien como pudimos. Explotó a unos diez metros de altura, esparciendo una fatal lluvia de esquirlas. El segundo proyectil era un contenedor de bombas de racimo. Unas explotaron, mientras que otras cubrieron el terreno convertidas en minas. Yo pude alcanzar uno de los túneles. Los demás fueron atacados por los Raptores hasta que los sensores a bordo ya no percibían señales de calor corporal.

Este es un buen día para la revancha, o para morir luchando. Inteligencia informa que ya vienen. Si toman esta ciudad, avanzarán más fácilmente hacia los recursos de la Patagonia. Están desgastados, como nosotros. Sabemos que tienen poco combustible y que lo necesitan con desesperación.



Al sur, muchas tierras, incluyendo las Malvinas, quedaron bajo las aguas al subir el nivel de los mares por el deshielo. Al norte, Buenos Aires pasó a la historia bajo un hongo nuclear de más de un kilómetro de altura. No pueden darse el lujo de contaminar estas playas o destruir el puerto. Acá los esperamos para el día H, el día de la humanidad, el día de los hombres de honor, el final de este diario personal y principio de nuestra inmortalidad.

Jueves 25 de mayo de 2050. Si encontrás estas líneas, ocúpate de contar la historia.

Jorge Fénix

miércoles, 25 de febrero de 2009

LA CARTA

Me siento cansada ya…los años no pasan en vano, no. Ni remotamente hubiera imaginado el estar aquí ahora. Estoy absorta en la contemplación del jardín. Es un lugar precioso donde vale la pena perderse, aunque sólo sea desde la butaca y no danzando entre las flores que yo misma planté.

Este espacio íntimo, personal, creativo, es una prolongación de mis deseos más fervientes de cómo debería haber sido este mundo…

Miro los altos árboles que crecieron libres junto a la valla. Me parece algo irreal tras haber pasado las vicisitudes que asolaron sus raíces, estropearon sus ramas, dañaron sus troncos. Y pese a todo ahí están: luchadores incansables, altivos, orgullosos. Representan a esa generación que enarboló banderas, que gimió o lloró sensitivamente, que luchó con coraje en los momentos en que así se requería.

¡Y fueron tantos!

Al contrario de lo que la inmensa mayoría deseaba con fervor, la guerra entre israelíes y palestinos continuó. Una auténtica masacre, donde ver el rostro aterrorizado de las personas era como sentir un trozo de pan duro en la garganta. ¡Indigesto!

Pasaron muchos años, ocurrieron los más depravados sucesos, murieron millones de seres. Todo para llegar a un acuerdo en el que siempre prevalecían unos sobre los otros. Al menos viven sin muerte…

En ese mágico lugar en el que escasea todo menos las personas. En esa zona de amaneceres impactantes, sonrisas ilimitadas, piel nocturna de brillo especial, las cosas desgraciadamente, no fueron a mejor. No; tampoco.

Casi nadie movía un solo dedo por nutrir a esos niños famélicos con la muerte adherida a su piel desde el momento de nacer. A esos hombres y mujeres desolados. Cadáveres andantes en muchos casos, en los que la mirada era lo único con vida.

Guerras de intereses creados que no “interesaban” fuesen eliminadas. Exterminación en estado puro.

Lágrimas a mares derramamos las personas que de manera constante contemplábamos la vileza de los asesinos a través de la pantalla del televisor. No me avergüenza decir que derramé muchas, pero muchas, sintiendo una impotencia intensa corroyendo mis entrañas.

¡Cuánto sufrimiento!

De nuevo tuvieron que pasar largos años hasta que estalló la solidaridad…Todo comenzó como un intento vano, o eso se pensaba, de solidarizarse con los pocos que quedaban ya en África. Se llegó al acuerdo de no utilizar ningún aparato de alta tecnología durante tiempo ilimitado.

Se retomarían las cartas escritas, los teléfonos antiguos, y sólo para lo estrictamente necesario. Daríamos marcha atrás a los relojes del tiempo. Traeríamos el pasado al evolucionado presente. Y todo lo haríamos voluntariamente. Por solidaridad. ¡Bella palabra ésta!

Y lo que en principio no asemejaba dañar aparentemente a nada o nadie; resultó ser una bola de nieve creciendo a pasos agigantados. ¡Fue fantástico!

Los gobiernos tras muchos y muchos intentos de estabilizar la situación, se dieron por vencidos. Hubieron de claudicar e intervenir en esos países tan necesitados de ayuda vital

Y así fue como en el desierto más desesperanzador, comenzó a nacer la vegetación. No me canso de recordar esa etapa. Y mira que lo pasamos mal sin teléfonos móviles, sin ordenadores, sin tecnología punta… Sin embargo, valió la pena, ¡vaya si la valió!

Absolutamente todas las personas, nos dimos cuenta al fin, que se podía vivir de otra forma. Que no era imprescindible tanta evolución en determinados ámbitos, si no se evolucionaba en el más esencial: el de la humanidad…

A pesar de pasar etapas míseras también debido a la pésima gestión de los gobiernos que nos llevaron al desastre económico más brutal, las gentes lentamente renacimos de la incertidumbre, del desasosiego, del ahogo monetario.

Fue un proceso lento y angustioso, más no baldío. De nuevo la vida nos daba una lección: se puede vivir con menos y ser feliz.

Muchas lecciones aprendidas a golpes, otras prendidas de manera perenne en el corazón, que no olvida. Mis ojos viendo, mis manos tocando, mis pies caminando, mi corazón sintiendo…Así he recorrido esta vida generosamente larga que me ha tocado vivir. Es probable que estuviera destinada a durar el tiempo suficiente para observar todo esto. Como cada ser que nace durante un periodo determinado e ignorado.

Siento que los hados buenos me tiran de las manos. Las hadas sonrientes se arremolinan en torno a mí jubilosas: quieren que parta con ellas a su reino de fantasía…

Este escrito, queridos míos todos, es para despedirme. Me marcho tranquilamente hacia esos mundos tantas veces imaginados, plasmados, sentidos. Soy feliz de hacerlo, pues he vivido mucho y bien. Es un año futurista, el 2050, ¡casi nada! Y ya va siendo hora de evadirme, de que otros cuerpos sientan lo que les toque sentir. Yo, con mis hadas, duendes, seres mágicos imposibles y demás, construiré castillos de ilusión desde el otro lado. Si sentís un ligero cosquilleo al pasar por mi jardín…no dudéis que soy yo haciéndoos cosquillas…Os amo.


Marinel.

domingo, 22 de febrero de 2009

UN DÍA CUALQUIERA DE MAÑANA

–Hola Gabriel, ¿qué haces?

–Hola hermanita, ya ves, aquí visionando algo de historia.

–¡Aaaala, el siglo XXI nada menos! ¿A qué viene ese repentino interés por la prehistoria?

–No mujer, si fuese prehistoria no existirían estas imágenes.

–Ya, bueno, pero casi. No me negarás que no parecen primitivos...

–Eso sí, sólo unos cuantos miles de años de evolución; tampoco se les podía pedir mucho más a los pobres.

–Nunca entenderé cómo podían ser tan listos para algunas cosas y tan ignorantes para otras.

–¿Por qué lo dices?

–Por qué va ser, hombre, ¿no lo ves? Eran capaces de construir máquinas para casi todo, viajar por todo el planeta, incluso por el espacio, vivir en cualquier sitio, comunicarse a través del mundo entero en cuestión de segundos... y sin embargo eran incapaces de vivir en paz.

–Bueno, eran tiempo muy complicados, hay que entenderlo. Aún por aquella época existían demasiadas diferenciaciones entre ellos.

–¿Diferenciaciones? ¿A qué te refieres?

–Sí, verás, pensaban de muy distintas maneras. Habían muchas diferencias religiosas, políticas, filosóficas, espirituales,...

–Alto, alto, para un poco, que ya me he perdido. ¿Quieres decir que aún no sabían que todos eran iguales y por eso combatían entre ellos?

–Tampoco exactamente, ya te he dicho que no es fácil de entender. A veces ni yo mismo lo comprendo. Debes de tener en cuenta que vivían rodeados de fronteras que delimitaban territorios, cada uno de ellos con distintas leyes, idiomas, costumbres, formas de pensar,.... En fin, todo muy difícil para la convivencia.

–Ya veo. Aún no eran lo suficientemente inteligentes como para saber que la única manera de vivir en paz y tranquilos es compartiéndolo todo como auténticos hermanos, ¿no es eso?

–Claro, algo así. Imagínate si eran ingenuos que ellos mismos se autodenominaron homo sapiens. Sólo un necio de verdad se atrevería a llamarse a sí mismo sabio.

–Jajajaja. Es verdad. Incluso me parece que pretendían conquistar el Universo con naves espaciales o algo así; ¡cómo podían ser tan tontos!

–Bueno, bueno, ya está bien de tanto burlarse; debemos de tener en cuenta que fueron nuestros antecesores, y que sin ellos, nosotros no estaríamos aquí ahora ni seríamos lo que somos.

–Tienes razón, aunque si no me han explicado mal, creo que por aquella época el ser humano fue el responsable de una de las mayores extinciones de especies de toda la historia del planeta.

–Y así fue. Las ansias de poder y la ignorancia no son buenas aliadas. La peor parte comenzó con el descubrimiento del petróleo como combustible...

–¿Petróleo? ¿qué es eso?

–Un residuo orgánico que utilizaban para casi todo. Hizo que la producción de bienes se multiplicase enormemente, y consecuentemente también la población creció en proporción. Disparó todos los índices imaginables: económicos, industriales, demográficos, medio ambientales.... Una locura. Afortunadamente se dejó de usar hace ya mucho, aunque el daño que hizo fue irreparable en muchos sentidos.

–Imagino. O sea, que pensaban que el planeta Tierra era infinito y había cabida para todo el que llegase.

–Más o menos. Esa fue la causa de otra de las grandes diferenciaciones entre ellos; había unos cuantos que tenían mucho a costa de la mayoría que apenas tenían para sobrevivir, y claro, todo el mundo ansiaba vivir como el que más.

–Es lógico. Y entonces volvemos de nuevo a lo mismo de siempre, ¿no? La escasez de inteligencia de los que tenían más, les impedía saber que compartiendo vivirían más tranquilos y serían más felices.

–Exacto.

–Pues sabes lo que te digo, que me alegro de no haber nacido en aquella época tan primitiva. Anda, deja de perder el tiempo con eso y salgamos a jugar, que luce un sol espléndido.

Pedro

miércoles, 18 de febrero de 2009

CARNAVALES EN COMANSI.



Se dice por el Reino de Comansi que son carnavales…

La princesa y el Príncipe no saben nada de esto… viven en un mundo aparte y allí, las fiestas, las determinan las letras que sus amigos van dejando a la puerta del castillo a modo de regalo…


Ataulfo, su fiel servidor, dado que él viene del mundo real, se ha ofrecido a explicarles que se trata de una fiesta pagana, donde los invitados acuden disfrazados y un baile es motivo de reunión…


Los príncipes han entendido que es una buena ocasión para, ya cerca la entrega de premios, hacer algo mundano para sus encantadores Autores, que acuden siempre de gala a sus invitaciones…

¡Haremos una fiesta de disfraces, princesa! Yo me disfrazaré de panadero, eso es algo real en su mundo ¿no? Y vos… ¿de que os disfrazaréis…?

La princesa quedó pensativa, siempre quiso ser como esas mujeres del mundo real con pantalones vaqueros y zapatos planos, con el pelo recogido en una coleta bien tensa y la cara lavada, sin más…

Bien, pues… Seremos el panadero y su esposa…


Juntos y nerviosos preparan todo, preguntándose si sus invitados serán capaces de reconocerles…

Todo está listo y los invitados… ¡Parece un sueño! Todos vienen disfrazados.


Los príncipes están en un apartado del Gran Salón, escondidos en un pequeño espacio,bajo la escalera. Ríen e intentan descubrir cada rostro bajo esas bellas máscaras.

Por delante justo van pasando…

Unos con máscaras hermosas, como Patrulich, Aheo, Alicia, Ana, Bea y Camino, que ríen juntas, mientras suben a grandes zancadas los últimos escalones del salón…


Un grupo grande se acerca… ¡Son un equipo completo de bailarinas y bailarines. Se adivinan sus caras bajo el exquisito maquillaje: de dos en dos se acercan Celia Alvarez con Elessar, Hada luna con Fausto, Hawkeye del brazo de Hilda Breer, Jorge Fenix que sujeta con cariño a Jesica P., Luismi y Nuria muy bien conjuntados, Rampy y Reina gastan bromas a todos al atravesar el puente levadizo y cerrando este gran grupo se ve a Carlos con Lamendalerenda y a Antonio Rivas con Shanty.


Un piloto viene detrás con un ejército de preciosas azafatas. Es Bowman, que se las lleva de calle. A su alrededor vienen volviéndole loco con sus risas Esther, Marinel, Luisa, Leznari, Fair Lady, Laura Cisneros, Inés, Jerusalem e Isis de la noche que hacen el conjunto de azafatas más lindo que nadie jamás vio…


Algunos vienen compartiendo una animada charla con sus dispares disfraces. Un hombre de las cavernas que parece sin duda Antiqva, magistralmente caracterizado, persigue con su hacha a La Mary Venusina que ríe nerviosa mientras intenta esquivar a Josef que le precede con Maria Rosa del brazo, ambos vestidos de piratas.


Noche Hermosa eligió un bello traje de amazona, al igual que sus dos acompañantes jinetes Oscar García y Oscar Javier.

Pedro luce un traje con alzacuellos que le cae como hecho a medida, además reparte bendiciones a diestro y siniestro, a todo el que pasa por delante, Rafael Martínez, Ricardo, Stella y Yinna Rincón que hacen las veces de príncipes y princesas de distintos famosos cuentos.

Un apuesto militar entra ahora por la puerta, con un gran puro en su boca, claro, es Sombra triste con Vegetable man, que sostienen una acalorada charla amistosa, Cuando la luna se asoma, todos están ya en el Gran Salón.


Ya han entrado y el panadero y su esposa se confunden entre los invitados, que divertidos saben desde el primer momento, quienes son… El brillo en sus ojos les delata, las miradas cómplices y el nerviosismo propio de los anfitriones…

,

Sin embargo una bonita mujer se ha colado en la fiesta del brazo de Gusmar Sosa… y nadie parece conocerla… alguien la ha llamado Carlota


Los principes, Emig y Natacha, han decidido, tras desvelar su identidad (que todo el mundo ya había descubierto), que es el momento de entregar los premios a los relatos de “Sueños".


Con la ceremonia acostumbrada, toma de la mano a su princesa con cariño, abrazando su cintura la conduce hacia sus asientos y allí, comienza a llamar a los premiados…


Queridos autores reunidos, tengo el placer de comunicaros que, los merecedores de las menciones especiales del Género literario "Sueños", con el tema "Sueño, luego existo", son:

  • Oscar García por su relato "Perdida en mi mente"
  • Antiqva por su relato "Voces y soledades"
  • Hawkeye por su relato "Espérame allí donde quiera que estés".

Este es nuestro pequeño presente para los ganadores. Tomadlo, es vuestro.


¡Un aplauso para los premiados!

En esta ocasión, más que nunca, los puntos han sido ajustadísimos... Dado que todos los relatos eran magníficos. Sin vuestros votos, queridos Autores, no hubiésemos podido decidirnos...
Enhorabuena a todos por la generosa participación y la exquisita amistad que, a estos humildes príncipes, les brindáis cada día.

Y ahora, ¡Qué siga la fiesta hasta el amanecer!
Gracias a todos por acudir.
Emig y Natacha.

lunes, 16 de febrero de 2009

Cerró la puerta y un viento huracanado, frío como la cima de la montaña de la que provenía, llegó trayéndole miles de recuerdos que se desdibujaban en violentas imágenes. ¿Cómo explicarte cuando el tiempo se suspende mientras un año, un mes o ciento cuarenta y seis días vuelven a ocurrir, minuto por minuto, en tu memoria?

Tal vez ella no hubiera querido que te contara esta historia. Tal vez hubiera preferido que permaneciera olvidada entre las hojas de un libro que contaba una historia totalmente distinta, que nada tenía que ver con la fría tarde de agosto en que se abrió la puerta que separa el mundo imposible del real.

Se había quedado dormida después de desnudar todas sus dudas frente al espejo y decirse, por última vez, que mañana “empezaría a irse” de aquel lugar. El sueño la condujo hacia un bosque desolado por el que corrió sin mirar atrás, lo más rápido que pudo. Llegó al borde de un abismo profundo, desde el que se podía escuchar un río que cantaba en las madrugadas. Se quedó allí por un momento, escuchando el insondable silencio que hacía eco de la desesperación de su pecho. Miró sus manos que temblaban estirarse en el aire, queriendo tocar la nada. Cerró los ojos para sentir lo que sus palmas sentían: un viento helado que entraba por sus dedos y se mezclaba con su sangre para que ella lo volviera a convertir en aire en el suspiro que dejó flotando en el abismo.

¿Recuerdas? Esa fue la noche en que tú soñabas con un pueblo de calles viejas al que llegabas rodeado de un olor a ciprés mojado… Cansado de un viaje que había durado toda tu vida. Un pueblo que ya conocías. Soñabas con volver a él aunque no te gustara el gris de sus días y de su gente, ni el frío de sus vientos huracanados. ¿Por qué? Te preguntabas entonces… ¿Para qué volver? ¿Tan solo porque ya todo estaba listo? Qué fatal sentimiento te invadió cuando viste las maletas hechas y debías partir, habiéndote arrepentido un segundo antes…

Pero te fuiste. Y lo primero que percibiste al llegar fue el olor a ciprés mojado, que te condujo hacia un pequeño parque en el que te sentaste a ver el agua fluir en la fuente. Esa noche irías a un bar, al pequeño bar que alguna vez conociste, para ver si en la espuma que se formaba en la orilla del dorado mar de una cerveza aparecía la respuesta a tu pregunta: “¿para qué he vuelto?”. Por un impulso que no pudiste contener miraste la palma de tu mano, recordando casi sin querer lo que algunos dicen: que ahí está escrito el destino. Fue así como tu memoria te habló del extraño sueño que tuviste la noche antes de partir: estabas sentado en la barra del pequeño bar y leíste un nombre de mujer en la palma de tu mano. Pensaste que ya era tarde para buscar señales y te fuiste al hotel a dejar tus maletas, en las que se te olvidó empacar la incredulidad.

Mientras tanto ella despertaba del sueño que todas las noches le conducía al filo del abismo. Mañana saltaré… Mañana empezaré a irme de este lugar… Se repetía mientras se vestía para salir a encontrarse con la mitad de la noche. El frío que recorría las palmas de sus manos le obligó a mirarlas. Todavía temblaban, pero de alguna manera se habían acostumbrado a las gélidas noches del páramo. Se habían acostumbrado, como ella… Sin saber cómo.

Llegó al bar. Se sentó en la barra y pidió un trago. Sacó un cigarrillo que sostuvo entre sus dedos mientas sus ojos contemplaban el segundero inmóvil de un reloj detenido en el tiempo. Estaba así, quieta, perdida en algún rincón de su mente, con el segundero inmóvil como testigo de sus pensamientos, cuando el sonido del encendedor y la pequeña llama que de repente apareció frente a sus ojos le obligaron a volver a la realidad…

“Gracias” –te dijo… “Pero todavía no pensaba fumarlo…”. Ignorando su altivez le preguntaste su nombre. Ella te miró con sus enormes ojos tristes y sin decir una sola palabra, escribió con sus dedos su nombre en la palma de tu mano…

A menudo te preguntas si viviste o tan solo soñaste todo lo que siguió a ese encuentro… ¿Cuál es la diferencia? Pienso yo… Se amaron de la única forma en que les fue permitido amar: escuchando el susurro de un nombre en el viento, percibiendo el aroma de una mujer que se convertía en aire para poder abrazarte, enviando a las estrellas las palabras que no podías pronunciar, con la esperanza de que ella elevara la mirada al cielo, de vez en cuando…

Así cerró ella esa puerta. En medio del viento huracanado que le trajo tu voz que le contaba de nuevo la historia de los dos: la historia de su viaje hacia el centro de tu pecho, donde vivirá siempre recordándote que el mundo es hermoso porque ella te ama desde el viento entre los árboles y desde la luz de esa estrella que siempre sale antes que las demás, solo para que tus ojos se llenen de cielo y sientas la presencia que ilumina con su amor cada paso que das. Recordándote también que ella navega convertida en barquito de papel, guidada por el color del amanecer que ven tus ojos, que tanto amó…

Un día soñé que se fugaban. Que dejaban atrás el gris de las calles y llegaban a tocar el arco iris a los pies de una cascada. Y entonces lo supe: en este mundo o en cualquier otro, el universo siempre conspirará para que se puedan encontrar…

Isis de la Noche.

sábado, 14 de febrero de 2009

UN NUEVO DÍA

Abrió los ojos

Sintió el tacto del frío suelo adoquinado. Dio impulso a su cuerpo con sus brazos, e hizo ademán de levantarse. Sentía las piernas y los brazos entumecidos, como si no los hubiese utilizado en varios días. Ya incorporado, su cabeza hizo un giro en derredor para inspeccionar el paisaje.


Estaba en medio de una calle oscura, con unas cuantas farolas brillando por la acera. Las casas eran de pocos pisos, con tejas de escayola roja, y parecían bastante viejas. Algunas tenían varias grietas, y agujeros del tamaño de su cabeza.

Los adoquines del suelo eran rojos, y entre ellos había finos riachuelos que se arremolinaban alrededor de las rejas de alcantarillas. Se fijó en que había varios charcos a su alrededor, así que había llovido anteriormente.

Pero su ropa estaba seca.

También se dio cuenta de que uno de los lados de la calle era un callejón sin salida. Una pared negra con inteligibles graffitis. Las casas del callejón parecían abandonadas, así que decidió que su única opción razonable era salir por el otro lado de la calle.

Había luz. Y percibió murmullos, como si sus oídos hubiesen estado tapados hasta ese momento. Se encaminó a la salida de la calle.

Y allí las farolas eran mucho más luminosas que cualquiera que hubiese visto en su vida. Y las casas tenían ventanas iluminadas, y escaparates y tiendas.

Pero la calle estaba desierta. ¿De dónde provino entonces el murmullo que escuchó antes?

Y allí estaba. Una figura solitaria vestida con gabardina y sombrero negro. Se apoyaba con un bastón. Parecía que le miraba. Pensó en acercarse para preguntarle dónde se encontraba, pero entonces…

La figura de la gabardina desenvainó un filo del mango de su bastón, y corrió raudo esgrimiendo la espada hacia él.

Inmediatamente corrió por la calle adoquinada. Las casas empezaron a deshacerse cual muñecos de cera, y unos alaridos inundaban el ambiente mientras corría por su vida. Hacía calor, y los adoquines se transformaban en brazos que luchaban por agarrarle las piernas para detener tu avance.

Sintió una garra aferrarse a su pierna. Cayó de bruces entre el mar de manos rojas. Se debatió con patadas y puñetazos para librarse de su prisión, pero era inútil. Y la figura de la espada estaba sobre él.

Y todo se volvió oscuro.

El odiado despertador sonó con furia marcando el principio de un nuevo día de clase. Estaba empapado en sudor frío. Afortunadamente solo había sido un sueño.

Y llegaba el comienzo de un nuevo día.




Luismi

jueves, 12 de febrero de 2009

ÁNGEL DE LA GUARDA

Querido ángel:

Desde pequeña creí ver tu rostro entre las sombras, esas sombras deformes y puntiagudas que como espectros se proyectaban hacia los cuatro costados. Eran momentos de inseguridad que a veces me asaltaban, en los que sólo tú me comprendías.

Te llamaba susurrando desde mi mente, para que espantaras los fantasmas. A veces llegabas a tiempo para besar mi frente, y juntos lo lográbamos… a veces me deshacía en llanto creyendo que te habías olvidado de mí. ¡Qué equivocada estaba!

Anoche te volví a sentir, cerca de mi cabecera, en medio de un sueño agitado que supiste disipar con tu ternura y tu apacible compañía.

He sido esa fea y torpe oruga tratando de pasar desapercibida para todos, salvo para ti. He sido la tímida mariposa de pesadas alas que ambicionaba emprender vuelo, pero cayendo una y otra vez mientras lo intentaba. Tú aferrabas mi mano y con cariño me ayudabas a elevarme nuevamente… ¿recuerdas…?

He tomado coraje para iniciar mi planeo en medio de un mundo hostil, pero plena de sueños por alcanzar. En todos y en cada uno de ellos estabas presente, guiándome, alentándome, acariciándome con tus manos etéreas y repletas de perfume.

Querido ángel, hoy has regresado, y con tu aura hiciste brillar mis alas más que nunca. Ángel de la guarda, acompáñame en mi vuelo… elévate conmigo por sobre los campos de flores, susurra a mi oído una plegaria de amor, aleja las nubes negras de mis sueños, pues sin tu presencia, mi frágil ser cenizas y olvido será…






La asustada mariposa
un día quiso escapar
de la pena de su alma,
de su inmensa soledad.
Apostada en su locura,
a una nube se trepó
e intentando ser valiente,
un largo viaje inició.
Con una mirada atenta,
cielos claros recorrió.
Quería sentirse libre,
y escapar de su prisión.
Paseaba sobre su nube,
pero sola se sintió
y su llanto desgraciado
en lluvia se convirtió.
El ángel que la observaba
con cariño se acercó,
le brindó la compañía
de su tierno corazón.
El ángel y Mariposa
sonríen de cara al sol,
vuelan juntos de la mano,
al son de dulce canción.


@Patrulich

martes, 10 de febrero de 2009

¿QUÉ ES UN SUEÑO?


Soñaba que era alto, que sus hombros anchos protegían su hermosa cabeza de rasgos masculinos y atractivas proporciones. Veía en su sueño cómo su pelo brillante ondeaba al compás del viento al caminar. Su torso varonil aparecía compacto, con los músculos pectorales bien definidos y la caja de las costillas recubierta por una fina capa de grasa. Sus delgadas manos recorrían los pliegues de su cuerpo para apoderarse de aquella imagen onírica fruto de su imaginación.

No sólo su físico era objeto de sus sueños. Su vida también adquiría en ellos una dimensión nueva e inalcanzable. Se veía como un triunfador rodeado de amigos llamándole por su nombre, Alejandro, que había pasado a ser una especie de mantra unificador. Todos sentían el poder que les daba girar a su alrededor y, si una sonrisa o una mirada de él los tocaba, sus vidas empezaban a tener una razón de ser. A su lado, una bella mujer de largos cabellos rubios con ojos que guardaban el más profundo secreto del mar, mecía sus días con esa entrega capaz de elevar a un hombre hasta lo más alto. En su sueño también corrían un par de hijos hermosos como su madre pero con el atractivo y la agresividad vital de él. El sueño era tan real que se sentía a veces empalagado con tanta perfección.

Al despertar tenía que dejar pasar unos minutos para soltar aquella existencia y volverse a situar en la propia. Entonces, con los ojos cerrados bajo los pesados párpados, lamentaba el fin de lo imposible y el fatal descenso hacia el mundo posible. Con un tremendo esfuerzo conseguía resbalar de las sábanas de raso y dirigirse al cuarto de baño para la ducha matinal. El agua salía caliente, no demasiado, tal como a él le gustaba. Aquella ducha le ayudaba a despertar para luego enfundarse el blanco albornoz recién lavado que Miriam había dejado doblado en la butaca.

Bajaba a la cocina para desayunar y allí ella, sonriendo como siempre, le daba un beso de buenos días y se sentaba con él a la mesa ante un café y unos bollitos recién horneados. Era el primero en salir de casa pues tenía que estar en el estudio a las 8 y en la autopista había demasiado tráfico a esas horas. El autobús del colegio recogería a los niños media hora más tarde y Miriam trabajaba desde casa haciendo traducciones para una editorial. Oía las noticias en la radio. Siempre la misma emisora, la que tenía una conexión directa con la bolsa de Madrid y daba un resumen del comportamiento de las bolsas en Asia la noche anterior. Estaba preocupado con los Hedge Funds que había comprado recientemente.

Aparcaba el coche en el parking del edificio y en cuanto abría la puerta de la oficina se podía oír el saludo de las secretarias al unísono: ‘Buenos días Don Alejandro’. Ya había llegado y todos, delineantes y aparejadores, se abalanzaban sobre él para hacerle partícipe de lo que habían estado haciendo en su ausencia la tarde anterior.

Al mediodía bajaba a la cafetería de la esquina donde, Emilio, el dueño, le tenía preparado su plato favorito. Mientras comía repasaba mentalmente el sueño recurrente con la nostalgia del que sabe que nunca lo conseguirá, que por más que lo sueñe éste se alejará más y más de él.

Y así vivió siempre. Soñando con ser lo que ya era. Fingiendo ser un arquitecto de éxito apreciado por todos con una familia perfecta. Nadie lo pudo convencer nunca de que su sueño era la realidad. Porque él vivió otra cosa. Él siempre vivió simplemente un sueño.

Sinkuenta

domingo, 8 de febrero de 2009

LUNÁTICA

Déjame llevarte hasta las costas de Morleen cualquier noche de verano. Allí el resplandor fresco de Séstar se refleja en el mar Mercurio, un enorme océano de polvo plateado tan suave y fino que forma olas brillantes y arrastra corales de ámbar bajo sus corrientes más cálidas. Con la luz de Séstar el mar se ve envuelto en mil reflejos multicolores, y las olas que lamen la orilla se funden en espuma de plata al mezclarse con la arena de olor a vainilla y canela.

Morleen vista desde la playa parece acariciar la ladera del acantilado. El pueblo resbala por entre las rocas, formando una cascada anaranjada que contrasta con el color oscuro de la pizarra debido al fulgor del mármol con el que fueron construidas las casitas. Si te fijas bien son pequeños edificios de una planta que se agrupan formando flores doradas por acá y por allá, inundando de luz cada rinconcito del acantilado.

No hay nadie que no se sienta dichoso en Morleen. Al pasear por sus callejuelas descubriremos pequeños puestos de comida y ropa, mercadillos de bisutería y herboristerías donde podremos encontrar extraños objetos y plantas aromáticas traídas de lugares muy lejanos, más allá del mar Mercurio. El aroma cálido y dulce de las cerezanas, doradas y en su punto justo de madurez al alcanzar Agosto, hará la boca agua de aquel que se resista a probar su carne jugosa y pase de largo por los puestos de fruta del parque.

Al anochecer el murmullo de las fiestas inunda cada plazoleta, y las risas y cánticos resuenan por doquier. Todas las noches hay un motivo de celebración para los lugareños, que se reúnen en las tabernas y celebran concursos de baile y de canto. A veces llegan hasta el pueblo las caravanas de los mercaderes, y entonces las tabernas se llenan de malabaristas, hechiceros, alquimistas, juglares y cuentacuentos que intercambian sus servicios a cambio de alojamiento por una noche y algo para llevarse a la boca.

Los niños juguetean con los perrilunos y los lamerocas en la playa, ajenos a las preocupaciones. Sus túnicas de lino fresco y ligero les protegen de la brisa helada, sus risas sinceras e inocentes les hacen inmunes ante las tristezas y sus cuerpos ágiles y sanos les vuelven fuertes ante cualquier peligro.

Sus padres están tranquilos porque saben que Morleen es un lugar seguro. Cuando Séstar aparece tras las montañas, una figura gigante y majestuosa desciende de los cielos y se posa sobre el acantilado, vigilando toda la bahía. Es el Morlón, el tigre alado guardián de su pueblo y de toda la región sureña de Morl. Los Ancestros, (creadores de todo lo que ha sido, es y será) forjaron hace siglos las criaturas mágicas para que cuidasen de cada región de Selene, hechas con plumas de Pegaso, sangre de sirena, piel de grifo y polvo de hadas . El Alsón, cuidador de la zona oeste de Selene llamada Als, sería una serpiente gigantesca de escamas multicolores y ojos de cristal. El Terlón de Terlan, mitad lobo, mitad macho cabrío, vigila las montañas de la región norte de Selene. El Lindrón es el guardián pez-dragón de Lindred, al Este, y surca las olas de polvo gris del Mar Mercurio hasta Lind.

Dicen que los Guardianes nunca abandonan sus tierras, porque de ser así morirían. Con su muerte, además, aquella región que estuviese bajo su protección caería entonces en manos de la oscuridad más terrible, de las desgracias más inimaginables. Es por ello que los habitantes de Morleen adoran a su Tigre Alado, le guardan fiel respeto y cada noche se llenan de alivio al verle descansar sobre el acantilado con el brillo de Séstar arrancando destellos plomizos del pelaje de su lomo.

Si me lo permites, quiero mostrarte el color melocotón del cabello de las Damas. Ellas, las nueve herederas al trono de Morleen, hijas del sumo sacerdote Trántor, aguardan cada ocaso desde sus aposentos reales a que Séstar llegue a lo más alto del cielo. Ningún habitante de Morleen pudo jamás hablar con ellas, puesto que la tradición impide a las muchachas salir de palacio o dirigirse a cualquier persona que no tuviese sangre real.

Por eso las Damas son el tesoro mejor guardado de los lugareños, su mayor secreto y misterio. Hay quienes aseguran haber visto sus cabellos de oro, sus bucles delicados resbalando por sus rostros de piel violeta. Dicen que la belleza sin igual de sus princesas es comparable a la de las sirenas del mar Mercurio, a la de las diosas. Otros, a menudo ignorados, aseguran haber escuchado un cántico celestial al pasear cerca del Palacio de Marfil, e incluso se atreven a decir que se trataba de las voces tristes de las Damas que, suplicantes, salen a la terraza de sus aposentos para dedicarle a Séstar sus canciones lastimeras.

Lo que nadie se imagina es que no es la voz de las Damas la que inunda de tristeza los jardines de palacio cada medianoche, sino la voz de sus arpas. Sentadas en un círculo perfecto sobre el mármol naranja, con sus vestidos de seda desparramados por el suelo y sus cabellos de oro ondeando con la brisa, ellas se abandonan al calor cómplice de sus arpas y tocan hasta el amanecer. En sus canciones, susurros agridulces que se mezclan por entre las palmas del jardín, las Damas nos narran historias y cuentos en los que los Guardianes desaparecen de Selene y una docena de dragones oscuros se hacen con el poder de todo lo que existe. A veces también le dedican a Séstar sus canciones más tiernas y dulces, con las que las muchachas se muestran melancólicas y su música se vuelve poesía.
Pero una noche al año, aquella en la que Séstar desaparece tras la negrura de Tierra, las Damas se esconden en lo más profundo de sus jardines y tocan algo diferente. Tumbadas sobre las rocas del mirador, el punto más alto de Morleen desde donde se puede divisar incluJustificar a ambos ladosso las costas oscuras de Lindred, la voz del arpa le canta a Melana, diosa del Amor. Las princesas unen sus ruegos hasta formar un canon mágico que suplica compañía, cariño, comprensión. Quizá, si consiguiesen enternecer el corazón de la diosa, sus voces sean escuchadas y alguien les permita hacer realidad sus sueños.

Quizá. Todo puede suceder en Selene, ese mundo extraño y misterioso que gracias a un libro yo creé en la Luna y que se me repetía en sueños siendo sólo una niña. Ojalá pudiese darte la mano, cerrar los ojos y poder mostrarte la suavidad del mar Mercurio, el olor de las cerezanas, el resplandor del pelaje del Morlón esta misma noche…

Bea (La rizos)

viernes, 6 de febrero de 2009

SOÑÓ…

La boca le sabía a besos, a miel... Con la respiración agitada, tumbado boca arriba en su cama. Ella estaba tranquila a su lado, ajena, ausente de lo que aquella noche había ocurrido apenas a unos centímetros de su espalda.

La miró... en realidad amaba a aquella mujer, ¿cómo no hacerlo? madre de sus hijos y compañera de su vida, ambos habían construido el nido en el que vivían... Criado a los pajarillos que en breve echarían a volar...

Con ella podía mostrarse tal cual, sin encoger la tripa, sin miedo a que la incipiente papada estropease la mirada más romántica...

Sin embargo, aquella noche, ella, aquella otra mujer… se había colado en su cabeza. Insistente, insinuante... sus grandes ojos negros y su piel dorada habían sido suficientemente convincentes para dejarse llevar...

El lugar donde estuvieron carecía de grises, todo eran colores, suaves, intensos a ratos y brillantes, incluso en ocasiones como si hiriesen los ojos...

Ella le conducía segura por calles de casas pintadas de colores. Nadie parecía habitar aquel lugar. Hacía calor, el sol acariciaba su espalda y reparó que iban semidesnudos. Ni pudor sintió...

Al final de la calle, una pequeña casita esperaba para ellos, con la puerta entreabierta... azules añil, rosas y morados les acompañaban en el camino y un verde hierba cubría las ventanas de la casita. Albero y teja, su fachada… como un cuento de hadas, de hadas de colores…

Ella se giró y sus ojos, ahora de otro color, con un leve gesto, sonrieron sólo para él...provocándole, invitándole…

Entrar en la estancia era entrar en las nubes, en el cielo, en una fábrica de sensaciones, olores y colores que embriagaban sus sentidos...Ella comenzó a acariciar sus cabellos y el contorno de su rostro, mientras le miraba, dulce. Una borrachera de latidos parecía aplastar su cabeza. Sin dejarle pensar, razonar o resistirse…

Su cuerpo respondió de inmediato y se amaron, se amaron con ternura, pasión… la tomó entera, sin condiciones… sin remedio.

Ambos cuerpos bailando la danza del amor. Dos cuerpos en uno solo, en perfecta comunión. Cabalgaron sobre las nubes, durante un tiempo que le pareció tan breve… deseaba seguir allí, continuar dentro… en aquel calido lugar que ella le regalaba… Cuando una explosión de luz cegó sus ojos...

A través de la puerta la luz se tornó acogedora, protectora, tomando tonos crema e invitándole a salir...

Ella… ya no estaba. Cerró los ojos saboreando aún su aroma.

Aún jadeante sintió la necesidad de caminar hacia la puerta y así lo hizo... se encaminó despacio, una sensación entre miedo y una atracción irresistible le movía los pies, despacio, uno tras otro, dio los pocos pasos necesarios para atravesar el quicio de la puerta...

Entonces se encontró frente a sí, en la cama… Pero... hace un instante... ¿Qué hago aquí...?

Bordeó la cama y vio a su compañera dormida y a él mismo, a su lado... Sin entender nada comenzó a resonar una cancioncilla en su cabeza, de la que no fue consciente, hasta que se paró a escucharse a sí mismo...

“Soñó que soñaba...
Soñó que la amaba,
que tomaba su cuerpo,
soñó que soñaba ...
que todo era cierto

Soñó que soñaba,
que bebió su pecho,
que respiró su aliento...
Soñó que soñaba
que estuvo dentro...

Y quedó tendido,
jadeante, abatido...
Soñó que soñaba
que estaba herido...

Y ya despierto,
soñó que soñaba...
que había muerto...”

Caminó entonces hacia la luz, con paso firme, sin mirar atrás… Allí dejó todo. Ya que nada podía llevarse al lugar que esa mujer le había mostrado. Ese ángel que puso en sus manos, a su alcance, el placer, el amor… sin fronteras, sin ley, sin normas… sin más…

El lugar: Un hermoso valle, donde sólo sentir, es importante… De donde volver… ya no es posible.

Natacha

miércoles, 4 de febrero de 2009

DESPERTAR



Yo estaba atrapado en la pre-realidad, esa a la que acostumbramos llamar sueños. Al despertar conservaba vagos recuerdos: imágenes y sensaciones de algo que parecía real. Yo era un samurái en sus últimos momentos. Me hacía el harakiri, no recuerdo la razón. Debía ser alguna mancha en el honor de las que esos personajes lavaban con su propia sangre.

Después de clavar el afilado y frio metal en mi propio cuerpo, tomaba plena conciencia de lo inevitable: el más allá inminente, sin marcha atrás; la luz, el destino que me correspondiera, cielo o infierno. Tuve un último deseo: tener una nueva oportunidad.

Tras ese último deseo desperté a esta realidad, ésta de la cual estamos tan seguros como lo estamos de los sueños mientras dormimos. He estado dormido. ¿Por cuánto tiempo? ¿Ocho horas? ¿Treinta años? Estuve en lo más profundo del sueño y poco a poco fui despertando gracias a la meditación, el autocontrol y la compasión.

¿Era solo un sueño? ¿Qué es un sueño, mas que un paso previo a la realidad, una posibilidad abierta? Los padres sueñan con tener hijos antes de tenerlos, los ingenieros sueñan con nuevas maquinarias antes de crearlas y los autores, con nuevas obras y personajes. ¿Soy el sueño de un samurái hecho realidad? ¿Una nueva encarnación que me permite aprender, corregir defectos, ganarme un mejor destino?

Sepa quien encuentre estas líneas que mientras pasaban las horas he comprendido dos cosas. Primero, que las imágenes de esa supuesta vida anterior no eran tan ilusorias como al principio pensaba. Segundo, que las cosas que me rodean no son tan reales como las creemos.

Está sucediendo algo increíble mientras escribo estas líneas: el mundo a mi alrededor parece cambiar, como si se volviera transparente, como si dejara caer sus máscaras para dejarse ver como realmente es, cuando resulta que soy yo el que cambia. Creo que ya se como referirme a este suceso: estoy despertando. Como suele suceder, el hecho de tomar conciencia de una ilusión permite superarla.

Cada vez me cuesta más escribir, limitarme a estos símbolos que formaban parte de la prisión de mi mente. Estoy alcanzando otra forma más elevada de existencia, y no hay palabras para describirla. Solo puedo agregar una cosa: esa oportunidad por la que rogaba el samurái, ha sido muy bien aprovechada.

Jorge Fénix

lunes, 2 de febrero de 2009

AL FINAL SOLO UN SUEÑO

Sentada en la orilla del mar podía sentir como la suave brisa de la tarde acariciaba su cara, y al aspirar el olor del mar le llegaban recuerdos de su infancia.

Podía recordar los años de su niñez, cuando como todos los veranos iban a pasar los días en la playa, ay aquellos maravillosos días en que todos estaban juntos, también recuerda cuando ya de adolescente iba con sus amigos y ese chico que le quitaba el sueño, tumben ya no era lo mismo, como han cambiado las cosas, la vida pasa y vas dejando a gente en el camino,por unas causas u otras todo cambia, los amigos, el trabajo, los amores, todo, ya nada es lo mismo, y aunque aveces sientas añoranza tienes que seguir adelante y ver lo que la vida te depara, otros amigos, nuevos destinos, nuevos amores, solo hay algo que nada cambia es la familia.

Cierra los ojos y aspira el olor a mar, de repente oye una voz que la llama:

—Ana, ven a por la merienda.

Es su madre que la llama, para que vaya a merendar, ella corre hacia donde se encuentra y aunque a regañadientes coge el bocadillo de chorizo que su madre le a preparado.

—No te vayas a la orilla cómetelo aquí.

Ana se come el bocadillo rápido para poder volver al agua a jugar con sus hermana y sus primos. Cuando se dirige a donde están los demás su madre le recuerda que no puede bañarse hasta que no haya echo la digestión.

Así que se queda en la orilla haciendo castillos de arena y jugando con sus primos, como le gusta el tacto de la arena mojada en sus manos y el olor a sal, cuando ya a pasado un rato deciden coger la colchoneta y meterse en el agua.

—No os alejéis mucho -dice su padre.

—Tranquilo que no nos vamos alejar -le contesta su hermana.

Cogen la colchoneta y se meten en el agua ahí se tumban sintiendo el sol en sus caras, y disfrutando de la tranquilidad y el silencio del madre, se lo están pasando en grande. Ana decide tumbarse con los ojos cerrados sintiendo el sol y la brisa en su cara.

De repente una voz conocida le llama:

—Venga Ana cariño, vámonos a casa.

Se despierta y vuelve a estar en la playa pero no tiene 9 años ni esta con sus padres tiene 30 y esta con su marido dando un paseo por el mar.

Todo ha sido un sueño, un sueño maravilloso.


Luisa