ESTAMOS PUBLICANDO AHORA LOS RELATOS DE: GÉNERO: "LIBRE"; TEMA: "EMPECEMOS JUNTOS".

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sábado, 29 de noviembre de 2008

LA ESTRELLA DE LOS DESEOS

Cuenta la leyenda que hay una noche del año en que las estrellas dejan de ser estrellas y se transforman en hadas. Que una de ellas, la más bondadosa, brilla con más fuerza en el cielo y permite que nosotros, los humanos, la distingamos y admiremos por su belleza. En esa noche mágica, si le pides un deseo a ese hada-estrella iridiscente ella se apiada de nosotros y transforma nuestros sueños realidad justo al cabo de un año.

Nadie sabe cuál es esa noche especial en la que se lleva a cabo el milagro, y por eso hay que estar muy atento cada ocaso y tratar de encontrar en la inmensidad azabache algún indicio de magia.

Mi madre solía contarme esa historia cuando yo era una niña y nos sentábamos a charlar en la terraza de nuestro pisito de Málaga después de cenar. Yo, maravillada, alzaba la mirada al cielo y me perdía por entre el titileo de las constelaciones y el rastro centelleante y plateado de las estrellas fugaces.
Una noche de octubre llegué a casa después de pasar una agradable velada de cine y palomitas con mis amigos. Tenía quince años y la mente repleta de ilusiones y planes de futuro; con esa edad toda yo era alegría, una alegría inocente que aún no se había corrompido con dosis amargas de realidad o estrés.

Y la vi. Al sentarme en la terraza (tal y como hacía entonces y aún hago cada noche) y relajarme contemplando el cielo, divisé la Osa Mayor. Estaba enorme y radiante quizá por la atmósfera limpia y despejada, y entonces me acordé de la leyenda de la estrella de los deseos y sonreí. Cerré los ojos durante un minuto y pensé que sería maravilloso si ese hada-estrella pudiese hacer realidad alguno de mis sueños, como por ejemplo poder escapar de esa ciudad pequeña que me aprisionaba, conocer otros lugares y personas y, el más importante de todos, enamorarme. ¡Qué muchacha no sueña alguna vez con enamorarse de verdad, con ser correspondida!…

Han pasado muchos años desde entonces. Ahora tengo veintisiete y ya no creo en cuentos de hadas ni leyendas mágicas, pero anoche sucedió algo que hizo tambalearse por un segundo la base realista de mi razón.

Yo acababa de cenar y salí a la terraza de mi nuevo ático de Barcelona. Me senté a contemplar la ciudad cuando mi novio (con quien vivo) llegó de trabajar con una sonrisa enorme y una rosa en las manos.

—¿Sabes? —Me dijo dándome un dulce beso en la mejilla— Hoy hace un año que viniste a vivir aquí conmigo, y hace exactamente dos años que nos conocimos. ¿No lo habías pensado?

Pues no, lo reconozco. Sé que era nuestro aniversario (tenía un paquetito envuelto con cariño para él) pero no había caído en la cuenta de que fue ese mismo día (el quince de octubre) cuando le conocí.

Y ordenando fechas en mi memoria, le oí decir a mi lado:

—Mira qué cielo hay esta noche. La Osa Mayor parece que fuese a explotar, de tan brillante.

Quince de octubre. También fue un quince de octubre cuando le pedí mis deseos a mi estrella… y comprendí, sonriendo, que a veces no hay que perder la ilusión ni dejar de creer en la magia.

A fin de cuentas, incluso los astros de luz pueden retrasarse alguna vez pero siempre cumplen, aunque sea dieciséis años más tarde.

La Rizos

16 comentarios:

Luismi dijo...

cuantas veces me habré quedado prendido del cielo una noche en el campo, buscando mi estrella...

nunca pierdas esa inocencia :)

Marinel dijo...

¡Qué bonito,Bea!
¿Ves? todo concuerda...la magia existe...
Nunca hay que perder la ilusión de creer en ella, de creer en la ilusión, en la imaginación...
Porque como tú misma has comprobado...¡todo es posible!
Precioso texto.Me ha encantado.
¡Qué maravilla es este blog,¿eh?!
Besos,guapa.

Patricia López dijo...

Precioso todo, desde la primera a la última línea... me he quedado prendada.
Felicitaciones, Bea!!

I. Robledo dijo...

Amiga, precioso relato... Me ha encantado.

Claro que, contando con la magia de esa estrella, te ha tenido que ser facil que el relato te haya salido "bordado".

Un abrazo, y felicidades

Esther dijo...

¡que bonito!tiene magia la leyenda que contaron a la protagonista de pequeña y mira por donde esa magia y fantasía se hizo realidad..

besos

Jorge dijo...

Bonita historia, biem armada, con sentimiento, conclusion verisimil y final feliz. Da gusto leerla.

PRUEBAS 2013. dijo...

Precioso, muchos ánimos a tod@s¡¡¡¡¡

Autores Reunidos dijo...

Bea, querida, vuelves a regalarnos tus letras... suavemente uno va imaginando esa estrella que todos hemos buscado alguna vez....
A ti te sonrió, sin duda...
Un preioso relato, como ya es costumbre por este dichoso Reino Mágico...
Gracias y enhorabuena, cielo.
Natacha.

La Rizos dijo...

Muchísimas gracias a todos, ya que de nuevo me regaláis vuestras dulces y generosas palabras y me animáis la tarde (helada) de domingo... Si vuelvo a ver a mi estrella, le pediré un par de deseos para vosotros ;)

Pedro Estudillo dijo...

Sencillamente genial. Ahora mismo salgo al patio, quizás tenga suerte y sea hoy la noche de las hadas.
Felicidades por el relato.
Besos.

isis de la noche dijo...

Guao.. qué lindo, tierno y conmovedor relato..

¿Sabes algo?... Cuando uno desea algo con todo el corazón, las estrellas escuchan y te lo conceden.. Y llega cuando tiene que llegar.. no antes ni después..

Por eso JAMÁS me canso de mirar el cielo, de pedir deseos a las estrellas, de soñar con todo lo que quiero..

Precioso relato...

Un besito

Oscar García dijo...

Qué tierna historia. Ojalá a todos se nos cumpliesen los deseos como a tí.
Saludos

Ana Garcia dijo...

No hay que dejar de creer en la magia por muy mayores que seamos. Tarde o temprano se hará notar de alguna forma:-)

Una historia preciosa Bea, me has trasladado a mi época infantil cuando contemplaba desde mi también querida Málaga las estrellas con mi abuela.

Un beso guapa

AHEO dijo...

Muy tierno este texto... y sí, cuando creemos en la magia es my posible que nuestros sueños se cumplan.
Haydeé :)

Anónimo dijo...

Jamás rizos, jamás; debe ser que soy una eterna soñadora, vivo en mi propio mundo, abstraída de la realidad... Aún así todavía no he encontrado a mi hada estrella; acabaré hllándola, seguro. Un beso

Autores Reunidos dijo...

Me gusta el relato porque te traslada al mundo de la sencillez, junto a lo invisible de la vida. También los comentarios, como siempre, pero en este caso, me quedo con Luismi y su "nunca pierdas esa inocencia"

Inocencia... a veces me pregunto si ahí anida la sabiduría...

Besos, Bea.

Emig